Carrió presentó su libro en Mar del Plata y pidió el voto para Vidal: "María Eugenia es una garantía para la Provincia y la Nación"

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(Christian Heit)
(Christian Heit)

"Hablando de mí, los hombres están. Critican si ya la línea perdí, se fijan si voy, si vengo o si fui…"

Sonaba Tita Merello de fondo cuando Elisa Carrió entró por una puerta lateral al subsuelo del Torreón del Monje y más de cuatrocientos asistentes, en su gran mayoría mujeres de la "tercera edad" -cómo se definió y las definió la diputada-, empezaron a corear su nombre: "¡Lilita, Lilita!".

No se habían instalado en la entrada la docena de puestos de choripanes y hamburguesas, ni la treintena de vendedores de gorras, remeras y posters con las caras de Néstor y Cristina Kirchner de las inmediaciones del Hotel Provincial, rodeado por un tumulto de militantes.

Pero a tres escolleras de la presentación del libro de la ex Presidente, y minutos antes de las 18, un grupo de señoras se quejaba porque no les permitían el acceso: el lugar ya estaba desbordado. "Solo queremos escuchar la voz, ¿qué pasó con la gente que no pusieron la pantalla? ¡Me extraña! Es la número 1 de la política", se resignó una mujer que, al final, pudo entrar.

Para esa hora, en el subsuelo de la tradicional confitería marplatense ya no cabía casi nadie. Y Carrió no defraudó.

A minutos de Cristina Kirchner -de fondo, por los ventanales, se divisaba la imagen de la precandidata a vicepresidenta del Frente de Todos en las pantallas montadas frente a la playa Bristol-, la líder de la Coalición Cívica improvisó un ácido, profundo e irónico monólogo que hizo delirar al auditorio en el que repasó su infancia en el Chaco, los avatares familiares y su trayectoria política y aprovechó para dejar contundentes definiciones sobre el Gobierno, los aliados y amigos de Mauricio Macri, pedir el voto para María Eugenia Vidal y Guillermo Montenegro -candidato a intendente de "La Feliz"-, y volver a cagar contra la ex Presidenta, la llamada "ala política" del oficialismo y el juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla.

"Ustedes piensen que el gobernador sería Aníbal Fernández. Verla a ella (a Vidal), también me veo a mi misma. Conozco el lugar donde vive casi presa, se los problemas que tienen sus hijos cuando van a la escuela. Y sé que decide. Es medio stalinista para decidir, pero está bien, tiene autoridad", dijo Carrió primero, en la conferencia de prensa que brindó a los medios locales antes de bajar al subsuelo para presentar su libro "Vida" en compañía de Montenegro y de Armando Abruza, ex asesor de Raúl Alfonsín al que conoció en la convención constituyente de 1994.

María Eugenia Vidal junto a Elisa Carrió, este jueves, en Pilar
María Eugenia Vidal junto a Elisa Carrió, este jueves, en Pilar

"María Eugenia es una garantía para la Provincia y la Nación", insistió la diputada. Y ensayó una defensa de la gobernadora alusiva a las críticas de Cristina Kirchner a las mujeres de la política "separadas" que, según había lanzado, son tratadas por los medios como "hadas", "virginales", "angelicales", en obvia referencia a Vidal.

"No sé es virgen porque una sea viuda o divorciada o porque se tenga o no el himen. Sé es virgen por si uno es transparente y tiene buen corazón. Hay que poder admirar nosotros que ya cumplimos más de 60, Cristina tiene 66, tenemos que saber reconocer la juventud, tenemos que reconocernos de la tercera edad. Tenemos que acompañar pero ya no tenemos que estar en el primer lugar", comparó la diputada mientras la ex Presidente todavía hablaba a tres playas de distancia.

Un rato después, en medio del monólogo que arrancó decenas de carcajadas y aplausos de la platea de la tercera edad, la legisladora volvió a recordar que renunciaba a la "política activa" y que tenía planeado faltar al Parlamento "cuando quiera". "Cuando sea necesario, voy a estar ahí", avisó cuando aún le quedan dos años de banca.

(Christian Heit)
(Christian Heit)

La líder de la Coalición Cívica llegó este viernes a Mar del Plata para apuntalar la campaña de Vidal, a quién había acompañado este jueves en una recorrida por Pilar, y de Montenegro, en una ciudad clave: es el doceavo distrito del país incluso más populoso que más de una docena de provincias, y en el que se libra una dura interna entre Montenegro y la radical Vilma Baragiola que llega con una extrema paridad hacia las PASO.

Según el entorno del ex juez -que en su introducción recordó la época en la que se conocieron con Carrió durante su instrucción como fiscal en la causa en la que investigó a Víctor Alderete, ex titular del PAMI menemista-, la imagen de Macri subió 10 puntos en los últimos meses en una ciudad castigada como pocos centros urbanos por la crisis económica.

"Lilita" salió cerca del mediodía desde su casa de Exaltación de la Cruz en auto junto a su custodia y el diputado Juan Manuel López. Solo pararon a comprar un café a mitad de camino y siguieron viaje: llegaron a la confitería en la que la esperaban Montenegro, Maricel Etchecoin y un puñado de dirigentes de la CC justo para la presentación del libro. La vuelta está pautada para el domingo.

La diputada no se privó de nada. Defendió, de nuevo, a Macri y la "república". "El jefe de la AFIP querelló a (Angelo) Calcaterra, primo hermano del Presidente. Esto lo hizo Mauricio Macri. Lo digo yo que nunca le pase la mano a Franco Macri, por los contratos y porque además armó ese mamotreto en Punta del Este que me parece espantoso", lanzó en referencia a Manantiales, el complejo que ocupó por años la familia presidencial.

Y siguió, por un camino un tanto más sinuoso. "Los hombres son complejos. Tienen dos caras. Pero (Daniel) Angelici no tiene el poder que tenía hace cuatro años. Hay algunos que no tienen el poder que tenían. El "Nicky" (Nicolás) Caputo no tiene el poder que tenía antes. Y el ala política desapareció con María Eugenia, porque nosotras somos políticas, no hay un solo político", repasó, ácida, sin mencionar ni a Rogelio Frigerio, ni a Emilio Monzó ni a Nicolás Massot, exponentes de la llamada "ala política" de Juntos por el Cambio.

"¿Y qué pasó con (Germán) Garavano?", le preguntó Abruza, que contemplaba sentado en el escenario el monólogo, por momentos con formato de stand-up, de la diputada, que iba y venía divertida por la tarima. "Sigue siendo imbécil. El imbécil es una condición, está en la real academia…", contestó sobre el ministro de Justicia al que le pidió el juicio político. El público estalló a carcajadas, como esos reidores de las series norteamericanas.

Elisa Carrió junto a Guillermo Montenegro
Elisa Carrió junto a Guillermo Montenegro

En más de 40 minutos de discurso, "Lilita" también tuvo un breve pasaje en el que mencionó a Alejo Ramos Padilla y la causa que tramita en Dolores vinculada al ex espía Marcelo D'Alessio: trató al juez de "tarado". "A mi si este tarado de Dolores me quiere meter presa, el problema es que tiene que haber una manifestación por el aire acondicionado", tiró. El público volvió a reír con ganas. Antes había abundado en que estaba bien que el fiscal Carlos Stornelli no se presentara a declarar en el juzgado bonaerense.

"Lo reeligen a Macri y, como dijo mi abuela, yo digo lo que quiero", prometió Carrió mientras promediaba la charla como si en estos años, y en estas últimas semanas, no hubiera dicho nada. "Mi infancia fue Macondo", recordó, como la novela de Gabriel García Márquez.

Para Carrió, Mar del Plata tiene un sabor especial: siempre le devolvió una buena cantidad de votos. La ganó, por ejemplo, en el 2007. "Mar del Plata me respondió, me respaldó, me cuidó, me enamoré de ella, ella se enamoró de mí", dijo.

Mientras caía la noche, y los mozos del Torreón del Monje iban y venían, la diputada aún autografiaba libros de los presentes: estuvo más de una hora y media sentada. Dedicaba su obra, y fumaba.

 
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