Mauricio Macri y Alberto Fernández se desprecian mutuamente. Pero la compleja derrota de Juntos por el Cambio y la victoria apabullante del Frente de Todos obligó que los dos candidatos a presidente busquen un punto de contacto político ante la crisis económica y financiera que puso al dólar en 63 pesos y al riesgo país cerca de los 2.000 puntos básicos.
Macri no quería hablar con Fernández, y se resistió durante horas, mientras la suba del dólar hacía papilla al peso y su capacidad para comprar los artículos básicos de la canasta familiar. El Presidente tiene un problema de piel con su adversario y eventual sucesor, y cerraba los oídos ante los ministros y secretarios de gabinete que aconsejaban abrir una línea de diálogo con Fernández.
A pocas cuadras de la Casa Rosada, en su despacho de la calle México al 300, Alberto decidió que no hablaría con el Presidente. Consideraba que sólo era un candidato triunfante en las PASO y que no podía aparecer en un situación de cogobierno tácito. El líder de la oposición se aferraba a su rol institucional, desplegaba su discurso en los medios y apuntaba directo a Macri y su plan de ajuste.
Pero la crisis financiera y económica se espiralizó, mientras recibía un cálido mensaje de Rogelio Frigerio, el ministro de Macri que mejor entiende cómo funciona la política local en épocas adonde el dólar y el riesgo país ocupa la atención de la clase media y los operadores de la city financiera.
Ese mensaje de Frigerio cambió la actitud de Fernández que en la noche del lunes apareció en televisión con un mensaje conciliador hacia Macri y sus circunstancias institucionales. Fernández no daba un cheque en blanco al gobierno, sólo se mostraba más proclive a iniciar una acercamiento con Macri.
"Si el Presidente me quiere escuchar, voy y le cuento lo que hay que hacer. Si Macri piensa que lo puedo ayudar, que lo diga, pero él dice que nosotros somos la causa del problema; él le dice a los mercados que somos una banda de locos", dijo Fernández en el programa que conducen Ernesto Tenembaum y María O 'Donnell.
La posición aperturista de Fernández determinó que Macri le pidiera a Anita -su legendaria secretaria- que contactara a la asistente del candidato del Frente de Todos. Anita no tardó más de diez minutos en llamar a las oficinas de la calle México y dejar el mensaje del Presidente argentino.
Como la respuesta de Alberto no llegaba, Anita volvió a llamar a la asistente de Fernández y le pidió su celular personal. Macri pulsó las teclas de su celular inteligente y trató de hablar con Fernández. Probó dos veces: a la tercera dejó un mensaje, aseguraron a Infobae en Balcarce 50.
Alberto escuchó el mensaje y se tomó un tiempo para pensar la respuesta. No tuvo oportunidad. Macri apareció en la conferencia de prensa junto a Miguel Ángel Pichetto y quemó los puentes con la certeza de un pirómano político. En esa oportunidad, el Presidente consideró que la crisis de los mercados fue causada por el triunfo del kirchnerismo en las elecciones del domingo.
La posición de Macri en la conferencia de prensa fue cuestionada durante una cena que compartió con Marcos Peña, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Nicolás Dujovne y Frigerio, entre otros funcionarios de la administración Cambiemos.
Al otro día, bajo las instrucciones directas del Presidente, Frigerio abrió una línea directa de negociación con Santiago Cafiero y Wado de Pedro, dos jugadores clave del Frente de Todos. A De Pedro, el ministro del Interior le anticipó el tono conciliador que Macri impondría a su discurso cuando anunciara las medidas económicas para "paliar" los efectos del ajuste en la clase media.
Macri terminó su discurso conciliador y autocrítico, despidió a los atletas parapanamericanos en Olivos y se refugió en su despacho para chatear con Alberto. Eran las 11.40. A esa hora, el candidato a presidente del Frente de Todos estaba dando clases en la facultad de Derecho y le clavó el visto.
Macri miraba su celular esperando la respuesta de Fernández, pero lo único que escuchó fue un reportaje que su adversario político concedió al periodista Roberto Navarro. "No tiene sentido que nos reunamos", le dijo Fernández a Navarro.
Ese reportaje confundió al Presidente. Había sucedido antes de su chat, y antes que Fernández diera su habitual clase de los miércoles en la facultad de Derecho. Alberto entendió la confusión de horarios y ante los periodistas que lo aguardaban a la salida de la facultad anunció que se comunicaría con la quinta de Olivos.
Fernández se subió al auto, condujo hasta sus oficinas de la calle México y esperó que llamaran desde la quinta Presidencial. Hablaron quince minutos, no mucho más. Macri estaba en su chalet de Olivos, y el único testigo fue Marcos Peña, el jefe de Gabinete.
Cuando Fernández cortó, el presidente se subió a un carrito de golf y junto a Peña se fue a la reunión de gabinete que estaba prevista a las 15.00. En ese encuentro, Macri comentó en buenos términos la charla con su adversario político. Y en el mismo tono posteó un tuit a través de su cuenta oficial.
Aún no se acordó cuando habrá una reunión formal en la Casa Rosada. Pero el primer paso fue dado. Quedaron en contacto.
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