Con menos selfies que las que esperan a Cristina Kirchner en sus indagatorias, sin el juez Claudio Bonadio para escucharlo y pedidos para frenar el interrogatorio, Alberto Fernández, precandidato a presidente del Frente de Todos, pasó este miércoles por los tribunales de Retiro para declarar como testigo en la causa por el encubrimiento a Irán en el ataque a la AMIA, la misma por la que fue enviada a juicio oral su compañera de fórmula. Pero además de quejarse por su citación, Fernández dejó una frase en tribunales que lo diferenció de Cristina Kirchner y sus seguidores: aseguró que la denuncia que impulsó Alberto Nisman contra la entonces jefa de Estado antes de su muerte debió haberse investigado y no cerrarse sin ningún trámite, como se hizo.
"El contexto en que esas declaraciones fueron vertidas tienen que ver con el momento en que el juez Rafecas desestimó la denuncia realizada por el Dr. Nisman. A mi juicio por cosas que me había transmitido el Dr. Nisman previo a su muerte, esa denuncia merecía un mínimo análisis porque allí se le imputaban a la presidenta de la Nación delitos gravísimos como el encubrimiento y la traición a la Patria. Semejantes imputaciones a mi juicio hacían necesaria una investigación y no un rechazo in límine fundado en cuestiones de análisis dogmáticos", dijo Alberto Fernández en la declaración a la que accedió Infobae.
En enero de 2015, cuatro días antes de morir, Nisman denunció a Cristina Kirchner, el fallecido canciller Héctor Timernan, el diputado Andrés Larroque y el piquetero Luis D'Elía por el pacto con Irán. El juez Daniel Rafecas cerró la causa por entender que no hubo delito y la Sala I de la Cámara Federal lo ratificó. Pero una denuncia nueva que promovieron familiares de las víctimas en 2016, cuando el kirchnerismo ya había dejado el poder, y un fallo clave de la Cámara Federal de Casación Penal permitieron reabrir aquella cerrada denuncia en el juzgado de Bonadio por la que la ex presidente fue enviada a juicio oral junto a otros imputados.
Aunque el caso ya tramita ante el Tribunal Oral Federal 8, sin fecha de inicio, el juez Bonadio se quedó con un remanente de la investigación, trámite en el marco del cual llamó hoy a testimoniar a Alberto Fernández a pedido de la querella.
Apurado por un viaje que debía hacer a Córdoba, Alberto Fernández llegó minutos después de las 10 de la mañana al edificio de Retiro. En los tribunales había un ritmo lento, después de dos feriados. El ex jefe de Gabinete se fue cerca de las 11. En esos minutos en el cuarto piso de los tribunales de Retiro, expuso su opinión sobre la denuncia de Nisman, más allá de dejar en claro que tiene "el más alto de los conceptos" por el juez Rafecas, que había cerrado la denuncia contra la ex jefa de Estado pese a la postura del fiscal Gerardo Pollicita y la repercusión mediática que había cobrado el tema.
"Es notorio y de público conocimiento que siempre fui crítico de la decisión del Memorándum con Irán. Mi mayor crítica fue la de haber extendido la jurisdicción argentina a un comité internacional formado por cinco personas", dijo Alberto Fernández en su rol de testigo. "Digo todo esto y digo también que siempre mis críticas estuvieron en el terreno de lo político y nunca de lo jurídico. Me extraña que la querella, quien me propone como testigo, no acompañó ninguna de las infinitas declaraciones que hice afirmando que esta era una cuestión política no judiciable", disparó.
Tras resaltar que "un testigo es alguien que conoce un hecho a través de sus sentidos y no alguien que opina", el aspirante a suceder a Mauricio Macri resaltó con ironía: "Confío en que el tribunal no siga la lógica de la querella, pues deberá citar a las millones de personas que opinaron de este tema".
El juez Claudio Bonadio –a quien Alberto Fernández había incluido en la lista de los magistrados que deberán dar explicaciones por los fallos de los últimos años- no estuvo presente en la testimonial. El fiscal Eduardo Taiano sí participó, pero ni siquiera hizo preguntas. Afuera lo esperaban los abogados Aníbal Ibarra y Lucila Larrandart, defensores en la causa del Memorándum con Irán. Esperaban poder ingresar a participar de la declaración del testigo y hacer preguntas, pero eso no suele ser permitido.
Al salir, Alberto Fernández se cruzó con una gran cantidad de periodistas. También hubo un momento para las selfies. En la puerta del edificio y frente a las cámaras, insistió en que sus dichos fueron una lectura política, que no ameritaban su declaración judicial, y hasta se cruzó con una movilera.
La citación de Alberto Fernández fue dispuesta por el juez Bonadio hace dos semanas, a pedido de la querella de los familiares de las víctimas. Se trata de la causa reabierta por la denuncia de Nisman, y que ya está en instancias de juicio oral.
Precisamente por esa elevación a juicio a un debate que aún no tiene fecha es que las defensas de Oscar Parrilli y Carlos Zannini, también procesados y a la espera de juicio oral, se habían opuesto al interrogatorio de Fernández a esta altura del proceso.
"Habiendo clausurado vuestra señoría la etapa instructoria y encontrándose que no puede reanudar la investigación sobre los hechos respecto de los cuales –inclusive- ya todas las partes han ofrecido la prueba de debate –aseguró-. La convocatoria del doctor Fernández no guarda relación alguna con las cuestiones a profundizar", sostuvo el abogado Mariano Fragueiro Frías, defensor de Carlos Zannini, ex secretario legal y técnico.
"El tribunal pretende apropiarse del escenario de instrucción, exhibida aquí de eterna, sin disciplina temporal más que la voluntad deliberada del instructor y disponer una testimonial que nada aporta al proyecto ya en instancia de plenario", añadió. A su criterio, las palabras de Alberto Fernández fueron una "valoración jurídica" y "citar a una persona en base a sus declaraciones como abogado significaría desnaturalizar su rol como testigo en el proceso". Entre las preguntas sugeridas por la defensa estaba "por qué considera que fue citado a declarar como testigo en la presente causa".
Desde la defensa de Parrilli, ex secretario general de la Presidencia, Aníbal Ibarra, criticó al juez por "ampliar a capricho incriminaciones penales al servicio de requerimientos políticos coyunturales faenados bajo el denominado 'law fare'". Y advirtió que se "pretende citar ahora al candidato principal de la oposición", ensayando "una operación política de bajo fuste" y apuntando a "una persecución desmedida e incontrolada".
Sus cuestionamientos no fueron tenidos en cuenta y la declaración de Alberto Fernández se realizó igual. Se espera para mañana al periodista Nelson Castro, el encargado de hacer la entrevista que disparó estas convocatorias a una semana del 25 aniversario del ataque a la mutual judía.