Axel Kicillof llegó al Polideportivo Delfo Cabrera, de Avellaneda, a las 16:05. El clio de tres puertas con el que recorrió la provincia, conducido por su amigo Carlos Bianco, ingresó en silencio y sin demasiado preámbulo. Perfil bajo. Una muestra del estilo que el candidato a gobernador del Frente de Todos le quiere imprimir a su campaña.
Hasta ese amplio salón donde Jorge Ferraresi, intendente local, fue el anfitrión, también llegaron la mayoría de los candidatos a intendentes de la provincia de Buenos Aires y un puñado de legisladores nacionales que suele acompañar las actividades del peronismo en el territorio bonaerense. Estuvieron los principales jefes comunales del conurbano y la mayoría de los que gobiernan en los municipios del interior.
"Lo que pasó fue un amistoso. El partido por los puntos hay que jugarlo en octubre. No hay que aflojar", dijo el economista frente a un auditorio en el que se palpaba la tranquilidad de una elección que parece estar resuelta. Kicillof no quiere subestimar el segundo tramo de la campaña y les pidió a los intendentes que tampoco lo hagan. Las elecciones terminan en la noche del 27 de octubre.
En su discurso destacó la diferencia de 18 puntos lograda en la provincia y los buenos resultados que la mayoría obtuvo en sus distritos. Destacó el trabajo mancomunado del peronismo bonaerense y contrapuso la forma de hacer política del oficialismo con el estilo que ellos aplicaron en la primera parte de la campaña.
"Pensaban que una elección se ganaba en forma virtual. Que no era necesario caminar las calles ni tener contacto con la gente. Creían que un montaje era más importante que escuchar a las mujeres, a los abuelos y a los trabajadores de la provincia", aseguró, desde la punta de una extensa mesa montada para el primer encuentro de intendentes después de las PASO. Los aplausos llegaron en forma inmediata. Hubo aprobación ante cada frase expresada.
Mensaje simple y conciso. Kicillof transmitió su idea de lo que se debe hacer en el camino hacia octubre. Les planteó a los intendentes la importancia de no entrar en un enfrentamiento con el oficialismo, ni intercambiar chicanas. Está convencido que el gobierno provincial lo ha querido llevar al terreno de la disputa porque, con las acusaciones cruzadas, saca mayor rédito. Pretende que nadie caiga en lo que considera una trampa de Juntos por el Cambio.
El economista hizo hincapié en que las críticas deben ir dirigidas a la gestión bonaerense y no a María Eugenia Vidal. No quiere que haya un ataque personal contra la gobernadora. "Nos votaron porque somos sinceros y porque pensamos de una forma diferente. No respondamos provocaciones. No agredimos a nadie. Sigamos así", les advirtió.
Pocas horas antes del acto su equipo de trabajo le terminó de preparar un documento que contenía datos específicos de lo que dejaron las PASO. En base a ese repaso de la elección se enteró que hubo muy poco corte de boleta entre los candidatos nacionales, los provinciales y los municipales. La mayoría de la gente decidió poner la boleta completa adentro de la urna.
La noticia le generó satisfacción. Entiende que la campaña fue ordenada y pareja, y que los intendentes empujaron sin reparos las candidatura de Alberto Fernández y la suya. Una muestra de fidelidad durante el proceso electoral. En la tarde fría de este miércoles les pidió seguir trabajando y ayudarse entre pares para ganar la mayor cantidad de municipios posibles. Espalda con espalda para evitar fisuras.
El discurso de Kicillof estuvo sostenido en tres pedidos concretos a los intendentes: humildad, compromiso y responsabilidad. Los alentó como si fuera un entrenador de fútbol antes de un partido determinante y les dijo que en estas elecciones quedó en claro que la unidad sirvió para ganar. Trabajen juntos porque todos los municipios son importantes, fue el contenido del mensaje que dejó.
El candidato del Frente de Todos pretende que los jefes comunales se manejen con perfil bajo, que se comprometan con la campaña durante los próximos dos meses y que sean responsables cada vez que hablan en los medios de comunicación. No hay que apuntarle a Vidal. No hay que hacer crecer su imagen con críticas hacia su persona.
En otro tramo de su presentación hizo alusión al impacto que generará en la provincia el paquete de medidas económicas que anunció el gobierno nacional. Según reveló, Buenos Aires perderá casi 100 mil millones de pesos. Por la quita de IVA a los productos esenciales la pérdida será de 35 mil millones. Números que sirvieron para cuestionar la gestión de Mauricio Macri y las decisiones económicas de la Casa Rosada.
Kicillof tenía pensado retomar las recorridas de campaña este jueves. Sin embargo, reprogramó su agenda luego de enterarse del fallecimiento del intendente de Hipólito Yrigoyen, Jorge Cortés, que murió en un accidente de tránsito cuando regresada a su localidad después de participar en el encuentro en Avellaneda.
El modo campaña volverá el lunes. De los 135 municipios que tiene la provincia, le restan recorrer 25. El objetivo inmediato es visitarlos arriba del clio y con la misma dinámica que aplicó desde principio de año. Charla con los vecinos, recorrida por un comercio o una pyme y una actividad de campaña que le permita dar un discurso político más concreto y ordenado.
También tienen pensado visitar los distritos donde perdió o donde el triunfo fue por poco margen. Volverá a Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca, los tres municipios más grandes del interior de la provincia y en donde pretende dar el golpe en las elecciones de octubre. Kicillof quiere ampliar el triunfo que logró en las PASO. Quiere pintar la provincia de azul peronista.
Fotos: Nicolás Stulberg
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