El FIT-Unidad aisla la crisis con Altamira y busca los votos de la "desaparecida" centro izquierda

La coalición de partidos anticapitalistas lanzó su campaña contra la polarización entre Mauricio Macri y Alberto Fernández

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Uno de los spot electorales que difundirá el Frente de Izquierda a partir de mañana.

"Nosotros no elegimos lo que está pasando", asegura Gabriel Solano, uno de los protagonistas del sector "vencedor" en la crisis interna del Partido Obrero (PO) que dejó afuera a su fundador, Jorge Altamira. El cisma se instaló en uno de los eslabones del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) y sorprendió a propios y extraños, a días del comienzo de la campaña y los recientes esfuerzos por lograr la "unidad" tras la incorporación del MST de Vilma Ripoll y otras organizaciones cercanas.

El quiebre en el PO, donde cerca del 15% de la militancia apoya a su fundador, irrumpió como un mojón que corrió del eje a las históricas consignas de la izquierda, mientras el armado busca recuperar los votos perdidos en las elecciones provinciales y hacerse de un lugar ante el clima polarizado entre las boletas de Mauricio Macri y Alberto Fernández.

"No podíamos imaginar que un grupo de compañeros y compañeras iba a desconocer un congreso partidario en el que Altamira perdió 80 a 20 votos. Quisimos subsanarlo pero no toleraron quedar en minoría", reflexiona Solano, uno de los dirigentes de la nueva conducción partidaria.

Como telón de fondo de la discusión PO está el recambio generacional, tras la derrota que sufrió Jorge Altamira en las primarias presidenciales de 2015 contra Nicolás del Caño, del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Sin embargo, la renovación interna demoró años y la pulseada se expuso con el quiebre el fin de semana pasado en dos tendencias, que empezó a definirse el XXVI Congreso de renovación de autoridades partidarias realizado en Semana Santa.

"No estamos paralizados, tenemos una campaña por delante. De esta experiencia vamos a salir más fortalecidos y algo ya lo habíamos logrado conformando una nueva dirección colectiva en vez de una unipersonal, como era la de Altamira. Volver atrás sería un error", afirmó Solano, quien apuesta a la "desaltamirización" del partido.

Cada sector está lanzado a una batalla abierta en la prensa, con algunos exabruptos: el propio Altamira llegó a decir en una entrevista que a él no lo sacarán "ni a los tiros" del partido. Sin embargo, lo cierto es que la puja probablemente no tenga un mayor impacto en el Frente de Izquierda-Unidad. En lo público, el sector de Altamira y sus candidatos mantienen su adhesión a la coalición electoral. Todos confían en que nadie sacará los pies del plato y no se correrán riesgos innecesarios.

"Es distinto a lo que pasó con los otros partidos tradicionales, donde Sergio Massa, Miguel Pichetto y el armado de Alternativa Federal podían terminar con Axel Kicillof o con Macri. Eso es lo importante, el Frente de Izquierda seguirá unido", sostuvo la legisladora porteña Myriam Bregman, del PTS.

Jorge Altamira fue el foco de la atención por la crisis en el Partido Obrero.
Jorge Altamira fue el foco de la atención por la crisis en el Partido Obrero.

El desafío de los votos perdidos

La crisis en el PO, con sus cruces con extensos documentos y declaraciones explosivas, revela las diferencias estratégicas en relación al rol que le adjudican a las elecciones. Para defender su "fracción pública", Jorge Altamira planteó que los "revolucionarios anticapitalistas" deben abandonar su "deriva electoralista" de los últimos años. Por eso impulsa una "rebelión popular" y una agenda de campaña para el FIT-Unidad con la consigna "Fuera Macri", ya que, consideran, es la única forma de derrotar el ajuste del FMI.

"Decir que las elecciones no importan es una involución política, es un debate que atrasa. Nuestra base no está con el macrismo ni con el kirchnerismo, por eso están renunciando a pelear este voto. Y nosotros no renunciamos a ninguna lucha", aseguró Gabriel Solano, candidato a jefe de Gobierno porteño.

Acostumbrada a la protesta callejera y a los pocos resultados electorales en su historia, desde 2011 a esta parte el Frente de Izquierda -con Jorge Altamira como una de sus caras visibles- se vio sorprendido por el crecimiento de los votos. En 2013, por primera vez, logró sus primeras tres bancas de diputados nacionales y conformó un pequeño interbloque. El salto cualitativo fue tal que, en 2018, registraba más de 40 bancas en todo el país, si se incluyen en ese registro los legisladores provinciales y los concejales. Un total de 1.200.000 electores habían depositado los votos en las urnas.

Pero el fenómeno tiende a desinflarse. En lo que va del año, en casi todas las provincias el espacio integrado por el PO, el PTS, Izquierda Socialista (IS), MST, Poder Popular y el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) tuvo un fuerte retroceso electoral, siendo uno de los más notorios el de la Provincia de Córdoba, donde apenas consiguió el 3% de los sufragios. En 2013 se había alzado con el 7,48%, lo que habilitó a ejercer tres bancas en la Legislatura local. Cuando se produzca el recambio, solo detentarán un escaño.

Otro caso relevante es el de Jujuy. La fórmula liderada por Alejandro Vilca y Andrea Gutiérrez sacó el 3,15 por ciento, terminando lejos del histórico 17% que el ex recolector de residuos y actual diputado provincial había conseguido en 2017. En Mendoza sucedió algo similar: el pasado 9 de junio el FIT registró el 3,67% de los votos con la boleta a gobernadora de Noelia Barbeito. En las presidenciales de 2015, la misma candidata -con Nicolás del Caño como aspirante a la Casa Rosada- había obtenido el 10,6% de los sufragios.

La fórmula presidencial encabezada por Nicolás del Caño y Romina del Plá.
La fórmula presidencial encabezada por Nicolás del Caño y Romina del Plá.

Una de las interpretaciones del declive es el desdoblamiento electoral que impulsaron los gobernadores y la ausencia de aportes de campaña a nivel provincial. Es que la militancia de izquierda se autofinancia a la manera tradicional, con las cotizaciones de los afiliados y los recursos que pueda girar el Estado.

"Hicimos campaña en una desigualdad de condiciones tremenda. No hay espacios gratuitos de televisión y radio como en la campaña nacional, donde podemos difundir nuestras ideas", afirmó la abogada Myriam Bregman. "No fue magia que hayan ganado los oficialismos en las provincias. Tampoco son lo mismo las elecciones ejecutivas a las legislativas de medio término", agregó. 

Hay otras dos hipótesis políticas más. Por un lado, la evidente polarización entre la Casa Rosada y el principal frente opositor que encabezan Alberto Fernández y Cristina Kirchner. La otra, según la izquierda, es la situación de "conservadurismo generalizada". "No es algo que tenga que ver con el voto útil. Cambiemos trata de conservar lo que puede y el peronismo le ha hecho un favor muy grande estos años, al votarle todo y no darle ninguna pelea seria al macrismo", indicó Bergman.

Gabriel Solano evaluó: "La polarización no podemos ignorarla. No solo nos afectó a nosotros, sino al intento de armar esa tercera vía detrás del peronismo federal. Es un proceso político general que influye sobre nuestro voto". Y agregó: "El kirchnerismo y la burocracia sindical, el moyanismo y las CTA quisieron apagar toda lucha diciendo que "hay 2019". Ese reflujo influye en la organización de los trabajadores y sectores populares, que tienen que ver con nuestro voto. Eso explica nuestra caída electoral". 

Las bancas posibles y el declive de la centro izquierda

Aunque el panorama electoral asoma dificultoso, la dirigencia troskista espera repuntar en su volumen político en las elecciones generales de octubre. Para llegar bien a esa instancia, apuesta a la incorporación del MST y la política de "unidad" como un polo de atracción que los deje bien parados frente al electorado, impulsando como ejes la ruptura con el FMI, la campaña por el aborto seguro, legal y gratuito, la precarización laboral y el tarifazo en los servicios públicos.

"Es muy importante atravesar bien las PASO. Es muy probable que otras listas, como la de Roberto Lavagna, saquen menos votos en octubre. Si hacemos una muy buena elección en agosto, por la naturaleza de nuestro programa y electorado, es muy probable que no se vayan nuestros votos  a Macri o a Alberto Fernández", evaluó Gabriel Solano. 

El martes pasado, la fórmula presidencial del FIT-Unidad integrada por Nicolás Del Caño y Romina Del Plá presentó en La Plata sus candidatos para la provincia de Buenos Aires, con la boleta que encabeza Néstor Pitrola (PO), junto a Christian Castillo, candidato a gobernador del PTS, Vilma Ripoll (MST), por la lista de Senadores. y Mercedes Trimarchi, postulante a vicegobernadora por IS. En Punta Alta, la coalición intentó diferenciarse del Frente de Todos, al plantear que Sergio Massa "ha sido un garante de la gobernabilidad" de María Eugenia Vidal en la Legislatura bonaerense.

En términos de bancas, el FIT aspira a lograr la banca de diputada nacional en la Ciudad para Myriam Bregman. El otro objetivo es defender y duplicar la banca de la provincia de Buenos Aires. También ingresar un escañoen Córdoba, donde encabeza Liliana Olivero, y reingresar al Congreso por Mendoza y Salta, provincias en las que el FIT obtuvo bancas nacionales en 2013. Este año, la boleta roja aparecerá en las urnas de 23 de los 24 distritos electorales del país.

En la Capital Federal, la traba fundamental para lograr un resultado deseable será, una vez más, la candidatura de Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad) que irá como precandidato a diputado porteño. Además, podrían restar algunos votos fundamentales la dirigente del Nuevo MAS, Manuela Castiñeira, la única mujer precandidata a presidenta de la Nación. Ambos espacios comparten electorado con el FIT y "dividen" el padrón que se inclina por este tipo de opciones.

Sin embargo, si bien la polarización les perjudica, la contratendencia que puede beneficiar a la coalición troskista es la desaparición de un espacio de "centro izquierda" porteña. Por el lado del oficialismo, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, incorporó a a los ex opositores ex ministro de Economía Martín Lousteau y al Partido Socialista local, de Roy Cortina. En cambio, el Frente de Todos sumó a la diputada Victoria Donda (Somos) y a Fernando "Pino" Solanas.

El candidato a jefe de Gobierno porteño, Matías Lammens, junto a su vice Gisela Marziotta.(Crédito: Frente de Todos)
El candidato a jefe de Gobierno porteño, Matías Lammens, junto a su vice Gisela Marziotta.(Crédito: Frente de Todos)

"La centro izquierda porteña, que siempre tuvo un importante caudal electoral, fue fagocitada por el PJ, está absolutamente desaparecida como expresión política independiente. Pino, que hizo una gran elección en 2009, acusaba a Cristina de ser un agente de la Barrick Gold y ahora está ahí metido", afirmó Gabriel Solano.

El FIT sabe que la Ciudad representa una vidriera nacional. Por eso buscará confrontar no solo con el macrismo sino también con Matías Lammens, candidato a jefe de Gobierno porteño por el Frente de Todos y presidente del club San Lorenzo de Almagro. "A Lammens no le conozco ni el tono de voz. No sé que opina cuando se ocupa un colegio o una fábrica por despidos, cuando hay una represión en la calle, la especulación inmobiliaria o la deuda externa. Es llamativo que el kirchnerismo diga que venía a recuperar la militancia y el compromiso por el otro, y proclamen a un candidato sin militancia alguna y ajustado al molde de la derecha. Esas experiencias no terminan bien, como pasó con Palito Ortega o Daniel Scioli", retrucó Solano.

Con escasas chances para la elección presidencial, el Frente de Izquierda podría hacer la diferencia en el corte de boleta para las categoría de diputados, una decisión que habitualmente muchos de sus adherentes suelen a optar en las urnas. Aún así, en la alianza política anticapitalista ratifican su postura de plantear una opción política propia por fuera del voto útil.

"No vamos a ser funcionales a la estrategia de Durán Barba. La única forma de sostener una candidatura como la de Macri y Vidal, después de tanto ajuste, tarifazos y pobreza, es instalar esa discusión antagónica con el kirchnerismo y presentarla como el futuro contra el pasado. A nosotros no nos gusta la resignación. A nosotros nos gusta pelear", concluyó Bregman.

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