Jaime Durán Barba volvió al país.
El consultor aterrizó este viernes junto a parte de su equipo después de la contundente derrota de hace dos semanas, que lo dejó en una posición de fragilidad interna por primera vez desde que asesora a Mauricio Macri, hace más de una década.
Con el ánimo por el piso, según su entorno, Durán Barba regresó vía Lima en un vuelo de Avianca -compartió la primera clase con algunos miembros de "La 12", la barrabrava de Boca Juniors- en compañía de su socio Santiago Nieto, que también había abandonado el país horas después de las elecciones primarias que sumergieron al Gobierno en una crisis político y económica de grandes magnitudes.
La figura del consultor, que hasta estas primarias había sido infalible, está debilitada.
Si en el 2011 había sido clave en la decisión de Macri de posponer su candidatura presidencial, y en el 2015 le había ganado la pulseada al círculo rojo, que pedía a gritos una alianza del Presidente con Sergio Massa, esta vez su posición quedó devaluada.
Incluso la relación con Macri, a quien hasta horas antes de que subiera al escenario de Costa Salguero a reconocer la derrota más dura de su carrera le aseguraba que la brecha con Alberto Fernández era reducida, entró en un frío desde esa noche. Veinticuatro horas después, en la cena de Olivos en la que el Jefe de Estado convocó a su mesa chica, hubo reproches para todos los gustos.
Fuentes del círculo presidencial resaltaron que el Presidente y su estratega extranjero se habrían comunicado vía WhatsApp por estas horas. Después de varios días sin hablar.
Ni Marcos Peña, el jefe de ministros, jefe de campaña y dueño de las encuestas de Casa Rosada, ni el gurú ecuatoriano la vieron venir. "Vamos a hacer una buena elección", repetía el consultor aún pasadas las 7 de la tarde de ese domingo en el salón reservado de Costa Salguero, rodeado de sus tres principales colaboradores: Nieto, Gandhi José Espinosa Tinajero y Roberto Zapata.
Con la llegada de las mesas testigo, el pronóstico del asesor se derrumbó con estruendo, como un piano que cae desde un décimo piso.
En la previa, remarcaba que la diferencia con el Frente de Todos era mínima. Y hasta llegó a envalentonarse en que Macri podía llegar a ganar las primarias. Semanas antes de la elección, a María Eugenia Vidal y a su entorno llegó a decirles que Axel Kicillof ganaría pero por 5 o 6 puntos. Fueron casi 20.
En su artículo semanal, el fin de semana pasado, el estratega se defendió. Reconoció que las encuestas habían fallado. Pero que no tienen reemplazo.
Según pudo saber este medio, Zapata fue el único que se quedó en Buenos Aires. Espinosa Tinajero, en los papeles el presidente de Inversora Boroca, la firma con la que el grupo le factura al Estado una baja porción de la paga que reciben, también había dejado el país.
Después de las PASO, el psicoanalista español, el encargado de escudriñar el humor social, volvió al trabajo de campo, enfocado en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires.
La vuelta de Durán Barba coincide con una profunda catarsis interna que todavía persiste en la coalición de gobierno y con un debate en torno a la estrategia de campaña, ahora atravesada por la necesidad de gobernar sin sobresaltos cambiarios.
Esta semana, Macri y Peña, cuyo liderazgo volvió a quedar debilitado, resolvieron junto al resto de los integrantes de la mesa chica del oficialismo que priorizarán la gobernabilidad. Llegar al balotaje -un objetivo milagroso para algunos funcionarios-, creen en el seno del Gobierno, es posible en la medida en que el Presidente sortee la crisis.
Fue parte de lo conversado entre bambalinas en la reunión vespertina de gabinete de este jueves, de la que participaron Mario Negri y Emilio Monzó.
Pero fue tal la sorpresa por el resultado de las PASO, y el descalabro posterior, que hasta circularon versiones malintencionadas y descabelladas en torno al consultor que daban cuenta de que hasta podía haber sido cooptado por la oposición. Rumores malintencionados y descabellados. Es que nadie previó que le pifiaría por tanto.
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