María Eugenia Vidal sabe que Axel Kicillof puede derrotarla en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), como consecuencia de la intención de voto que exhibe Mauricio Macri en el conurbano bonaerense. Sin embargo, la gobernadora de Buenos Aires hace campaña electoral en toda la provincia para recortar la diferencia con Kicillof, que suma los votos propios de Cristina Kirchner y los que añade Sergio Massa como candidato a primer diputado nacional.
Como parte de su campaña, la gobernadora bonaerense recorrió los partidos de Pergamino y San Nicolás para visitar una estación de bombeo y un centro oncológico. "Damos respuestas concretas a problemas de muchos años", dijo Vidal en obvia referencia al peronismo que gobernó este distrito durante 26 años consecutivos.
La estrategia electoral de Vidal consiste en recorrer cerca de 40 ciudades que significan el 80% del padrón bonaerense. Y en este sentido, la gobernadora estará acompañada por Macri, los legisladores Elisa Carrió y Martín Lousteau y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
La gobernadora bonaerense sabe que está bajo fuego del peronismo y que los ataques pueden caer desde la Suprema Corte provincial o a través de ciertas actitudes políticas protagonizadas por intendentes del conurbano. Hace unos días, Vidal debió enfrentar una acusación directa de Eduardo de Lazzari -titular de la Corte Bonaerense-, y ayer minimizó los gestos histriónicos del intendente de San Martín, Gabriel Katopodis.
De Lazzari sugirió que la administración provincial manipulaba causa judiciales, en tanto que Katopodis cuestionó con gestos personales la decisión del gobierno nacional de establecer el Metrobus en San Martín. Respecto de De Lazzari, Vidal exigió que el magistrado presentara las pruebas en tribunales, mientras que sobre Katopodis decidió hacer silencio para dejar en claro qué valor político tienen -para ella- sus opiniones sobre la presidencia de Macri.
Si no hay un cambio profundo en la tendencia electoral, Kicillof derrotará a Vidal en las PASO. La gobernadora juega todas sus chances en primera vuelta, ya que en la provincia de Buenos Aires no hay balotaje. Su apuesta es que Macri suba la intención de voto, que baje la inflación mensual y que el dólar se quede quieto hasta que termine la campaña electoral.
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