Las razones de la catarsis de Mauricio Macri en Ferro: tensión por los resultados de las PASO y el futuro político de Cambiemos

El Presidente cree que las primarias serán favorables al Frente de Todos y apuesta a ganar en el balotaje

Guardar

Mauricio Macri mira los números de las encuestas propias y se muerde los labios y clava la vista en el vacío. Juliana y Antonia contienen a Mauricio, mientras que Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal protegen al Presidente y candidato de Juntos por el Cambio, que a pocos días de las PASO aún no entiende esos números que juegan a favor de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.

Macri transcurre las últimas horas de campaña electoral en un mix de estados personales: descarnado, irritado, voluntarista. Y al final del día, abrigado por su familia en Olivos, es consciente del futuro electoral que puede enfrentar el próximo 12 de agosto, cuando se conozcan los resultados provisorios de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).

El Presidente confía en la estrategia de Peña y su comité de campaña. Aprobó las piezas que se postean en las redes sociales, estuvo de acuerdo en cerrar con actos en Rosario, Ferro, Córdoba y Vicente López, y no tiene dudas respecto a las líneas básicas del discurso que debe protagonizar en vivo y en directo.

Pero Macri se siente en una constante montaña rusa, adonde no termina de comprender por qué en el vértigo de la campaña no se entiende su programa de gobierno y sus propuestas hacia adelante. El Presidente lee las encuestas propias y putea en monosílabos. Dice más que la palabra carajo.

Durante su acto en Ferro, Macri hizo catarsis política. Se exhibió sin maquillaje, casi como lo hace cuando en las cenas íntimas transmite -a la vez-  voluntad y pesar. El Presidente siente que está preso en Olivos, que no lo entienden, que la mayoría mira al pasado, y que el futuro está en manos de todos. Esa sensación, esa premisa, es la que finalmente desborda su discurso y lo puso al borde del llanto.

Macri se asume calabrés y ratifica en Balcarce 50 y en Olivos que va a pelear hasta el último segundo. Miró el vídeo adonde se dobla la boleta de la provincia de Buenos Aires escondiendo su cara junto a Miguel Ángel Pichetto, sabe que los intendentes de Cambiemos pegan carteles adonde no aparece su imagen y ya tiene proyecciones sobre un posible resultado electoral en las PASO.

El Presidente considera que recortará en la primera vuelta y que ganará en el balotaje. Causó cierto escozor la devaluación china y la suba abrupta del Riesgo País. Pero Macri se sintió seguro cuando todo se calmó en 24 horas. Cree que Alberto Fernández aún busca una estocada final al ritmo de un efecto dominó causado desde Beijing hacia al mundo.

Espalda contra espalda, Juliana, Antonia, Peña, Rodríguez Larreta y Vidal, el círculo familiar y político más cercano del presidente Macri, juegan juntos hasta el final. Macri en campaña está tenso, voraz y con sentimientos contradictorios. Le cuesta entender las circunstancias del presente: sólo apuesta al futuro.

Seguí leyendo: 

 
 
Guardar