Cerca de las 11 de la mañana, Mauricio Macri ingresó a la Casa Rosada y saludó a un grupo de colegiales que lo esperaban en el Patio de las Palmeras. En un clima informal, los chicos pidieron una foto con el presidente y comentaron al pasar: "Lo vamos a votar en las próximas elecciones…".
El jefe de Estado sonrió y replicó: "Van a tener que poner más votos porque no nos alcanzó". De inmediato siguió su camino -acompañado por José Torello, Hernán Lombardi y su vocero Iván Pavlovsky-, tomó su ascensor privado, subió hasta el primer piso y se reunió con Marcos Peña, el jefe de Gabinete.
A esa hora, el dólar cotizaba a $60 y desde el Palacio de Hacienda y el Banco Central aseguraban a Macri y Peña que no se preveía un nuevo salto en su precio al público.
Macri recibió los informes sobre la suba del riesgo país -se incrementó de 900 a más de 1600 en pocas horas– cuando estaba aún en la quinta de Olivos y desde allí mantuvo conversaciones con Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, y Guido Sandleris, titular del Banco Central. Ambos funcionarios alertaron al presidente sobre la posible volatilidad de los mercados: acertaron.
Aunque no hay una cita formal, Macri tiene prevista una reunión con Dujovne para analizar las medidas destinadas a la clase media que está diseñando el ministro junto a su gabinete económico. Se trata de un paquete que necesita de la autorización del Fondo Monetario Internacional y que se anunciaría en los próximos días.