La vida te da sorpresas. Hace varios días que Juan José Sebreli y Marcelo Gioffre habían quedado en encontrarse a tomar un café con Jaime Durán Barba para hablar de filosofía. Junto a Santiago Nieto, compartieron la misma mesa en el almuerzo en honor al presidente colombiano Iván Duque, que se realizó en el Museo de la Casa Rosada.
No pararon de hablar de las distancias entre el existencialista Jean Paul Sartre y el estructuralismo de Michael Foucault, de los bonobos o chimpancé pigmeos (los monos más parecidos al género humano, capaces de manifestar altruismo, compasión, empatía y paciencia), de física y epistemología, de Maurice Merleau-Ponty y su fallido intento de hacer un comunismo democrático.
La charla en ese almuerzo fue tan inspiradora que quisieron repetirla cuanto antes para intercambiarse los libros y volver a encontrarse el mes próximo, cuando Nieto esté de vuelta de sus viajes por Egipto y México. Para tener la bibliografía lista, el jueves por la tarde, después de la reunión que el ecuatoriano tuvo con Miguel Angel Pichetto para hablar de la estrategia de campaña, se encontraron los tres en La Biela, el mítico bar del barrio de Recoleta.
Durán se apareció con dos ejemplares de La política en el siglo XXI. Arte, mito o ciencia y Gioffre con dos ejemplares de Conversaciones irreverentes. Diálogos sobre literatura, historia, política, cine, filosofía y arte. El estratega de Mauricio Macri llegó también con su laptop para mostrar algo que de lo que había hablado en el almuerzo, una imagen del universo primitivo surgido mediante el túnel cuántico de la nada, previo al Big Bang, que demostraría la existencia de múltiples universos curvos que colapsarían inmediatamente.
En las más de dos horas de diálogo, Jaime solo tomó dos gaseosas lima-limón, porque se cuida de la diabetes. Sebreli, que suele inclinarse por algún Campari, esta vez se limitó al café, como si no quisiera perder la compostura. Y entre los debates entre el tiempo y el espacio, la filosofía hindú y el análisis de la cultura vegana en la India real, la política no estuvo al margen.
Es que el autor de Los deseos imaginarios del peronismo, para algunos algo así como la biblia del "gorilismo" argento o el primer descarnado contraste entre la realidad y el relato peronista publicado cuando volvió la democracia, en 1984, está eufórico desde que Mauricio Macri designó a Pichetto como candidato a vicepresidente. Aunque nunca lo vio personalmente, y solo lo conoce por las entrevistas en los medios, en la mesa del bar definió al senador como "un liberal clásico, mucho más liberal que Macri".
Durán Barba se interesó especialmente en escucharlo, y el Premio Nacional de Filosofía de 2018 se detuvo en analizar a los antiperonistas, como el caso de su amigo Fernando Iglesias. Lo criticó porque "no tiene plasticidad mental, no puede percibir la belleza de la ambigüedad en la posición de Pichetto, capaz de fundamentar posiciones liberales y progresistas, a favor del aborto y de la separación entre la Iglesia y el Estado, del orden y el progreso, mientras vibra con el peronismo y la marchita". Giofre agregó: "Es como un Roca, o incluso más progresista, como Carlos Pellegrini"
Jaime escuchaba fascinado y se mostró de acuerdo. De paso, contó que Macri lo consultó sobre la candidatura y que se expresó muy a favor, porque "se necesita incorporar culturas distintas al espacio para que se vea que es abierto y con futuro". Explicó también que "el desafío es que no se parezca a un dirigente del PRO, porque si no, no sumará nada".
Durán Barba no aclaró si era necesario que cante todos los días la Marcha Peronista para expresar esa diversidad en Juntos por el Cambio o exhibir un posicionamiento individual dentro del mundo de camisas celestes sin corbata. Tampoco Sebreli se lo preguntó. Estaba demasiado contento por el movimiento que realizó Macri: "Ahora ganamos", dijo.
SEGUÍ LEYENDO: