"Fue un acontecimiento chiquito, no puso en jaque la democracia". En esos términos se refirió el ministro de Defensa, Oscar Aguad, al levantamiento carapintada de 1987 que encabezó un joven Aldo Rico.
Con esas palabras buscó justificar la presencia del militar que había atentado contra la democracia en el desfile organizado ayer por el gobierno nacional por el Día de la Independencia. Sin embargo, no hizo más que provocar una ola de críticas.
Horacio Jaunarena, quien ostentaba en aquel entonces el mismo cargo que hoy tiene Aguad, fue uno de los primeros dirigentes en salir al cruce. "No sé qué quiere decir el ministro, yo recuerdo que en los balcones de Casa de Gobierno estaba toda la dirigencia política bancando al gobierno constitucional", contó.
Y agregó: "Si para el ministro esto fue un movimiento chiquito, bueno, para la gente que llenó todas las plazas de la República en respaldo de Alfonsín y para la dirigencia política y sindical no lo fue".
Con todo respeto, @OscarAguadCBA: tus dichos no hacen otra cosa que ofender a cuantos lucharon por la democracia y su consolidación, por la paz y contra la violencia. No tenés derecho falsear la historia de esa manera, ni a agraviar así a los argentinos.
— Ricardo Alfonsín (@RICALFONSIN) July 10, 2019
Ricardo Alfonsín, hijo del ex presidente Raúl Alfonsín y correligionario de Aguad -ambos son radicales-, fue mucho más duro: "Sus dichos no hacen otra cosa que ofender a quienes lucharon por la democracia y su consolidación, por la paz y contra la violencia". "No tenés derecho a falsear la historia de esa manera ni de agraviar a los argentinos", completó.
Los carapintadas liderados por Rico intentaron realizar un golpe de Estado en 1987 en una joven democracia que había sido reinstaurada en 1983. Los integrantes de este movimiento militar de ultraderecha fueron enjuiciados y condenados, pero finalmente no recibieron castigo por un indulto dictado por Carlos Menem. Años después, Rico fue elegido intendente de San Miguel en elecciones democráticas.