El hecho público más trascendente que vivió Fernando de la Rúa después de dejar el gobierno fue el juicio oral y público por el presunto pago de sobornos a senadores nacionales para que aprueben la reforma laboral que impulsaba. Fueron 16 meses de juicio oral en el que De la Rúa -que asistió a la mayoría de las audiencias- fue acusado de haber dado la orden de pagar cinco millones de pesos en coimas durante una reunión en su despacho en la Casa Rosada.
El juicio se realizó en los tribunales de Comodoro Py y además de un proceso penal fue la reconstrucción con sus protagonistas directos de lo que entonces fue uno de los hechos políticos más conmocionantes de la política moderna. Declararon políticos, sindicalistas y periodistas.
Y el juicio tuvo un acontecimiento único. De la Rúa interrogó personalmente a Carlos "Chacho" Álvarez, su vicepresidente, hasta que renunció en octubre de 2000 –un año año antes de la salida de de la Rúa– por el escándalo de los sobornos. Los hombres que habían encarnado una alianza que esperanzó a gran parte del país y que ahora estaban enfrentados. No solo políticamente, sino por sus lugares en el juicio: uno como acusado, otro como testigo.
En la sala audiencias del subsuelo de Comodoro Py se volvían a ver después de 12 años. Fue el 13 de septiembre de 2012. Estaban a un metro de distancia y el ex presidente le pidió autorización a los jueces del Tribunal Oral Federal 3 para interrogar personalmente a Álvarez.
-¿Por qué renunció?, le preguntó de la Rúa.
–Renuncié porque usted ratificó en los cargos y promovió a los sospechados. Yo dejé mi fuerza política pagando los costos de un Gobierno que fue un fracaso – le contestó.
Era la primera vez, y fue la única, que de la Rúa se lo preguntó a Álvarez, al menos públicamente. El ex vicepresidente había dejado el cargo porque impulsaba la investigación por el presunto pago de los sobornos y De la Rúa había ascendido a los funcionarios sospechados: el ministro de Trabajo Alberto Flamarique –a quien se le atribuyó la frase "para los senadores tengo la Banelco", que reveló el sindicalista Hugo Moyano– pasó a ser secretario general de la Presidencia– y ratificó a Fernando de Santibañes, jefe de la SIDE, organismo del que se sospechaba habían salido los fondos para las coimas.
De la Rúa le pidió al tribunal oral que se leyera el texto de la renuncia completa de Alvarez. El ex presidente dijo que el tema de las coimas no había sido el único motivo de su salida.
–Hace también referencia a la cuestión económica y a la lealtad hacia el Presidente – le dijo de la Rúa
-La lealtad es que frente a la decisión que había tomado, nos enfrentaba. Usted necesitaba que el tema de los sobornos desapareciera de los medios y de la opinión pública. Yo necesitaba oponerme a eso. Teníamos diferentes intereses y eso nos hubiera enfrentado. Usted ratificó en los cargos a los sospechosos. Fue un golpe de autoridad contra mi persona.
–¿Entonces era una competencia por espacios de poder?
-Si yo quería disputarle el poder, ¿sabe que tendría que haber hecho? Pasar a la oposición y criticarlo y nunca hice eso. Yo dejé mi fuerza política pagando los costos de un Gobierno que fue un fracaso.
–No me queda claro el motivo de su renuncia. ¿Qué otra medida hubiera querido que el Presidente tomara? ¿Abrir los fondos de la SIDE, apoyar a la Justicia?
Álvarez declaró cinco horas y media y fue el primer testigo del juicio. "Estoy convencido políticamente de que los sobornos existieron", dijo pero ante varias preguntas dijo que no tenía elementos para corroborarlo porque se trata de un delito difícil de probar.
En la actualidad los arrepentidos abundan pero en los primeros años del 2000 Mario Pontaquarto fue el primero de ellos. Pontaquarto era el secretario Parlamentario del Senado y declaró que en una reunión en la Casa Rosada De la Rúa aprobó el pedido de senadores del peronismo de sobornos para aprobar la ley, que fue a SIDE a retirar el dinero y que días después la entregó en la casa del senador Emilio Cantarero, hoy fallecido.
Pero en diciembre de 2013, los jueces del tribunal oral Guillermo Gordo, Miguel Pons y Fernando Ramírez absolvieron a De la Rúa, Flamarique, de Santibañes, el propio Pontaquarto y a los senadores peronistas Ricardo Branda, Augusto Alasino, Alberto Tell y Remo Constanzo.
"Los hechos que llegaron a constituirse en una verdad revelada e incontrastable, no han encontrado una mínima corroboración luego celebrarse el debate y producirse la prueba, por lo que cabe concluir que aquellos no sucedieron", concluyeron los magistrados en su veredicto que calificaron a Pontaquarto como un "embaucador" y que todo lo relacionado a su persona fue "oscuro y confuso".
"Es cierto que mi Gobierno tuvo muchas fallas pero no en la honorabilidad. Y acá se quiso manchar la honorabilidad del Ejecutivo, del Senado", dijo De la Rúa después de ser absuelto.
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