Antes que concluya este martes, Hernan Lacunza llamará al celular de Alejandro Werner para ajustar su agenda de trabajo con las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI). Werner es director del Hemisferio Occidental del FMI, tiene excelente relación con Lacunza y recibirá al ministro de Hacienda entre el 26 y 28 de septiembre en sus oficinas de Washington.
Aún resta resolver en la Casa Rosada si Mauricio Macri, que viajará a la Asamblea General de Naciones Unidas, incluirá a Lacunza en su reducida comitiva oficial que ya integran el canciller Jorge Faurie, el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, y el vocero presidencial Ivan Pavlovsky.
Si esa fuera la decisión de Macri y vuelan juntos, el ministro de Hacienda contactará a inversores y banqueros en New York City -sede la ONU- y luego viajará a DC para completar una agenda de trabajo que además incluye al Banco Mundial (BM), al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y un probable cónclave con David Lipton, el director gerente del FMI hasta que asuma Kristalina Georgieva, sucesora de Christine Lagarde.
Cuando Werner levante el teléfono en Washington, Lacunza insistirá con el rápido desembolso de los 5.400 millones de dólares que el FMI debería girar en los próximos días, si respetara la letra fría del Standby Agreement que firmó con Argentina.
Pero eso no sucederá: en el Fondo consideran que ese Standby ya está inerte y que Macri y Lacunza deberán esperar hasta la asunción de la nueva directora del Fondo, Kristalina Georgieva, y los resultados de las elecciones de octubre para tener novedades de los millones de dólares que se deberían depositar durante septiembre en las arcas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
El presidente y su ministro de Hacienda sospechan de la decisión que asumió el FMI y todavía no comunicó oficialmente. Por eso Macri y Lacunza diseñaron medidas económicas y financieras que implican evitar la fuga de dólares y defender las reservas del Banco Central, dos decisiones políticas que permitirían mantener la estabilidad de los mercados aunque no se desembolsen los 5.400 millones de dólares.
Entonces, frente a las posibles argumentaciones de Werner alegando que aún no hubo revisión formal del FMI en Buenos Aires, que no se redactó el Staff Report, que Georgieva no sucedió formalmente a Lagarde, que el Board no se reunió, y que cuando se reúna aguardará los resultados electorales de octubre, el ministro de Hacienda igual tendría margen de maniobra para controlar a los mercados con las reservas del BCRA.
Está previsto que Werner reciba a Lacunza junto a Roberto Cardarelli, jefe de la misión técnica en la Argentina, y que los tres analicen la situación económica del país. Werner y Cardarelli no estaban seguros de firmar un Standby Agreement con Argentina por 57.000 millones de dólares, pero su poder de resistencia fue mínimo ante la presión ejercida por Donald Trump desde la Casa Blanca.
Lacunza participará del homenaje a los 60 años de la creación del BID y no se descarta un encuentro informal con Kristalina Georgieva, sucesora de Lagarde en el FMI. Georgieva conoce la profundidad de la crisis económica -visitó al país como titular del BM- y actuará con extrema cautela..
La sucesora de Lagarde tiene décadas de experiencia en organismos multilaterales, y conoce el poder real del Salón Oval. Hasta que Trump no de señales positivas respecto a Macri y su gobierno, Georgieva no moverá un dedo a favor de la Argentina.
Seguí leyendo: