Hacía rato que las rejas que dividen en dos a la Plaza de Mayo no se abrían durante una manifestación.
Es más. En los últimos tiempos, el perímetro de Casa Rosada estuvo cerrado entre semana en reiteradas oportunidades. Encontrar abiertos los alrededores de la Casa de Gobierno se convirtió en estos meses en una suerte de lotería.
Este sábado, sin embargo, los ministerios de Seguridad de Ciudad y de Nación, en conjunto con Casa Militar -que se encarga de la seguridad del Presidente- definieron abrir las rejas de la Plaza de Mayo para que los miles de manifestantes que se acercaron a respaldar a Mauricio Macri pudieran verlo de cerca en los balcones de la Casa Rosada.
Se trató de una decisión política adoptada, según confiaron fuentes del entorno presidencial y de la seguridad nacional y porteña, en el mismo momento en que el jefe de Estado le comunicó a su entorno que quería saludar a la militancia desde Balcarce 50 y no seguirlo por televisión.
La apertura se definió hacia las 18.30, cuando la cantidad de manifestantes empezaba a engrosarse.
Una inyección anímica impensada después de la dura derrota en las primarias del 11 de agosto.
Fuentes oficiales le aseguraron a este medio que hubo trabajos de inteligencia en la previa de la decisión de abrir las rejas de la plaza. "Por norma, cuando en la manifestación no hay información de que pueda haber disturbios las rejas no se cierran", explicaron desde el Ministerio de Seguridad. "Es lógica pura", agregaron. No recordaban cuándo había sido la última vez que se había aplicado la misma lógica durante una marcha.
En los últimos años, por el contrario, hubo decenas de manifestaciones que solo pudieron llegar hasta la mitad de la Plaza de Mayo. La hostilidad hacia la figura del Presidente se multiplicó mientras se recrudecía la crisis económica.
La última vez que Macri había saludado a militantes oficialistas desde el balcón de la Casa Rosada había sido el 10 de diciembre del 2015, durante la asunción. La tarde en la que bailó junto a su mujer.
Esta vez, la multitud tomó por sorpresa al Presidente y a sus ministros. La marcha había sido convocada en todo el país en apoyo al Gobierno tras la derrota por 15 puntos ante el Frente de Todos en las PASO.
Macri, de hecho, llegó a Casa Rosada acompañado solo por un puñado de colaboradores. Fernando de Andreis y José Torello, de su entorno más cercano, entre ellos. Y asesores del equipo de comunicación digital que subieron su saludo a las redes sociales.
Un apoyo impensado en el momento más crítico del gobierno de Juntos por el Cambio. Suficiente para que Macri defina estar cara a cara, y no a media plaza de distancia, de la militancia que lo apoya con vistas a octubre.
Fotos: Thomas Khazki y Gustavo Gavotti
Seguí Leyendo: