Los kirchneristas tuvieron que acomodarse al mandato de Cristina Fernández y aceptar que Alberto Fernández, ex armador de Sergio Massa y de Florencio Randazzo, sea el precandidato presidencial. Los intendentes del Conurbano tuvieron que ceder y en lugar de Martín Insaurralde será Axel Kicillof su precandidato a la gobernación.
Ahora el mensaje que se baja a dirigentes y militantes es que todos tienen algo que resignar en pos del objetivo mayor que es ganarle a Mauricio Macri. Así se lo transmitieron al intendente de Tigre, Julio Zamora, que estaba encaminado a la reelección después de haber unido al peronismo en su municipio. Pero Zamora no quiere aceptar dar el paso al costado y salió fuertemente a reclamar, por lo menos, internas para el próximo 11 de agosto. Habló de "proscripción" y de que "no puede haber unidad con exclusiones", entre las que incluye le propia.
Sergio Massa en cambio asegura que lo que traba el acuerdo no es la pelea en su distrito y que para los nombres hay tiempo entre el 12, cuando se inscriben alianza, y el 22 de junio. Insiste en que quiere una PASO nacional para enfrentar a la fórmula Fernández-Fernández y un acuerdo programático.
Tras largos intercambios con el catalán Antoni Gutiérrez-Rubí (su estratega de campaña), reclama mantener su identidad como Frente Renovador y conformar una Coalición de Partidos junto con el PJ y otras fuerzas, lo que le permitiría mantener su bloque en Diputados y fortalecerlo.
Massa, hábil negociador y conocedor de fortalezas y debilidades de sus futuros socios, ofrece otro argumento: la promesa de funcionar a favor del equilibrio que necesitará Alberto Fernández en caso de que Cristina Fernández quiera imponerse en un eventual regreso a la Casa Rosada.
Si hoy acuerdan los puntos de un programa de gobierno mañana se concretaría el tan promocionado café del que Fernández y Massa hablaron durante la noche del domingo.
En la vereda del kirchnerismo dejan trascender que Massa preferiría evitar una primaria en la que las encuestas le anticipan una derrota segura y ya daban por cerrado que encabezaría la lista de candidatos a diputados nacionales bonaerenses.
Massa negó esta especulación política, y las idas y vueltas empiezan a generar fastidio, sobre todo en Alberto Fernández y los dirigentes camporistas que resisten el regreso del exintendente: tres diputados nacionales, un legislador por sección y Tigre le contabilizan a su favor en detrimento de la propia tropa.
El factor Zamora
En el borrador que el sábado por la noche reveló Infobae se establecía que en los municipios donde el Frente Renovador es gobierno, Unidad Ciudadana no presentaría candidatos. Es el caso de San Fernando, por ejemplo, donde el renovador Luis Andreotti no va por la reelección, pero se postula para sucederlo su hijo Juan.
Lo mismo habían planteado los intendentes de Unidad Ciudadana que van por su reelección a Máximo Kirchner y a Alberto Fernández en varias ocasiones: que La Cámpora no les presente resistencia como en 2015. Ocurrió en varios distritos, uno de ellos fue Lanús donde el peronismo terminó perdiendo.
Al actual intendente de Tigre le avisaron que su lugar genera tensión en la negociación con quien lo antecedió y lo ayudó a ganar en 2015. Julio Zamora se mostró molesto y blanqueó versiones que circulaban en voz baja.
Le dijo a Infobae lo que luego plasmó en un comunicado de prensa: "Voy a trabajar para seguir transformando Tigre como los últimos 6 años, y estoy dispuesto a competir para que la ciudadanía elija quién es el mejor hombre o mujer que representa nuestro espacio. Las PASO son el mecanismo para dirimir liderazgos. Mi partido va a estar a la altura de las circunstancias".
El factor Malena
Massa siempre tuvo ojos en el distrito, los de su mujer y compañera política Malena Galmarini, que hace tiempo camina como si fuera precandidata. Zamora le pidió que dejara el gabinete (era secretaria de Acción Social) y volviera a la banca de concejal. El argumento fue que la necesitaba sentada en el legislativo para frenar el avance de Segundo Cernadas y de Cambiemos, tras la derrota que acababan de sufrir en las elecciones de octubre del 2017.
Después de eso Zamora conversó frente a frente con Massa, le planteó que no podían seguir por la 'avenida del medio' y ante la negativa de su antecesor le avisó que emprendería su retirada. Inició entonces un progresivo regreso al peronismo y convivieron con diferencias que intentaron disimular en público hasta hoy.
Liberado del cordón que lo ataba a Massa, el intendente unificó los bloques y sumó incluso a los jóvenes de La Cámpora. Después asumió la presidencia del PJ de Tigre y a principio de este año incluyó a todos los sectores en su gabinete, entre ellos La Cámpora y el Movimiento Evita.
Fue de los primeros en volver a mostrarse en reuniones del peronismo con referentes de Unidad Ciudadana y en pedir a viva voz una unidad "sin exclusiones". Durante un año y medio y casi en soledad propuso no dejar afuera a "la dirigente con mayor peso electoral", es decir Cristina Fernández.
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