Tras 15 años de juez federal, Daniel Rafecas – el magistrado que desestimó en dos oportunidades darle curso a la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra la ex presidenta Cristina Kirchner por el presunto encubrimiento del atentado a la AMIA- podría dejar, en un futuro cercano, su despacho en el Juzgado Federal Nº 3. Se trata de uno de los 12 Juzgados de primera instancia de Comodoro Py donde se investigan las causas contra funcionarios públicos.
Designado en 2004 en la primera camada de magistrados nombrados durante el comienzo del gobierno de Néstor Kirchner, quedó primero en la terna del Concurso 396 para ocupar cuatro cargos en la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal.
Obtuvo un total de 176 puntos sobre 200, por la suma del puntaje del examen escrito de oposición, sus antecedentes académicos y la entrevista personal.
Todos los consultados por Infobae -incluido el propio Rafecas- coincidieron en que, si su pliego es finalmente enviado al Senado por el Poder Ejecutivo, sería un ascenso ya que pasaría a ser camarista del Tribunal Penal más importante de la Ciudad, y el segundo de la Capital, después de la Cámara Federal de Casación Penal.
Pero a nadie se le escapa que su salida dejaría vacante un lugar clave en la Justicia Federal -la que investiga los casos de corrupción- con una fuerte carga de poder y atravesado por los intereses políticos. Es el fuero que le dio más dolores de cabeza a Mauricio Macri y a muchos de sus funcionarios, por haberle dado curso a decenas de denuncias en su contra desde que su llegada a la gestión, aunque muchas de ellas tuvieran un condimento más político que fundamento jurídico.
"Permitiría avanzar con una renovación de Comodoro Py, con nuevos integrantes que tengan otra mirada, sin los vicios del poder que suelen tener varios de los actuales jueces", sostuvo ante Infobae un funcionario que forma parte de la llamada "Mesa Judicial" del Gobierno. Esa renovacion comenzó con la llegada de María Eugenia Capuchetti en mayo de este año, en reeemplazo de Norberto Oyarbide, que renunció en 2016.
"Se dan dos situaciones al mismo tiempo: él se quiere ir, y por otro lado, está desgastado. No solo por su actuación con la denuncia de Nisman y el trato que había tenido con las autoridades de la DAIA y Waldo Wolff, que le valió una sanción en el Consejo de la Magistratura. Ya venía cuestionado desde que se conocieron sus chats con el abogado de (José María) Núñez Carmona, el socio de (entonces vicepresidente Amado) Boudou, cuando Rafecas tenía la causa Ciccone", analizó otro integrante del Gobierno cuya opinión pesa en los temas judiciales.
Su negativa a abrir la investigación a partir de la denuncia del fallecido fiscal de la UFI AMIA por la firma del Pacto con Irán le valió un pedido de juicio político por parte de los diputados del oficialismo Elisa Carrió y Wolff. Finalmente, su remoción por haber desestimado la causa del Memorándum fue descartada, ya que implicaría avanzar sobre el contenido de la sentencia, y recibió solo una multa del 50% de su sueldo por única vez por "falta de decoro" en función a cómo se comportó con autoridades de la DAIA, a las que citó en su despacho, y en un cruce telefónico con Wolff. La Corte Suprema le redujo la multa al 25% de su salario por única vez, al entender que su conducta resultaba "digna de reproche".
Rafecas siempre sostuvo que la desestimación es una de las facultades que tiene el juez y defendió su decisión de no abrir la investigación por "inexistencia de delito".
"Un juez correcto"
Según pudo saber Infobae, Rafecas tiene "muchas chances" de ser elegido como uno de los candidatos para cubrir una de esas cuatro vacantes en la Cámara Nacional de Casación.
Varios de los integrantes de la llamada "Mesa judicial" del oficialismo coinciden en que está "muy capacitado" para ese cargo y que "excepto por como resolvió desestimar la denuncia de Nisman, es un juez correcto". De hecho, con esa salvedad, uno de ellos destacó: "Es uno de los pocos que cierra una causa a poco de que le llegue, cuando no tiene fundamento jurídico".
Otro funcionario que sigue de cerca los temas de la Justicia opinó que "como en su momento fue muy cuestionado por la comunidad judía, su salida de Comodoro Py descomprimiría la situación con ese sector y otros ámbitos que no lo perdonan por negarse a investigar la denuncia de Nisman". En ese sentido, recordó la solicitada de 2016 firmada por más de 300 intelectuales, políticos, empresarios y abogados, en la que pedían que Rafecas fuera removido de su cargo por su "parcialidad" frente a la denuncia del fallecido fiscal contra la ex presidenta en el caso AMIA.
Ante la pregunta de Infobae sobre si la comunidad judía podría llegar a objetar su ascenso a camarista, en la "Mesa Judicial" del Gobierno admitieron que "podría suceder" y que "llegado el caso, se evaluará".
Apoyos y dudas
Uno de ellos reconoció que la elección de Rafecas como candidato a la Cámara de Casación Nacional dependerá -en última instancia- "de la virulencia -o no- que genere" su posible designación, y admitió que "tendrá que pasar por más de un tamiz", no solo el de haber quedado en primero lugar en el concurso. "No necesariamente ganar un concurso te da legitimidad moral para un cargo", sostuvo.
Sin embargo, los apoyos que tiene Rafecas en la "Mesa Judicial" son más que las dudas que puede generar su elección. "Se lo merece, es un cargo en el Máximo Tribunal Penal en el fuero nacional y está muy preparado", afirmó uno de los que interviene en la elección de los futuros jueces a partir de las ternas elevadas por el Consejo de la Magistratura.
El mismo funcionario admitió que se trata de "una jugada a dos bandas", porque su ascenso deja una vacante en Comodoro Py, un lugar de la Justicia que el Gobierno considera "tóxico" y que "necesita renovación".
La opinión de Rafecas
Esta semana, Rafecas concurrió a la audiencia pública en el Consejo de la Magistratura -la última instancia del concurso- y ahora solo queda la formalidad de que el plenario apruebe la terna y la eleve al Ejecutivo, algo que, se descarta, ocurrirá en agosto.
La aprobación de los nombres de los candidatos no se concretó ese mismo día en el plenario, porque justo se incorporó al Consejo el reemplazante de Pichetto, Mario Pais, y la votación se postergó para la próxima reunión, después de la feria judicial.
Al finalizar la audiencia, Rafecas habló brevemente con Infobae:
-Si se concretase la elevación de su pliego al Senado, ¿lo ve como un ascenso?
– Sí, claro. Pasaría de juez de Instrucción a camarista. Es un cargo por encima de los Tribunales Orales. Tengo 51 años y 32 de carrera judicial. Hace 15 que soy juez federal de primera instancia. Todos los colegas de mi generación ya son camaristas.
– Pero dejaría un Juzgado Federal de la Capital del fuero Criminal, un cargo con mucho poder en la realidad política argentina…
– No lo vivo en términos de poder. Siempre fallé según consideré que era correcto, desconectado de la política. Por otro lado, creo que – siguiendo la línea de Sergio Torres que aceptó un puesto en la Corte de la Provincia de Buenos Aires- nadie tiene que eternizarse en un cargo.
Después de las elecciones
Rafecas ya había dejado trascender que quería irse de Comodoro Py en 2017, cuando le anunció a sus colaboradores que si ganaba el concurso para ser defensor general ante la Corte, dejaría su despacho en el tercer piso del edificio de Retiro.
Pero -según le explicó a Infobae– el concurso se centraba en temas del fuero civil, por la función de ese cargo ante el Máximo Tribunal, y su especialidad es el derecho penal. Por eso se presentó en el destinado a cubrir las cuatro vacantes en la Cámara de Casación Nacional.
Por lo pronto, el envío del pliego de Rafecas al Senado por parte del Poder Ejecutivo -si efectivamente es elegido del listado de 17 candidatos con mejores puntajes que aprobaría el Consejo de la Magistratura en agosto- no sería en lo inmediato, sino después de las elecciones.
"Tenemos que ver, primero, si seguimos", admitió uno de los funcionarios más cercanos a Macri consultado para esta nota.
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