Massa y Lousteau se refugian en el Congreso para preparar su carrera presidencial 2023

Ambos dirigentes políticos sueñan con alcanzar la Presidencia, y utilizarán sus bancas parlamentarias para ampliar sus espacios de poder

Sergio Massa junto a Martín Lousteau en Estados Unidos, durante la Convención Demócrata que eligió a Hillary Clinton candidata a presidente en 2016

Sergio Massa y Martín Lousteau buscan su destino: tienen voracidad política y pertenecen a la generación política que desplazará a Mauricio Macri, Alberto Fernández y Roberto Lavagna. Junto a ellos, con los mismos sueños y en distintas posiciones institucionales, se alinean María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Juan Manuel Urtubey. Será una carrera larga, cargada de incertidumbre y acontecimientos políticos, adonde sólo habrá un ganador cuando Macri o Fernández entreguen la banda presidencial en la Casa Rosada.

Massa o el pragmatismo en estado puro

El primer candidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos construyó su carrera profesional como adversario político de Néstor y Cristina de Kirchner. Maltrató al expresidente en una cena íntima con un embajador americano y cuestionó la ética de la expresidente cuando hizo campaña en 2013.

Sin embargo, Massa aparecerá en una boleta junto a Alberto Fernández, Cristina Fernández, Axel Kicillof, Verónica Magario y Máximo Kirchner. Una exhibición peculiar de pragmatismo ejecutada por un candidato que pretendía competir por la Presidencia y construir una "gran coalición amplia y federal". Nada de eso ocurrió: será legislador nacional y sus socios de la Alianza Federal estarán en otra boleta electoral.

Massa tiene una pretensión política y una táctica de construcción partidaria que intentará desarrollar en sus cuatro años de mandato como diputado nacional. El líder del Frente Renovador desea ocupar la Presidencia de la Cámara de Diputados y desde allí construir su camino hacia la Presidencia de la Nación.

Massa y Fernández, socios políticos y amigos personales

El primer candidato a diputado de Fernández y Fernández tiene una estrategia que se bifurca en dos caminos que nunca se cruzarán. Si Fernández derrota a Macri, Massa reclamará la titularidad de la Cámara baja, un puesto institucional con alta exposición política y ubicado en el tercer lugar de la sucesión presidencial. Fernández y Fernández se la prometieron, y cree que le van a cumplir.

En cambio, si Macri vence a Fernández, Massa se refugiará en un bloque opositor de escasa dimensión, porque cuando el peronismo es derrotado sus legisladores tienden a la fragmentación política hasta que aparezca un nuevo liderazgo. Se trata de un hecho sintomático que se observó con la debacle de Ítalo Argentino Luder, Eduardo Duhalde y Daniel Scioli.

Frente a sus eventuales competidores generacionales, Massa tendrá una ventaja relativa. Es más sencillo construir una carrera presidencial desde el recinto de Diputados que administrar una provincia (Buenos Aires, si Vidal triunfa), la Ciudad de Buenos Aires (Rodríguez Larreta), o remar en el llano, que será la situación de Urtubey (termina su mandato como gobernador de Salta).

En este punto, Massa y Lousteau se parecen. Los dos estarán en el Parlamento, que tiene ritos propios, que es una zona de confort personal, y que facilita una extraordinaria ganancia política si se trabaja como legislador y se aprovechan los debates importantes para ampliar la base de conocimiento a nivel nacional.

Lousteau, senador independiente

Martín Lousteau, como Massa, tiene vocación presidencial. Su voracidad política va hacia ese objetivo personal y todos sus zigzagueos apuntan a la misma dirección: Balcarce 50.

Lousteau y Macri, tras su visita a la Casa Blanca. (Foto: NA)

En este contexto, Lousteau asumió en la embajada argentina en Estados Unidos, renunció a la embajada argentina en Estados Unidos, viajó con Macri al exterior, cuestionó a Macri en esa gira presidencial, empujó su precandidatura a Jefe de Gobierno porteño, se bajó de esa precandidatura a jefe de Gobierno, aceptó ocupar el primer lugar como candidato a senador porteño, amagó con renunciar si tenía que compartir la boleta con una candidata que rechazaba el derecho al aborto y, finalmente, cuando tuvo todo bajo control, dijo que sí. Lousteau en estado puro.

La candidatura de Lousteau es un cambio de paradigma ideológico en Cambiemos. Por ejemplo, sucederá a Federico Pinedo, que votó en contra del aborto. Si esa ley del siglo XX regresara a la Cámara Alta, todos los senadores porteños de Cambiemos votarán a favor, porque se calcula que también ingresará Guadalupe Tagliaferri en reemplazo de Marta Varela que, como Pinedo, votó en contra.

Y al margen del aborto, desde una perspectiva más amplia, Lousteau en el recinto será un problema político para Macri, si finalmente reelige. El posible senador nacional tiene agenda propia -quiere suceder a Macri-, y pensamiento propio -por encima de la media en su generación-, y no dudará en plantear sus propias perspectivas al margen de la posición oficial.

Lousteau no comparte toda la política económica de Nicolás Dujovne, ni el rol que Macri le asigna al Estado. Para el futuro senador nacional hay que rediscutir el gasto público, un tema que aparecerá en pleno debate del Presupuesto Nacional, justo cuando se encamina la campaña rumbo a la primera vuelta presidencial.

De todas maneras, Lousteau no es un improvisado. Ya aprendió lo suficiente cuando fue ministro de Economía de CFK. El futuro senador se desmarcará en temas estructurales -esenciales para su construcción política- y jugará al lado del gobierno -si Macri es reelecto- cuando se trate de una coyuntura empujada por la oposición para desgastar al Presidente.

Presidente Cristina y ministro Lousteau: para ambos una experiencia inolvidable

Cinco políticos de la nueva generación sueñan con llegar a la Casa Rosada. Vidal primero debe vencer a la fórmula Kicillof-Magario. Rodríguez Larreta está concentrado en la Ciudad, pero no deja de mirar hacia Balcarce 50. Y Urtubey sabe que su destino está atado a la fórmula Fernández-Fernández: si gana la elección presidencial, un desierto implacable aparecerá en su futuro.

Más cómodos aparecen Massa y Lousteau. Massa se refugia en la Cámara baja con un destino de doble entrada: presidente en Diputados con todo su brillo institucional, o jefe de un bloque opositor que convertirá a Macri en un blanco perpetuo.

Lousteau, en cambio, recibirá alguna comisión parlamentaria -dependerá si Macri reelige o no- y crecerá en la medida que presente proyectos estructurales y debata con Cristina y sus aliados políticos. Una actividad que no será una carga para el futuro senador nacional. Lo tiene en el physique du rol.

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