Otra vez Córdoba.
Mauricio Macri y Alberto Fernández dejaron para el tramo final de sus campañas previas a las PASO al segundo distrito con mayor incidencia electoral detrás de la provincia de Buenos Aires con el 8,6% del padrón. El Presidente estará este miércoles, en el anteúltimo acto antes del broche final en Vicente López, la cábala macrista. Y el precandidato del Frente de Todos hará lo propio pero este jueves, 24 horas después del cierre de hoy en Rosario, al pie del monumento a la Bandera.
Macri y Fernández priorizaron Córdoba en el último mes con dos objetivos: mientras el jefe de Estado apunta a consolidarse en torno a los 50 puntos -en octubre del 2015 obtuvo el 53%, tres por encima de su performance en la ciudad de Buenos Aires-, el precandidato K busca achicar la brecha, en una provincia que desde hace años está atravesada por un alto rechazo a ese espacio.
El Presidente había aterrizado allí por última vez hace dos semanas, en su segunda visita desde que se lanzó formalmente de campaña junto a Miguel Ángel Pichetto.
En el 2015, la provincia mediterránea fue la que lo eyectó a la Presidencia. En el balotaje de noviembre fue récord: casi 73% de los votos frente a Daniel Scioli, el postulante del Frente Para la Victoria.
El ex jefe de Gabinete K, por el contrario, va a la pesca de los votos que el kirchnerismo nunca tuvo en esa provincia.
Fernández había pisado suelo cordobés unos días antes del último paso de Macri, que logró fotografiarse con el gobernador Juan Schiaretti en medio de una cena pedida por el jefe de Estado y que contó solo con la compañía de la primera dama, Juliana Awada. En la puerta del restaurante local, el mandatario y su esposa fueron increpados por un militante K que pudo sortear la custodia oficial.
Mientras Macri se recostó sobre el radicalismo y apuntaló la figura de Mario Negri, a quien visitó en una de sus primeras recorridas de campaña junto a Pichetto, y privilegió su pacto implícito con Schiaretti, un viejo conocido, Fernández buscó el apoyo de medio centenar de intendentes del PJ que reportan al gobernador pero que, además, adhieren a la fórmula K.
El gobernador ya avisó que, en los papeles, no jugará ni con unos ni con los otros. Es decir, la famosa boleta corta. Más allá de su alianza con Macri.
El precandidato del Frente de Todos pidió en su anterior travesía provincial reinventar el vínculo entre los cordobeses y el kirchnerismo.
Tanto Macri como Fernández bucean en la pecera que dejó vacante la tercera vía después de que la propuesta de Alternativa Federal naufragara con la dispersión de sus miembros fundadores. Roberto Lavagna, el candidato que aún resiste a la polarización, salió tercero en las elecciones presidenciales del 2007 en compañía de Gerardo Morales, pero ganó en Córdoba. Fue el único distrito que no le dio la espalda.
Schiaretti, miembro fundador de Alternativa Federal, no pudo contener la fuga de la tercera vía después de su aplastante triunfo de mayo. Para algunos, sin embargo, no es que no pudo: es que no quiso. Una hipótesis que, los que la sostienen, la alientan desde la reunión del Presidente y el gobernador en el despacho presidencial días después de esa victoria provincial. A solas, a los abrazos y sonrientes.
Antes de la cena con el gobernador, el jefe de Estado visitó a productores rurales en las localidades de Arroyito y San Francisco. Después de la comida, Macri tuvo actividades en Río Cuarto.
Schiaretti insiste en el equilibrio. El 10 de julio recibió a Fernández en el Panal, y subrayó que se trató solo de un encuentro "institucional". Al otro día voló a Madrid por temas de gestión, y evitó sacarse la foto con Macri y Pichetto, que viajaron a la provincia para acompañar a Negri, dos meses después de que la interna local entre el macrismo y la UCR crujiera casi hasta romperse. Al final, las heridas curaron.
Hace tres semanas, el gobernador abrió su oficina para encontrarse con Lavagna y Juan Manuel Urtubey. Y después volvió a verse con Macri, pero en un escenario mucho más íntimo.
Ahora, tanto el Presidente como Fernández se abocan en el sprint final a esa provincia clave para sus aspiraciones políticas. Córdoba se volvió más codiciada que nunca.