Con alrededor de 16 millones de habitantes, la provincia de Buenos Aires es el más grande de todos los distritos del país y además concentra el 37% del padrón electoral. La competencia por la gobernación es una de las más importantes y suele ser decisiva en el resultado nacional (la victoria de María Eugenia Vidal en 2015 fue clave para la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada). Pero así como la Argentina tiene en la inmensa provincia de Buenos Aires un distrito que se lleva todas las miradas por su importancia política, económica y social, el territorio hoy gobernado por Vidal tiene en la enormidad del conurbano bonaerense su propio faro.
En los 24 partidos que conforman los cordones que rodean a la ciudad de Buenos Aires viven 11 millones de personas (casi dos tercios del total de los habitantes bonaerenses) que representan el 25% de la población de la Argentina. De la misma forma que la lucha por la gobernación es clave para la pelea por la presidencia, la del conurbano es la madre de todas las batallas en el territorio bonaerense, y es donde Vidal y el precandidato del Frente de Todos Axel Kicillof van a concentrar sus campañas de aquí a las PASO del 11 de agosto.
Hay dos grandes maneras de dividir al conurbano: la primera separa a la provincia de Buenos Aires en ocho secciones electorales que agrupan los 135 municipios en los que está fragmentado el territorio bonaerense; la segunda habla del Gran Buenos Aires según la distancia de cada localidad con la capital federal (primer, segundo y tercer cordón).
Si bien es cierto que a grandes rasgos hay algo de verdad en el mito que sugiere que el norte del conurbano es habitado por clases medias y altas, el oeste por clases medias y bajas y que el sur es más heterogéneo, los datos muestran una realidad mucho más compleja.
En ese sentido, el Índice de Progreso Social, elaborado por la provincia de Buenos Aires, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), el Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE) y la Fundación AVINA, apunta a "medir las necesidades sociales y medioambientales de los ciudadanos en un territorio" según tres dimensiones (Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos de Bienestar y Oportunidades de Progreso) y 12 componentes.
Según el CIPPEC, de acuerdo al documento de 2018, "el conurbano presenta un nivel medio de progreso social: alcanza los 47 puntos sobre una escala de 100 posibles, evidenciando que todavía existen desafíos importantes en materia de desarrollo. Además, muestra niveles similares de desarrollo por dimensión: 49 puntos para la dimensión Necesidades Básicas Humanas, 48 puntos para la dimensión Fundamentos de Bienestar y 42 puntos para la dimensión Oportunidades".
Pero más allá de los promedios, el informe también muestra que "el nivel de progreso social de los municipios es muy dispar". "La diferencia entre los dos extremos de la distribución alcanza los 25 puntos; 42% de los municipios presentan un índice agregado mayor al promedio para el conurbano, mientras que 50% se encuentra por debajo de este promedio", detalló el CIPPEC en la presentación del informe de 2018.
De esta forma, al ordenar los municipios de acuerdo al nivel del progreso social, entre los más desarrollados hay localidades del norte del conurbano (Vicente López, San Isidro y San Fernando), del oeste (Morón y Tres de Febrero) y del sur (Avellaneda y Quilmes). De la misma manera, entre los que peores indicadores muestran hay partidos del norte (Malvinas Argentinas y José C. Paz), del oeste (Merlo) y del sur (Esteban Echeverría, Almirante Brown).
Si es prácticamente indistinto saber si un partido queda en el norte, oeste o sur para saber el nivel general de vida de sus habitantes, la distancia con la ciudad de Buenos Aires es un indicador mucho más claro: "La ubicación de municipio está correlacionada con el nivel de progreso social. Los municipios del 1° cordón del conurbano tienen en promedio 9 puntos más en el IPS que los municipios del 2° cordón, siendo esta diferencia estadísticamente significativa".
Esto se ve claramente si se hace una división de los 24 municipios en cuatro categorías: los que tienen alto nivel de progreso social, los que tienen niveles medio altos, los que tienen niveles medio bajos y los que tienen niveles bajos. De los siete municipios que limitan con la ciudad de Buenos Aires, seis Vicente López, San Martín, Tres de Febrero, Lomas de Zamora, Lanús y Avellaneda) tienen niveles altos o medio altos. La excepción es La Matanza, que tiene niveles medio bajos.
En contraste, cuanto más lejos un partido está de la capital federal, más probabilidades de que los índices sean peores. San Isidro, San Fernando, Morón, Quilmes y Berazategui son los únicos con buenos números que forman parte del segundo y el tercer cordón, donde priman los municipios con niveles de desarrollo medio bajos o bajos (Ezeiza, Tigre, Moreno, La Matanza, Hurlingham, Ituzaingó, San Miguel, Florencio Varela, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Merlo, Malvinas Argentinas y José C. Paz).
En este contexto de crisis económica, el conurbano bonaerense es uno de los sectores del país que más sufre. Entre otros indicadores, dos de los que confirman la compleja situación que atraviesan algunos sectores del Gran Buenos Aires son la pobreza y el desempleo.
En marzo, el Indec reveló que en el segundo semestre de 2018 el 32% de las personas estaba por debajo de la línea de pobreza. En el conurbano, ese número trepó hasta el 35,9%, y se quedó con el séptimo lugar entre los 31 aglomerados urbanos en los que el organismo de estadísticas mide la pobreza (Corrientes, Gran Resistencia, Salta, Santiago del Estero-La Banda, Concordia y Gran Córdoba registraron peores indicadores).
Por otro lado, a nivel nacional, el Indec informó que en el primer trimestre del año se registró un desempleo del 10,1% en los 31 aglomerados urbanos en los mide el organismo de estadísticas. En contraste, en los 24 partidos del conurbano esa cifra ascendió al 12,3%, que se traduce en más de 700 mil personas que buscan trabajo y no lo encuentran. Además, hay otro millón de personas que tiene empleo pero quisiera trabajar más; al tiempo que más de 750 mil le dedican pocas horas al trabajo pero les gustaría destinarle más. Si bien hay dos o tres sectores del país que ostentan estadísticas igual de preocupantes (como las zonas de Ushuaia-Río Grande en Tierra del Fuego y la de Rawson-Trelew en Chubut), por una simple cuestión de cantidad de personas afectadas, los números del Gran Buenos Aires siempre se destacan sobre otros.
Para colmo, el Ministerio de Producción y Trabajo reveló esta semana que en mayo en el Gran Buenos Aires se registró una caída de 3,2% en los empleos registrados, muy por encima de lo que sucedió en el interior del país (1,7%).
Los municipios clave
Las dos secciones electorales más importantes en cuanto a cantidad de electores son la 1° (norte del conurbano) y la 3° (sur del GBA): entre las dos acumulan 8,5 millones de los 12,2 millones de votantes bonaerenses. Ahí es donde Vidal y Kicillof se jugarán gran parte de la elección, y por más que en algunos municipios es muy probable que se repitan resultados, hay otros en los que un triunfo de uno u otro pueden ser determinantes.
Por ejemplo, Vidal sacó en 2015 1,2 millones de votos en la 1° sección en 2015, contra 1 millón de Aníbal Fernández; en contraste, en la 3° se invirtió ese resultado (Fernández cosechó 1,2 millones de apoyos y Vidal acumuló 1 millón). En este 2019, el equipo de campaña de Vidal espera que Kicillof amplíe la distancia en la 3° y pelea voto a voto para que la actual Gobernadora vuelva a ganar en la 1°.
Cuando Vidal pone la lupa en el norte del GBA encuentra buenos augurios en Vicente López, San Isidro y Tigre y tiene más problemas en Malvinas Argentinas, José C. Paz y Moreno. En tanto, en el oeste del conurbano, Juntos por el Cambio mira con esperanza municipios como Morón y Tres de Febrero (donde ganó en 2015 por buen margen) pero da por perdido La Matanza, Merlo y Marcos Paz. Por último, en el sur las noticias son más positivas para Kicillof que para Vidal: tras los triunfos en Lanús y Quilmes en 2015 de los postulantes de Cambiemos, hay indicios de que esas dos localidades podrían seguir la tendencia del resto de los municipios en la zona, que históricamente votó al peronismo.
El tramo final de la campaña
Toda esta información es solamente una pequeña parte de los datos que manejan los distintos equipos de campaña. Los más sofisticados, como el caso de Vidal y Kicillof, tienen segmentados los municipios del conurbano en distintas categorías con el objetivo de saber dónde reforzar el mensaje o dónde evitar concentrarse porque es en vano. Entonces, entre el peso electoral de esta zona de la provincia y lo minucioso que son los datos que tienen sobre los votantes, no es casualidad que tanto Vidal como Kicillof se concentren en el Gran Buenos Aires para sus últimos días de campaña.
Uno de los argumentos para enfocarse en el conurbano es que lo que suceda en el interior bonaerense (4°, 5°, 6° y 7° sección electoral) muy probablemente sea similar a lo que ocurrió en 2015, cuando Vidal triunfó en prácticamente todos los municipios.
Entonces, solo queda un lugar al que ir, y fuentes del equipo de campaña de Vidal confirmaron a Infobae que la Gobernadora se concentrará en los últimos diez días de la campaña en el conurbano bonaerense. Si bien hasta el momento la mayoría de sus actos en el GBA fueron en el interior y en la 1° sección (recorrió San Martín, San Miguel y Vicente López, Morón), también estuvo en la 3° (San Vicente, Lomas de Zamora y Berazategui), que es donde más fuerte se hace Kicillof.
Por otra parte, Vidal reforzó su campaña en los últimos días de la mano de la aparición en sus actos de distintas figuras de Juntos por el Cambio, como Martín Lousteau, Elisa Carrió, Miguel Pichetto y Horacio Rodríguez Larreta. Cada uno de esos dirigentes apunta a distintos votantes: a grandes rasgos, la segmentación pasa por mostrarse junto a Lousteau para atraer al electorado joven y universitario; recorrer ciudades con Carrió con el objetivo de seducir a la clase media que se preocupa por la corrupción; fotografiarse con Pichetto para enviarles un guiño a los votantes peronistas no kirchneristas; y hasta lanzar la incorporación de cámaras de seguridad en colectivos acompañada de Rodríguez Larreta en una localidad del primer cordón del conurbano, donde el jefe de Gobierno tiene mejor imagen.
En la esquina de Kicillof hay un panorama similar. Después de intercalar actos en el interior y el conurbano, el jefe de campaña del ex Ministro de Economía, Carlos Bianco, confirmó a Infobae que en los últimos diez días antes de las PASO el candidato priorizará recorridas por partidos del conurbano (Tigre, Florencio Varela), aunque no descuidará el resto de la provincia (Azul, Olavarría, Mercedes).
Por último, hay otra razón clave por la que los comandos de campaña de los principales candidatos concentran sus últimos esfuerzos en el GBA: los medios. Como en estos días aumenta la demanda de notas por parte de los canales de televisión, radios y medios gráficos de alcance provincial y nacional, y estos suelen concentrarse en la ciudad de Buenos Aires o los alrededores, si los candidatos quieren tener exposición, tienen que estar disponibles.
La madre de todas las batallas (una frase del entonces presidente de Irak Sadam Husein cuando le consultaron por la importancia de la Guerra del Golfo en 1991) en este 2019 será, una vez más, la enorme, compleja, diversa e impredecible provincia de Buenos Aires. Allí se juega no solo el futuro político de Vidal, sino probablemente también el de Macri, el de Alberto Fernández y, tal vez, el del kirchnerismo.
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