Será el debut oficial de campaña por el interior del país de Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto en el segundo distrito con más incidencia electoral. El viernes, la fórmula oficialista aterrizará en Córdoba, la provincia que más satisfacciones le dio al Presidente en las elecciones de 2015: sacó el mayor porcentaje de votos en las generales de octubre y en el balotaje de noviembre, incluso por encima de la ciudad de Buenos Aires, la cuna del PRO.
Cuando el Jefe de Estado y el senador desembarquen en la mañana de este viernes para participar de un acto con intendentes, dirigentes y candidatos de la alianza oficialista en un salón de la capital, el Gobierno empezará a tallar en esa provincia con un solo objetivo: tratar de recuperar los votos de 2015 y compensar los de la provincia de Buenos Aires, en especial en el corazón del conurbano, donde los coletazos de la crisis económica pulverizaron la popularidad de Macri.
Detrás de Buenos Aires, el monstruo electoral con el 37%, Córdoba concentra el 8,6% del padrón. Hace cuatro años, la fórmula encabezada por el Presidente obtuvo poco más del 53% de los votos en octubre. Un 3% más que en la ciudad de Buenos Aires, el distrito en el que el líder del PRO inició su carrera política y en el que ese partido mantiene una hegemonía de 12 años que podría extenderse por otros cuatro.
En el balotaje de noviembre, Córdoba volvió a darle a Macri su mayor satisfacción: sacó casi el 73%, un récord frente a Daniel Scioli.
Desde aquella elección pasaron cuatro años de desgaste, un test provincial reciente que provocó profundos chispazos en el seno de la coalición y la consagración de Juan Schiaretti como líder local.
Macri, sin embargo, tiene algunos argumentos para ilusionarse: si bien se fotografió ayer con Alberto Fernández, una imagen que el candidato K había buscado en los últimos días, desde el entorno del gobernador volvieron a remarcar que mantendrá la "prescindencia", a pesar de que parte de sus dirigentes trabajan para apuntalar al ex Jefe de Gabinete.
El kirchnerismo, de todos modos, nunca pudo terminar de recomponer su vínculo con aquella provincia. Y la tercera vía, encarnada en Roberto Lavagna, nunca terminó de consolidarse. En 2007, Córdoba le había dado al ex ministro su único triunfo como candidato presidencial.
Esta vez, no habrá foto entre Macri y Schiaretti, que se mostraron a los abrazos y sonrientes hace poco menos de dos meses en Casa Rosada, en una reunión que despertó fundadas suspicacias. El gobernador parte hoy hacia España, un viaje asociado a la gestión que lo tendrá en aquel país por una semana.
Ayer, en el encuentro partidario de Parque Norte que Juntos por el Cambio utilizó para alinear a la tropa y confabularse detrás de una estrategia que apunta a polarizar al extremo con el Frente de Todos, Mario Negri, el primer candidato a diputado nacional de la lista cordobesa del oficialismo, se mostró entusiasmado.
Aseguró que las heridas por las elecciones a gobernador de mayo, que lo enfrentaron a Ramón Mestre y a un sector del Gobierno, habían cicatrizado, a pesar de los pases de facturas internos que en buena medida se ventilaron por la furia de Elisa Carrió, que apuntó contra la denominada "ala política".
El jefe del interbloque del oficialismo en Diputados resaltó además que una porción considerable de los electores ensayaba alguna variante en las PASO que luego podía cambiar de cara a las generales. En agosto de 2015, Macri sacó el 35% de los votos, casi 20% menos que en octubre.
El objetivo del oficialismo es sembrar en agosto para cosechar dos meses más tarde. Con un piso de 40%. Y quedar, en lo posible, en orden al 50%. O cerca. Es que, en la provincia de Buenos Aires, más allá de los esfuerzos de María Eugenia Vidal y sus reiterados intentos de demonizar al kirchnerismo y a la figura de Axel Kicillof, la escasa popularidad de Macri es todavía alarmante.
Ayer, en Parque Norte, el consultor Jaime Durán Barba trazó un diagnóstico descarnado del escenario electoral. Subrayó ante cientos de candidatos que la polarización "paulatinamente se ha ido agudizando" y que "las últimas mediciones dicen que está más fuerte"; que las PASO "son extremadamente importantes y no es imposible que en la primera vuelta se resuelva la elección". Con final abierto. Y que "alrededor de un 80% de argentinos ya optó por Cristina y por Mauricio". Después se deshizo en criticas al kirchnerismo.
A un mes de las primarias, el Gobierno busca en esa línea agudizar la grieta. Y salir en busca de los votantes desencantados: el consultor planteó en ese evento multitudinario frente al río que esa pecera de votantes es, para la pesca, mucho más proclive para Macri que para la fórmula K.
El lunes, en tanto, el Presidente volará hacia Mendoza. Se mostrará junto a Alfredo Cornejo en la inauguración de la ruta 40, según el cronograma de campaña. Cuarenta y ocho horas después, el miércoles 17, comienza según la ley la prohibición de actos "susceptibles de promover la captación del sufragio".
En la previa de las PASO, de no mediar imprevistos, Macri y Pichetto cerrarán el primer tramo electoral en la provincia en la que aterrizarán mañana. El mismo lugar que el jefe de Estado eligió en el 2015.