Aún si la fórmula presidencial Alberto Fernández- Cristina Fernández cayera derrotada, la ex presidenta ya ganó. Un tercio de las provincias argentinas eligen senadores nacionales en octubre: renuevan su banca 24 senadores de 72. Todos con fueros, como los diputados nacionales.
Esos distritos son Ciudad de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén, Chaco, Tierra del Fuego, Entre Ríos, Santiago del Estero y Salta.
La mayoría de los precandidatos a senadores los puso Cristina y aún en el peor de los escenarios, si en esos ocho distritos el Frente de Todos fuera derrotado, sumaría un senador por cada provincia (dos son para la mayoría y uno para la primera minoría), excepto en Salta donde cabría la posibilidad de que no tuviera ninguno porque los votos se dividirán entre Cambiemos, el PJ de Juan Manuel Urtubey y el kirchnerismo.
El bloque que hoy preside Marcelo Fuentes, Frente para la Victoria-PJ, sin los senadores que responden a los gobernadores, está integrado por ocho mujeres y su conductor. Sólo Fuentes y la barilochense María de los Angeles Sancum dejan su banca el próximo 10 de diciembre.
En esa ecuación, en el peor de los escenarios, a los siete senadores que quedan en el bloque (incluida Cristina Fernández) se le sumarían siete más, exactamente el doble. En el mejor de los escenarios podría sumar trece si ganara en Río Negro, Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Entre Ríos y Chaco. Esa suma la dejaría con 20 senadores, cuatro menos que lo necesario para tener un tercio de la Cámara Alta. Sin contar, claro, los del bloque que comandaba Miguel Pichetto, muchos de los cuales ya sedujo Alberto Fernández.
La "ingeniería" la armaron Cristina y su hijo Máximo Kirchner, que además se ocupó con Eduardo 'Wado' De Pedro de acordar la lista de diputados nacionales en Buenos Aires y los acuerdos necesarios en las provincias para poner hombres y mujeres propios para la Cámara baja. Hábil, Cristina puso un cepo a las bancas del Senado y amagó con ceder para los cargos de Diputados. Fue inteligente políticamente al poner a Alberto Fernández en el primer lugar y bajarse ella un escalón. Perder para ganar, retroceder para avanzar, dirían expertos en estrategia.
Al filo de la medianoche del sábado, sin embargo, sorprendió a los negociadores en Capital y Buenos Aires donde subió a referentes de La Cámpora y bajó a los que respondían a otros sectores. Ejemplo de ello son Andrés "El Cuervo" Larroque y Wado de Pedro, que no estaban previstos en las primeras negociaciones, y el ascenso de Luana Volnovich del cuarto al segundo lugar en Buenos Aires. Más o menos así cerró todo el país después de que en las elecciones provinciales el kirchnerismo, con piel de cordero, se bajara de muchas listas.
En ese marco la elección de Alberto Fernández como precandidato presidencial fue un guiño a los gobernadores que de otro modo no hubieran aceptado la "unidad". El árbol que ocultó el bosque.
La aparente generosidad cedió ante Sergio Massa, la torre que permitió a los Kirchner combinar las piezas para rodear a Cristina, la 'reina', en el tablero de ajedrez. Hasta hubo enojo de intendentes y dirigentes porque Julio Zamora tendría que correrse de Tigre para favorecer a Malena Galmarini. Probablemente hasta Massa lo haya creído pero eso, tampoco ocurrió en un municipio donde La Cámpora hace más de un año juega a favor de Zamora.
En el cierre de las listas, con todas las piezas en el tablero, quedó expuesta la jugada completa donde ganó Cristina y ganó la agrupación de su hijo. Jaque a la interna. Y esta vez sin PASO ni divisiones.
Los que se quedan, los que sumará
En el Senado tanto la ex presidenta, como la santacruceña Ana María Ianni y la chaqueña María Pilatti Vergara tienen mandato hasta el 2023. En cambio a Ana Claudia Almirón (Corrientes), Nancy González (Chubut) y la mendocina Anabel Fernández Sagasti se les termina el mandato en el 2021.
A lo que tiene, Cristina sumaría leales de comprobada fidelidad como el ex Aerolíneas Argentinas Mariano Recalde (Capital) que pareció ceder el lugar a Matías Lammens y terminó corriéndose de una derrota segura. Recalde se garantiza una banca junto a Cristina mientras que el presidente de San Lorenzo arranca un camino hacia un futuro político en la Ciudad. Nada despreciable el lugar con el que se "contenta" Recalde.
El mismo premio que tendrá el referente porteño tendrán el líder de La Cámpora rionegrina Martín Doñate; el ex secretario general de la Presidencia y ex jefe de la Secretaría de Inteligencia Oscar Parrilli (Neuquén) y Martín Rodríguez, camporista de Tierra del Fuego. Para ubicarlos CFK tuvo que presionar y hasta romper acuerdos como hizo en Neuquén donde Felipe Solá le había prometido a Darío Martínez, en nombre del kirchnermo, el lugar que ocupará Parrilli. Aunque se disimule, el caso generó enojo.
Los chaqueños también podrían aportar al dique de contención para Cristina, como los santiagueños. La ofrenda llegaría a dos senadores por cada una de esas provincias, excepto que Jorge Capitanich (que se presenta como precandidato testimonial junto a la leal María Inés Pilatti Vergara) sufriera una sorpresiva derrota frente al gobernador Domingo Peppo, también peronista.
En el caso de Tierra del Fuego hay más expectativa. Cristina podría llegar a tener las tres bancas hoy en juego: dos por la mayoría si ganara la lista de FORJA del gobernador electo Gustavo Melella si se repite el resultado de una semana atrás. Pero por separado van Rosana Bertone para diputada nacional en alianza con La Cámpora que puso al candidato a senador: el amigo de Máximo Kirchner, Matías Rodríguez.
CFK recibió a Melella el viernes por la tarde en el Instituto Patria. A Bertone no la recibió nunca aunque fue aliada de los electos intendentes de Río Grande y Ushuaia. Hace un año La Cámpora empezaba a convertirse en una rara avis, ahora en aquel distrito se quedó con dos de las tres ciudades (además las más grandes) mientras que en el resto del país resurge cual Ave Fénix bajo la mansa imagen que en los últimos meses mostró Cristina a galope de "Sinceramente".
En Santiago del Estero, aliada con Gerardo Zamora, al menos dos senadores serían "amigos" de Cristina y habría que ver qué sucede en Chaco en la declarada pelea entre su favorito, Jorge Capitanich, y el gobernador peronista Domingo Peppo.
Aunque algunos señalan que quedó fuera de las designaciones en las listas, también Alberto Fernández ya ganó. Hace seis meses era un operador de Cristina y hoy es su candidato a presidente de la Nación. Así lo ven intendentes y gobernadores que están convencidos que para ver cómo suma poder tendrá que ganar la elección. Néstor Kirchner llegó con menos de un cuarto de los votos y blandiendo un bastón presidencial que reconocía vacío. Decía el fallecido ex presidente que tenía que construir poder. Y lo construyó. Fernández confía en haber sido un buen alumno pero lidiará con el peso de la imagen de su compañera de fórmula.
Ayer mismo Fernández tuvo que aclarar en un reportaje radial que él y el Instituto Patria (sinónimo de Cristina) buscan lo mismo.
¿Heridos?
Conocedor del pensamiento cristinista y hábil jugador, además "sin emociones" en el ejercicio de la política según él mismo dice, el senador y precandiato a vice de Mauricio Macri, Miguel Ángel Pichetto, saldrá por las provincias en busca de los "heridos" que deja el kirchnerismo en el armado de las listas. Irá esta misma semana para encontrar a los decepcionados "en caliente", antes de que se calmen enojos post cierres electorales. Córdoba, La Rioja y Río Negro serán sus primeros destinos y acompañado por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. El mismo mandato tendrán viejos peronistas que harán campaña con el senador, aquellos que el kirchnerismo eyectó en el inicio de los doce años que arrancaron aquel 25 de mayo del 2003. Avidos de venganza esperaban un momento como éste.
Algunos leales de siempre no quedaron en las listas. A Juliana Di Tullio, la que "bancó los trapos" de Cristina como jefa del bloque de Diputados, que ya lleva dos años fuera del poder, muchos la querían en las listas. Diana Conti; Hector Recalde; Omar Plaini y Juan Grabois, del Frente Patria Grande, esperan un triunfo para sumarse a un eventual Poder Ejecutivo.
Pero si Fernández-Fernández caen derrotados, sus veinte senadores (¿o más?) serían una llave infranqueable para el próximo gobierno, razón por la que si Miguel Pichetto fuera electo vicepresidente de la Nación, se volvería una pieza aún más fundamental.
Por el contrario, si la fórmula Fernández-Fernández gana, Cristina tendría en el Senado la llave para abrir o cerrar las puertas a su candidato a presidente de la Nación.
Leyes como la reforma laboral o el acuerdo con el FMI tendrían en Cristina un frontón difícil de superar.
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