"Siempre tu me decías, que las obras eran mentira, que nos iban a sacar de acá, que por eso nadie les creía, creía, señor. Cómo pude dudar así, si ahora lo veo… Ya llegó, vos las ves, con Larreta el barrio está bien. Votaló, ya sabés, la urbanización vino con él…"
La letra, adaptada a la popular cumbia "Jurabas tú" de la banda santafesina "Los del Fuego", empezó a sonar desde hace algunos días por parlantes del Barrio 31 y de otros asentamientos. Y buscaban que se viralice por WhatsApp entre los vecinos de esos barrios.
La derrota de las elecciones primarias en el Barrio 31, la urbanización ícono en la que el Gobierno de la Ciudad invirtió cientos de millones, obligó a Horacio Rodríguez Larreta a replantear su estrategia de campaña de cara a las generales de octubre.
En el 2015, en las primarias para jefe de Gobierno que disputó frente a Gabriela Michetti, Rodríguez Larreta perdió por solo cuatro puntos contra el Frente Para la Victoria. Hace seis domingos, Matías Lammens, el candidato del Frente de Todos, lo aventajó por casi 47 puntos. En la sede de la calle Uspallata no esperaban tamaña derrota.
A un mes y diez días de las elecciones, el jefe de Gobierno ordenó sacar a todo el aparato a la calle y cerrar acuerdos políticos transitorios con quien sea. La foto de la semana pasada junto a José Luis Espert, uno de los candidatos presidenciales que no presenta postulante en la Ciudad, llevó semanas de negociaciones entre los equipos del economista y del alcalde, con Diego Santilli a la cabeza.
Con Matías Tombolini, que sacó poco más de 7 puntos bajo el paraguas de Roberto Lavagna, no hubo caso, a pesar de insistentes y jugosas conversaciones.
A pesar de la profunda crisis económica, que hirió de muerte a los proyectos de reelección de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal, Rodríguez Larreta trabaja para sacar un voto más del 50% que le permitiría ganar en primera vuelta. Envalentonado, Lammens busca lo contrario: forzar un balotaje y llegar a noviembre cara a cara contra el jefe de Gobierno.
La semana pasada, Roberto Zapata, el psicoanalista español que integra el equipo de Jaime Durán Barba, entregó los últimos resultados de los grupos focales realizados en la Ciudad y analizados por el consultor ecuatoriano, cuya opinión se devaluó después de las PASO al ritmo del peso argentino.
Hubo conclusiones levemente optimistas. La primera: más del 95% de los electores estudiados dijeron que no tenían previsto cambiar el voto, según pudo reconstruir este medio del equipo de campaña porteño de Juntos por el Cambio. Con proyectados, los votos a favor del oficialismo local estuvieron en torno al 50%.
La segunda: la imagen del Presidente, cuya suerte electoral va pegada en la boleta de la Ciudad por primera vez tras la aprobación del nuevo Código, no se deterioró tras las primarias. Se mantiene, a pesar de la agudización de la crisis pos PASO. "El porteño aún tiene un buen recuerdo del paso de Macri por la Ciudad", explicó un miembro del equipo de campaña municipal.
Y la tercera. El staff larretista mandó a medir un eventual escenario de balotaje. ¿El resultado? 12 puntos arriba de Lammens, según las fuentes.
Para el jefe de Gobierno, solo una catástrofe mayúscula de la economía le propinaría un golpe a su reelección, a pesar de que en las últimas semanas la preocupación electoral registró un crecimiento en la sede de Uspallata.
Rodríguez Larreta volvió este lunes de Washigton. A la tarde, se ausentó de la reunión de Mesa de Acción Política que todos los comienzos de semana tiene lugar a las 5 de la tarde en Casa Rosada, en los salones presidenciales. Lo reemplazó Santilli, que por estas horas tenía previsto partir a Roma, a un viaje de gestión vinculada con la seguridad. Elisa Carrió, Miguel Ángel Pichetto, Rogelio Frigerio y Vidal tampoco fueron de la partida.
Sí estuvieron los radicales Luis Naidenoff y Mario Negri, y Patricia Bullrich, cuya imagen le sirve al jefe de Gobierno en los barrios más acomodados de la Ciudad, y en los del sur. La ministra, por el contrario, tiene altos niveles de impopularidad en las clases medias progresistas.
En el sur, como en las villas urbanizadas en estos años, el Gobierno porteño desplegó en estos días toda la artillería de la maquinaria estatal. Saturó de punteros. Ahora, la administración local no tiene empacho en apelar a viejas prácticas que el gobierno de Macri se encargó de defenestrar este tiempo. En el sur porteño, la performance del Frente de Todos tuvo su mejor anclaje.
En el Barrio 31, por ejemplo, hubo reproches internos antes de las primarias porque los responsables de ese enclave optaron por no entregar miles de juguetes en las semanas previas al día del niño.
La derrota cambió los planes, que ahora pasan por saturar, saturar y saturar. Cómo ya publicó este medio, la presencia de funcionarios, empleados, asesores y militantes en las calles se multiplicó. En las PASO se colocaron solo 15 mesas por comuna. En el 2017, el número había llegado, en total, a 1.500. Quieren quebrar ese récord.
Es que, para la estrategia pos macrista que el jefe de Gobierno se imagina después de diciembre, la retención de la Ciudad es clave. Fundamental.
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