Jaime Durán Barba siempre caminaba con una sonrisa confiada cuando se dirigía al despacho de Mauricio Macri. Exudaba prestigio, poder y gloria: había contribuido con su arte sociológico para que Macri accediera a la Casa Rosada, y nunca pensó que una probable derrota iba a congelar su relación personal y profesional con el Presidente, aún apaleado por la victoria de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner en las primarias.
El viernes 9 de agosto de 2019 -dos días antes de las PASO-, Durán Barba juró a Macri y su jefe de Gabinete, Marcos Peña, que había un virtual empate entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. Ese pronóstico alegró la mañana del Presidente, y disparó un rally en los mercados que tenía la consistencia de una pompa de jabón.
A Macri le duelen las derrotas, pero su nivel de frustración personal se multiplica a la enésima potencia cuando es sorprendido por hechos que pretendía conocer con antelación. Por ejemplo: la diferencia de votos que podía haber entre la coalición oficial y la coalición peronista cuando se terminara el escrutinio provisorio de las PASO.
Durán Barba no trabaja "pro bono" para Balcarce 50, y Macri cree que los trabajos profesionales deben reflejarse en los resultados. Para Macri esta correlación binaria fue traicionada por el consultor ecuatoriano, y aún no hay perdón presidencial. Durán Barba tiene previsto regresar a Balcarce 50, aunque todavía no sabe cuándo será recibido por Macri.
El malestar presidencial no se cocinó únicamente por las diferencias que hay entre las predicciones de Durán Barba y los millones de votos que tuvieron Fernández y Fernández de Kirchner.
Si fuera por esa circunstancia, los peculiares contratos profesionales del consultor ecuatoriano estarían a salvo: no hubo una sola consultora cercana a Juntos por el Cambio que haya acertado los resultados electorales del domingo 11 de agosto de 2019.
Pero la desilusión de Macri con Durán Barba tiene otra razón profesional. El presidente siempre pensó que su gurú electoral actuaba como un control metodológico sobre el resto de los sondeos que recibía en Casa Rosada y en Olivos.
Sin embargo, Durán Barba fracasó en este rol fundamental, y por las decisiones que ya está tomando, se encamina hacia otro fracaso en los comicios del 27 de octubre.
La encuesta no solo necesita de encuestadores, sino también de una muestra que trata de reproducir el universo social que se explora para sacar conclusiones. Si la muestra está errada, ya no importan las ponderaciones o la búsqueda de una media para tener un resultado, y menos todavía esconder el sondeo para que el Presidente no perciba que todo va barranca abajo a la velocidad de la luz.
Macri perdió a la clase media. Y a la clase media en la nomenclatura de los sondeos y los encuestadores se le asigna los términos C2 y C3. A esos términos C2 y C3, se les imputa un porcentaje en la muestra, y en el caso de Juntos por el Cambio ese C2 y C3 -clase media- eran clave para determinar cómo estaba ubicado el presidente frente a Fernández y Fernández de Kirchner.
Durán Barba nunca evaluó que el plan económico ejecutado por Nicolás Dujovne por orden del Fondo Monetario Internacional (FMI) había hecho papilla a la clase media, y que esa clase media ya no era C2 y C3, sino D1.
Entonces, la muestra estaba mal, la encuesta salió mal, y Macri tuvo una pésima semana como consecuencia del error metodológico de su gurú electoral. Aún más: como Durán Barba fracasó en su trabajo básico, toda la estrategia de campaña estuvo distorsionada y apuntando al vacío.
Peña y su equipo aplicaron Big Data, algoritmos, segmentación, redes sociales, bots y una fortuna para difundir las propuestas de Macri a su base electoral. Pero la base de sustentación no estaba allí en su totalidad, había solo una parte que pudo sobrevivir al ajuste aplicado por Dujovne bajo las recomendaciones de Christine Lagarde y su staff del FMI.
El resto ya no era C2 y C3. Era D1, la clase media que se había caído, que estaba frustrada, y que prefirió votar a Fernández y Fernández de Kirchner para castigar a un presidente que modificó su calidad de vida y sus ingresos mensuales. Esto no lo vio Durán Barba, y por eso Macri lo factura con su inesperada lejanía.
Con todo, el encuestador ecuatoriano no escarmienta. Está pidiendo información sobre veganos y youtubers. Peña no le dijo que no. Los dos creen que Macri puede llegar al balotaje.
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