Mauricio Macri contó en Gabinete que habló con Alberto Fernández y aseguró que fue una buena conversación y se mostró conforme con la calidad del diálogo. Reunido con sus ministros en la residencia de Olivos para dar a conocer los detalles de las nuevas medidas económicas que implementará el Gobierno, también dijo que espera que su equipo salga a defender los anuncios ante la opinión pública.
Además de todos los titulares de la carteras de Gobierno estuvieron el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, el presidente del bloque Juntos por el Cambio del Senado en esa cámara, Luis Naidenoff, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y el presidente del bloque Juntos por el Cambio de Diputados, Mario Negri.
Con una dinámica acorde a las urgencias provocadas por otra fenomenal devaluación en medio de una campaña electoral que no deja respiros, el Presidente puso a sus funcionarios a trabajar para generar una nueva mística que permita llegar al 27 de octubre en modo competitivo a pesar del mazazo electoral. Todo eso sucede mientras crece la expectativa por un posible contacto entre Macri y Fernández que calme a los mercados.
El Frente de Todos, como le corresponde a un contrincante que además tuvo un respaldo en las primarias superior a lo esperado, no evita las chicanas contra la coalición gubernamental. No solo el candidato a diputado Sergio Massa dijo en un programa de televisión que llamaría a Monzó para integrar una futura gestión, sino que en el Gobierno están convencidos de que la información de que el titular de Diputados había llamado a Alberto Fernández para felicitarlo salió del principal colectivo opositor.
En rigor, "Emilio actuó como el caballero de la política que es" se explicó cerca de él, mientras que se negaba enfáticamente su pase a la oposición como circuló por las redes sociales. .
Monzó no es el único miembro del oficialismo que habló con el Frente de Todos. En la noche del escrutinio también lo hizo el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Su propósito fue darles tranquilidad en relación al conteo de votos y pedirles paciencia por la demora en la difusión de los datos, ya que esperaban cumplir con el 10% de los votos de CABA y provincia de Buenos Aires, tal como había pedido la jueza electoral María Servini.
En Interior también se desestimó cualquier posibilidad de que haya existido fraude K contra Juntos por el Cambio en la transmisión de los telegramas, como circuló ayer en forma insistente. "Eso es algo que pasa siempre, se trata de algo marginal que sucede en todas las elecciones, y que no supera el 1% de los votos", dijeron. Además, aseguraron que "así como era absurdo pensar que nosotros podíamos hacer fraude con la transmisión, tampoco es cierto en este caso; hay que bajar la paranoia" y -a lo sumo- no hubo la suficiente cantidad de fiscales en algunas escuelas.
Macri recibió ayer a su amigo y embajador en Madrid, Ramón Puerta, con quien analizó estrategias para recuperar la iniciativa política y abrir la chance a un balotaje.
Puerta insistió con que Macri deje a los peronistas expresarse como tales sin renegar de su identidad, lo que hace tiempo atrás era considerado poco menos que una herejía. Le puso como ejemplo que Juntos por el Cambio en las elecciones a gobernador de Misiones sacó apenas 119.346 votos, un poco más del 17%. En cambio, en las primarias, Mauricio Macri superó el 26%, con 172.424 votos. En su opinión, esto se debió a que su propio hijo, Pedro Puerta, se presentó como peronista, compitiendo en PASO con Humberto Schiavoni, un PRO puro.
Por cierto, en ámbitos oficiales la pregunta en torno a las razones de la contundente derrota vuelve una y otra vez. "De los cuatro años de gestión, hubo tres de recesión", es una explicación clara que ayer se escuchó en un despacho oficial. Aunque algunos castigos duelen más que otros. Ayer se repitió un comentario que hizo Miguel Angel Pichetto en torno a los comicios en Añelo, la localidad de Vaca Muerta donde hay pleno empleo y altos salarios, donde el 57,7% votó a la fórmula del Frente de Todos y solo 17,8% a la de Juntos por el Cambio.
También fue llamativo el cachetazo en la Villa 31, donde el Frente de Todos obtuvo 67,75% frente a 16,84% de Juntos por el Cambio. Es verdad que allí en general el FPV alcanzó el 55% de los votos y solo una vez Cambiemos triunfó, en el 2015 (35% frente a 34% que logró el FPV), pero el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, hizo un esfuerzo particular en ese barrio, con un fuerte trabajo de urbanización, la instalación de un importante edificio donde tienen su sede varias oficinas públicas porteñas y la construcción de viviendas con detalles de calidad, como la de cualquier otra localidad de clase media en CABA.
Más todavía, en la comuna 4 (Barracas, La Boca y Parque Patricios) y la comuna 8 (Villa Soldati y Villa Riachuelo) la diferencia a favor de Matías Lammens fue notable, que superó por 8 puntos y 19, respectivamente, al Jefe de Gobierno. Es decir, no importó la transformación que se realizó en el sur de la Ciudad, ni tampoco las obras, ni la modernización, ni siquiera la entrega de viviendas. "No llegan a fin de mes y punto, todo lo demás no te llena la heladera", grafican desde el oficialismo al analizar la cruda realidad que exhibió el resultado electoral.
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