Planes sociales, comedores sin recursos, cooperativas, manifestaciones, marchas, desocupados, pobres, cortes de calles y ollas populares. El universo de los movimientos sociales es tan amplio y heterogéneo como el peronismo, y tan compacto y similar en los reclamos como el sindicalismo.
Sin embargo, existen diferentes sectores dentro del mundo social y político donde confluyen las organizaciones. Hay también divisiones internas vinculadas al camino a seguir para llevar a cabo los reclamos. Ambos sectores buscan siempre negociar con el Gobierno para obtener mayor subvención del Estado o puestos de trabajo. La diferencia es cuál es el margen de negociación que quieren emplear.
El sector más duro y pequeño es el que encarnan el Polo Obrero, Barrios de Pie-Libres del Sur y Movimiento Teresa Rodríguez (MTR). Son quienes protagonizaron el acampe por 48 horas hace una semana para pedir mayor cantidad de planes sociales y más aportes estatales para los merenderos. Actualmente no tienen diálogo con el Gobierno y son los más radicales para llevar acabo las manifestaciones. En conjunto pueden concentrar cerca de 80.000 personas en diferentes puntos del país.
El ala negociadora la encabeza el tridente Cayetano, como se conoce al armado donde confluyen la CTEP - con cerca de 12 movimientos sociales en su interior entre los que sobresale el Movimiento Evita - , Barrios de Pie-Somos y la Corriente Clasista y Combativa (CCC). A ese sector suelen sumarse el Frente Darío Santillán y el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL).
Ese espacio representa el sector más dialoguista de las organizaciones sociales y el más masivo. Es capaz de movilizar hasta 250.000 personas en todo el país en una “jornada de lucha”, como suelen denominar a los reclamos que realizan en las calles.
El ala dura
El Polo Obrero es conducido por el ex ferroviario Eduardo Belliboni y es apoyado por el Frente de Izquierda, donde hoy se encuentran la mayor parte de las facciones de esa corriente política y sobresalen los dirigentes Nicolás Del Caño, Romina del Plá, Mirian Bregman y Néstor Pitrola. Movilizan a 30.000 personas y están presentes en 16 provincias del país.
La organización se fundó en 1999 para reclamar trabajo genuino. La germinación de ese movimiento de desocupados se dio como consecuencia de los piquetes en General Mosconi y Cutral Co, Neuquén, que habían tenido lugar tres años atrás por los despidos generados luego de la privatización de empresas estatales.
Después de la crisis del 2001 la agrupación creció exponencialmente debido a la falta de trabajo y el enfriamiento de la economía. Se desinfló durante el primer mandato del kirchnerismo para convertirse en una expresión mínima y comenzó a crecer lentamente en el 2008 cuando la crisis económica internacional impactó en la generación de empleo en el país. Durante la gestión de Mauricio Macri volvió a aumentar su volumen debido a la caída del empleo y el aumento de la pobreza.
Barrios de Pie-Libres del Sur es una de las facciones de la organización social nacida en enero de 2002 que se dividió en septiembre de 2018 cuando un sector conducido por Daniel Menéndez y Victoria Donda propuso acompañar una propuesta electoral en la que confluya el kirchnerismo y el peronismo. Ambos dirigentes se fueron y fundaron Barrios de Pie - Somos y terminaron sumándose al Frente de Todos.
La parte de la agrupación que no quiso seguir ese camino designó a Silvia Saravia como coordinadora. Ese espacio tenía un concepto claro. Ni Macri ni Cristina. El mismo lema que identifica a Roberto Lavagna, candidato presidencial al que respaldan en estas elecciones. La fracción que se quedó es menor. La mayor parte de la organización en Buenos Aires, CABA y Córdoba se fue detrás de Menéndez, el referente de la facción que forma parte de Los Cayetanos.
Barrios de Pie es la construcción territorial de Libres del Sur, la fuerza política que actualmente conduce Humberto Tumini. Tiene representación en 22 provincias y en la ciudad de Buenos Aires. El único lugar donde no está presente es La Pampa. A nivel nacional es capaz de movilizar unas 40.000 personas. Con el Polo Obrero está unido en los reclamos sociales pero siguen diferentes caminos en los respaldos políticos.
A las convocatorias de las dos organizaciones se suele sumar el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), que tiene tres facciones: La histórica, CUBA y 12 de abril. Oscar Kuperman es el líder de la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBA) del MTR y uno de los referentes del movimiento a nivel nacional. Este tridente más duro suma además a unas 17 organizaciones pequeñas que acompañan las protestas en la calle, los acampes, las ollas populares, los cortes y las marchas.
Tanto en el Polo Obrero como en Barrios de Pie, las agrupaciones más grandes, no se consideran duros. Aseguran que sus múltiples y extensos reclamos se deben a que el gobierno nacional los deja afuera del reparto de planes y la asistencia para los comedores y merenderos.
El sector dialoguista
El tridente Cayetano, que tomó ese nombre luego de que el 7 de agosto de 2016 las organizaciones que lo componen marcharan en conjunto pidiendo la emergencia alimentaria en el aniversario de San Cayetano, es considerado el más dialoguista debido a la interacción fluida que ha mantenido con el gobierno de Mauricio Macri durante gran parte de su gestión.
Está compuesto por la CTEP, Barrios de Pie-Somos y la Corriente Clasista y Combativa (CCC). En total pueden movilizar a unas 250 mil personas en todo el país. El tridente tiene como objetivo a corto plazo lograr la personería gremial y convertirse en una especie de gremio de lo que denominan trabajadores de la economía popular. Es decir, personas que no tienen trabajos estables, ni trabajan en relación de dependencia o en blanco. Son aquellos que, como lo suelen explicar en el interior de esas organizaciones, se crean su propio trabajo.
Junto al triunvirato se mueve el Frente Darío Santillán y el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). En general se acoplan a los reclamos más importantes que lleva adelante Los Cayetanos, como fue el de la emergencia social. Entre ambos pueden movilizar alrededor de 35 mil personas en todo el país.
Los Cayetanos son masivos y negociadores. Reciben la mayoría de los planes sociales brindados por el Estado y se abroquelaron detrás de las candidaturas de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En el 2017 los tres sectores apoyaban diferentes espacios políticos. En el 2019 decidieron acordar un mismo camino electoral con el fin de apoyar una fórmula que pueda vencer a Mauricio Macri.
El triunvirato Cayetano
La organización social más grande que forma parte del tridente es la CTEP. Fundada en el 2010 con el fin de convertirse en una agrupación que incluya los desocupados y trabajadores en negro, y que pueda tener una representación institucional más formal. Su secretario general es Esteban “Gringo” Castro, un dirigente proveniente del Movimiento Evita.
La CTEP se sostiene sobre tres pilares: el Movimiento Evita, que lideran Emilio Pérsico, Fernando “Chino” Navarro y Leonardo Grosso; el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que conduce Juan Grabois; y el Movimiento Popular La Dignidad, del que es secretario general Rafael Klejzer.
Dentro de la organización están también el Movimiento Libres del Pueblo, el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, el Comedor Los Pibes, la organización 22 de agosto, La Poderosa, el MTD Aníbal Verón, Octubres, el Movimiento Nacional Campesino Indígena, Ciudad Futura y el Encuentro de Organizaciones. Además, forman parte del espacio cooperativas, comedores y asociaciones civiles.
La organización tiene como premisa conseguir ayuda social y del Estado entablando un diálogo con los gobiernos, la Iglesia Católica, la CGT y las asociaciones civiles. Han logrado concentrar a la mayor cantidad de movimientos sociales en su interior y así multiplicar su poder territorial en todo el país, especialmente en CABA, donde se llevan a cabo las principales protestas.
La CTEP obtuvo la personería social el último día de la gestión de Cristina Kirchner, lo que les permitió formar parte de la negociación por el salario mínimo, vital y móvil. Ahora buscan dar un paso más. Lograr la personería gremial y, en un segundo paso, poder ingresar a la CGT para discutir paritarias como un sindicato más. En este caso sería el de los trabajadores de la economía popular.
El Frente Darío Santillán que conduce Dina Sánchez y el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) que es liderado por Marianela “Pini” Navarro, suelen acoplarse a los pedidos y reclamos del tridente. Ese bloque de organizaciones es el que tiene mayor poder de convocatoria y ha sido el principal interlocutor del Gobierno cuando la crisis empezó a asomar.
Las organizaciones que confluyeron en el sector dialoguista tuvieron una buena relación con la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, durante los primeros años de la gestión macrista. El diálogo quedó obstruido a fines del 2017 cuando desde la Casa Rosada impulsaron la reforma previsional y se tensó completamente cuando en mayo de 2018 el gobierno recurrió al FMI para lograr su apoyo financiero.
Los Planes
El Estado entrega aproximadamente 450.000 planes sociales en todo el país. Casi la mitad de esos planes los reciben los movimientos sociales que integran el ala dura y el triunvirato dialoguista. Cerca de 200.000 asignaciones que tienen como valor de referencia el salario mínimo, vital y móvil. Cada plan equivale al 50% del salario básico que al día de hoy está en $12.500.
El sector dialoguista recibe alrededor de 150.000 planes, de los cuales unos 40.000 los cobran beneficiarios que son parte del Movimiento Evita. El ala dura recibe cerca de 40.000 planes. Además, hay 10.000 asignaciones que están repartidos entre las diferentes vertientes de la CTA, proyectos productivos reales y cooperativas. Un puñado menor destinado a beneficiarios que están cerca del sector más duro.
Los 250 mil planes restantes tienen destinatarios desde 2009, cuando durante el gobierno de Cristina Kirchner se entregaron los planes Argentina Trabaja y Ellas hacen. El gobierno de Macri concentró a todos bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social. Cerca de 190 mil los reciben algunos gobiernos provinciales y otros municipales, principalmente en el conurbano bonaerense. Además, el Estado hace frente a 1.800.000 Asignación Universal por Hijo (AUH) que en la actualidad escala $11.000 cada una.