Miguel Ángel Pichetto cree en las operaciones políticas y en el verticalismo partidario. El candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio analizó qué coaliciones políticas podían perjudicar las posibilidades electorales de Mauricio Macri, pidió autorización a las máximas autoridades de la Casa Rosada y enfiló como un tiburón amarillo hacia la alianza de tres partidos que sostenían la candidatura presidencial de José Luis Espert. Su pretensión era destruir ese armado electoral para evitar que sus votos beneficien a la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández.
Operación Espert
"Es mortal, silencioso, y mortal", elogió anoche a Pichetto, un importante funcionario que pasa sus días entre la quinta de Olivos y Balcarce 50.
Es que el candidato a vicepresidente oficialista logró seducir al diputado Parlasur Alberto Asseff, un veterano dirigente que se carteaba con Juan Domingo Perón, exigió que Naciones Unidas ataque al Estado Islámico, se formó en la Unión Cívica Radical (UCR), militó para Sergio Massa y ahora está a las órdenes de Pichetto que cumple instrucciones de Macri y el jefe de Gabinete, Marcos Peña.
Asseff es titular de UNIR, una pequeña agrupación que sumada a otras dos formaciones también menores conformaban la coalición que apoyaba la candidatura presidencial de Espert. Los otros dos pequeñas agrupaciones son la Unión del Centro Democrático (UCeDe) y el Partido Libertario.
UNIR tiene representación nacional, un dato legal clave que explica la movida de Pichetto: sin UNIR ni Asseff -las dos cosas son indivisibles desde una perspectiva política-, Espert no tendría otra alternativa que renunciar a sus sueños presidenciales. Y ese era el objetivo pragmático del senador nacional peronista.
Cuando Pichetto obtuvo la autorización política, inició una compleja negociación para seducir a Asseff, que conoce como pocos la aplicación práctica del termino académico Realpolitik. Pichetto tenía asignado un puesto en la lista de diputados nacionales que se eligen en la provincia de Buenos Aires; una gracia que le concedió Peña por autorización de Macri. Y ese puesto era para Claudia Rucci, la hija del sindicalista José Ignacio Rucci, asesinado por los Montoneros para marcarle la cancha a Perón.
Ironías de la historia nacional: Asseff conocía a Rucci, ya que conspiraron juntos para terminar con la dictadura del general Juan Carlos Onganía, y ahora le arrebata la banca a su hija Claudia para coronar un acuerdo vidrioso destinado a perjudicar al candidato Espert, hasta ese momento su socio político de coyuntura electoral.
El pacto entre Pichetto y Asseff es fácil de explicar: la banca de diputados destinada a Rucci será para Asseff, y en recompensa política, el líder de UNIR abandona a Espert y se pasa con sus cosas a la coalición oficial Juntos por el Cambio.
"Hoy está en juego el futuro del sistema democrático y republicano de la Argentina, y a ello se debe la decisión de sumar a UNIR a Juntos Somos el Cambio", explicó Asseff tras reunirse con Pichetto y Christian Ritondo, secretario de Seguridad bonaerense y primer candidato a diputado nacional.
Espert no es un simple economista que sale en televisión y cuestiona la política que ejecuta Nicolás Dujovne desde el Palacio de Hacienda. Es conocido por su carácter fuerte y no se quedará en casa hasta que den las 11.59 pm, hora tope para presentar las listas de coaliciones presidenciales.
"Estamos convencidos que el frente va a poder competir. No van a poder bajarnos", dijo Espert. Y remató: "Es una traición. Nunca se vio que el presidente de un partido que lleva a una persona de candidato, a 24 horas del cierre de listas diga 'me bajo´ ".
Para Pichetto, Asseff, la quinta de Olivos y los principales dirigentes de Juntos para el Cambio, el asunto Espert está terminado. Reconocen que habrá una larga secuencia legal, que Espert hará sus presentaciones en la justicia electoral, pero que no tiene ninguna posibilidad de competir en las PASO.
En Olivos calculan que quedaron en el aire cerca de tres puntos electorales pertenecientes a Espert que podían complicar a la fórmula de Juntos Somos el Cambio. Ese porcentaje de votos no pasará automáticamente a Fernández y Fernández, y en este contexto de apretada competencia por el poder, es mejor -explican en Olivos- que estén en el aire que asignados a la oposición política.
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