Por su habitual pragmatismo comunicacional, Horacio Rodríguez Larreta fue el más sorprendente: dijo que el kirchnerismo "muestra la hilacha rápido", que se "cagaron a tiro dos facciones sindicales" -"de ellos", acotó-, que los "neoK quisieron poner carpas en el Obelisco" y que Axel Kicillof había comprado naranjas para "mostrar su amor histórico" por la provincia de Buenos Aires. "Ni hablar que por ahora la tienen escondida", agregó el jefe de Gobierno sobre la ex presidenta Cristina Kirchner.
En su debut formal en campaña en un evento partidario junto a Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto volvió a cargar contra el ex ministro de Economía y candidato a gobernador bonaerense del Frente de Todos, al que de nuevo vinculó con el marxismo, una crítica festejada por el auditorio entre silbidos y aplausos. El senador, sin embargo, aprovechó la escena para castigar a Alberto Fernández: "No se enteró que murieron 7 mil personas por el régimen (de Nicolás Maduro)".
Un rato antes, Marcos Peña ya había asociado a la fórmula K con el chavismo.
Alfredo Cornejo, que en la convención radical de fines de mayo había dedicado duros pasajes a la coalición de gobierno, esta vez se mostró alineado. Y también machacó contra la anterior gestión, que calificó de "chanta". "Esta elección es bisagra, la más importante desde aquella que llevó a (Raúl) Alfonsín a la presidencia. Hoy es un mundo distinto con pocas oportunidades para gobiernos chantas que no se toman en serio el arte de gobernar", sostuvo.
En ese panel, María Eugenia Vidal cerró en la misma línea: habló de la "bomba que había estallado" en la Provincia, repasó lo que, según ella, fueron las obras que no se hicieron y remarcó que ahora no había un '6,7,8,9,10' -en alusión al programa de televisión de la TV Pública ícono del kirchnerismo- o "cadenas nacionales que cuestionen todo".
En el inicio del encuentro, el consultor Jaime Durán Barba había dado el puntapié inicial en la estrategia de llevar al máximo la polarización con el kirchnerismo. "Han agudizado sus puntos de vista autoritarios, proponen una nueva Constitución, acabar con la división de poderes. El país se está dividiendo en dos. Hay otra candidatura que cuando sus principales candidatos salen y hablan pierden votos. Tienen que esconder a sus principales candidatos. Nosotros no tenemos a nadie que esconder, tenemos mucho orgullo de trabajar con Mauricio y Miguel Ángel", abundó el ecuatoriano.
Ante cientos de dirigentes y candidatos de todo el país, y a un mes de las primarias de agosto, el oficialismo se alineó en el congreso partidario de Parque Norte detrás de la estrategia de confrontar al extremo con el kirchnerismo. Y planteó la necesidad de salir a "comunicar" la gestión, ante un escenario de polarización que, según diagnosticó Durán Barba, "paulatinamente se ha ido agudizando".
Macri fue, en ese sentido, el más sereno. En el cierre final, casi sobre la noche, el jefe de Estado hizo un repaso por la fundación del PRO, criticó los errores de los pronósticos -"fallan la mayoría de los pronósticos de este país", deslizó- que le decretaban poca vida al macrismo y pidió salir a convencer al electorado. "Todo el mundo dice 'ustedes comunican mal', bueno, hoy es el momento de comunicar", apuntó.
Más allá de la cautela de los principales dirigentes que desfilaron por Parque Norte, en el seno de Juntos por el Cambio se respira otro humor, marcado por la estabilidad cambiaria que, según los números que desmenuzan en Casa Rosada, produjo una recuperación de más de 10 puntos en la imagen presidencial.
El jefe de ministros ya había mostrado las cartas tras la reunión de gabinete ampliado de la semana pasada, en el CCK. "El miedo es lo único que tienen para ofrecer en esta elección", había dicho Peña.
En las horas siguientes, Vidal mantuvo la misma lógica: aventuró que de ganar Kicillof sería La Cámpora la que gobernaría la Provincia. Surtió efecto: consiguió que buena parte de la dirigencia K saliera a contestarle.
Es que el Gobierno busca acelerar la polarización para llegar "cabeza a cabeza" a las primarias del 11 de agosto. "Pocas elecciones vimos en el continente tan polarizadas, desde hace rato la gente piensa que va a elegir entre Macri y Cristina, no piensa en una tercera alternativa, no la siente necesaria", analizó el consultor estrella de la Casa Rosada. "Las PASO son extremadamente importantes, y no es imposible que en la primera vuelta se resuelva la elección. Alrededor de un 80% de argentinos ya optó por Cristina o por Mauricio", siguió Durán Barba.
Rodríguez Larreta, que sorprendió este miércoles con una acidez poco habitual, se mostró contrariado ante el auditorio de Parque Norte. Dijo, al revés del ecuatoriano, que la elección "en el mejor de los casos, va a ser muy finita". "Un voto más, un voto menos", remarcó.
Las encuestas que analizan en los laboratorios del oficialismo son mucho más auspiciosas que meses atrás, aunque no concluyentes.
Parte de esos números fueron expuestos por Durán Barba en un ida y vuelta de preguntas del auditorio. Habló de votantes duros, "difíciles" e "imposibles". Según esos estudios oficiales, el kirchnerismo acumuló un 45% del electorado que es "imposible" que lo vote, y otro 10% que "difícilmente" lo haga. La porción de votantes que nunca votaría por Macri es, en tanto, sensiblemente menor: se reparte casi en partes iguales entre "imposibles" y "difíciles".
En ese escenario, el oficialismo se concentra en la campaña en la captación de indecisos: es la pecera a la que Peña pidió salir a pescar. "No hay que gastar energías en los que profesan la fe kirchnerista", apuntó.
Para esa estrategia de caza de votos, la idea de agudizar la polarización, que puede definir la elección en octubre para uno u otro candidato, es clave para el macrismo.
Lo blanqueó Durán Barba meses atrás, allá por abril, en medio de una turbulencia cambiaria que hacía temblar al Gobierno, con un peculiar optimismo: "En el concurso de los menos malos, claramente ganamos", lanzó.
Fotos Franco Fafasuli
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