Horacio Rodríguez Larreta divide su tiempo entre Mauricio Macri y la campaña para retener la Ciudad

El jefe de Gobierno canceló sus vacaciones y cree que puede ganar en primera vuelta. Pero teme por la crisis del Gobierno nacional

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Horacio Rodríguez Larreta el domingo, en Costa Salguero (Nicolás Stulberg)
Horacio Rodríguez Larreta el domingo, en Costa Salguero (Nicolás Stulberg)

Horacio Rodríguez Larreta tuvo que suspender en reiteradas oportunidades su arenga en la reunión de gabinete ampliado de la Ciudad del miércoles pasado.

Pidió disculpas a los funcionarios, todavía impactados por la contundente derrota nacional y sus eventuales coletazos en la ciudad de Buenos Aires, pero Mauricio Macri le fatigaba el teléfono con consultas. El Presidente afinaba el discurso para la grabación en la que unos minutos más tarde pediría perdón por su desafortunada conferencia de prensa del lunes y anunciaría un paquete de medidas para aliviar a la clase media que le dio la espalda en las urnas, un castigo electoral que en la Jefatura de Gabinete no supieron ver a tiempo.

El domingo a la noche, el jefe de Gobierno porteño, el único dirigente de la mesa chica del PRO que pudo festejar un triunfo en medio de la debacle, iba y venía en los reservados de Costa Salguero. Daba indicaciones para todos lados. Casi a los gritos. Cómo nunca antes lo habían visto, según un testigo presencial.

Lo hacía frente a un Macri sorprendido y abatido; una María Eugenia Vidal triste y desolada; Y un Marcos Peña desorientado que horas atrás todavía repetía que la diferencia era mínima. Las fuentes más rabiosas del círculo más íntimo del macrismo aseguran que el jefe de ministros y jefe de campaña de Juntos por el Cambio presentó su renuncia esa misma noche, en Costa Salguero. Y que el Presidente no se la aceptó.

El lunes, Rodríguez Larreta pidió un informe detallado, comuna por comuna, de la performance del oficialismo y del Frente de Todos en la Ciudad. Y se puso a trabajar. Canceló las vacaciones que tenía previsto tomar desde ayer y por unos cuantos días.

En la noche del lunes participó de la áspera comida en Olivos con Macri y los dirigentes más encumbrados del PRO. Hubo reproches para todos los gustos. Incluso trascendió que habría habido un cruce entre el jefe de Gobierno y Jaime Durán Barba, con quién se aprecia. Como Peña, el consultor quedó en el ojo de la tormenta.

Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, el domingo (REUTERS)
Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, el domingo (REUTERS)

El martes, el alcalde reunió solo a sus ministros. Les agradeció por el trabajo y los tranquilizó, a ellos y a sus equipos, ante lo que podría ser una lluvia de pedidos laborales si es que es reelecto y la Nación y la Provincia finalmente se pierden. Y se mostró golpeado por la derrota de Macri en manos de Alberto Fernández. "Triste". Pero mucho más por Vidal, su principal aliada interna. Resaltó que la gobernadora era la más afectada por un resultado que ni los más pesimistas del Gobierno pronosticaban.

En estos días, Rodríguez Larreta decidió dividir su tiempo entre Macri y la campaña por la reelección con la que pretende retener la Ciudad, un objetivo que todavía pretender alcanzar en octubre, en primera vuelta.

"Está en el comando central del Gobierno nacional", confirmaron en su entorno. El jueves a la tarde, pasó por Casa Rosada con el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia.

Es que el jefe de Gobierno está preocupado por la crisis económica. Necesita que Macri resista porque su impopularidad y las impericias de la gestión nacional afectan directamente sus intereses.

En la Ciudad estaban este fin de semana particularmente expectantes por los cambios de gabinete a los que el Presidente se resistía hasta el viernes. Peña y Nicolás Dujovne figuraban al tope de las prioridades de Rodríguez Larreta y de su entorno. El ministro de Hacienda se fue este sábado, reemplazado por Hernán Lacunza. Así se lo sugirió el jefe porteño al jefe de Estado en el desayuno, horas antes de la decisión.

Mientras tanto, Diego Santilli se puso al frente de la ejecución de la política local para achicar el margen de error de cara a octubre. Y corregir errores.

El principal objetivo es la comuna 8. El sur de la Ciudad. Los barrios en los que el kirchnerismo obtuvo su mejor performance. Acortar allí la distancia de más de 15 puntos con el Frente de Todos que postula a Matías Lammens, cuya primera elección superó con creces las expectativas: el presidente de San Lorenzo retuvo casi todos los votos de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

El PRO subestimó la situación de esos enclaves. Y el kirchnerismo no escatimó en recursos.

Horacio Rodríguez Larreta junto a Diego Santilli y Martín Lousteau
Horacio Rodríguez Larreta junto a Diego Santilli y Martín Lousteau

Ahora Santilli tiene entre ceja y ceja a Matías Tombolini. "Es una creación nuestra", suelen ufanarse en Uspallata. En la sede del Gobierno porteño siempre gustó el perfil mediático del candidato y su relato de la economía como un contrapeso de Martín Lousteau por si al diputado se le ocurría enfrentarse a la Jefatura porteña.

Tombolini tuvo en el 2015 una fugaz alianza electoral con Sergio Massa, que tiene un vínculo más que estrecho con Rodríguez Larreta y Santilli.

El domingo, como candidato de Roberto Lavagna, sacó el 7,2% de los votos. Antes, durante y después de las primarias, Santilli y el ministro Bruno Screnci, el más hábil de los dirigentes que reportan al vicejefe y ministro de Seguridad, estuvieron en contacto permanente con él.

Aunque, envalentonados, en el Frente de Todos también abrieron canales de diálogo. Hubo, según aseguran, dos encuentros con el candidato. Juan Manuel Olmos, histórico dirigente del PJ porteño, está más activo que nunca.

A Rodríguez Larreta, de todos modos, no le interesan solo los votos de Consenso Federal. Además de los más de 60 mil votos en blanco que serán claves para octubre, el jefe de Gobierno también posó la lupa en José Luis Espert, que cosechó otros tantos y alcanzó el 3,5%.

Ya hubo contactos entre los equipos del economista liberal y candidato a presidente y la Ciudad. Los enviados del jefe de Gobierno plantearon que están dispuesto a militar y fiscalizar ese corte de boleta de ser necesario: Espert-Rodríguez Larreta.

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