Roberto Lavagna está decidido. No especula. No negocia. Será candidato a presidente por Consenso 19, el espacio que creó para sostener su proyecto político. No hará acuerdos con los dirigentes de Alternativa Federal Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Pichetto. Duda sobre la decisión final de Sergio Massa, pero tampoco está en su lista de posibles aliados políticos.
El ex ministro de Economía cree que hay diferencias irreconciliables con los gobernadores de Córdoba y Salta. Entiende que ambos suscribieron al documento de consenso planteado por el Gobierno y que eso implica respaldar el ajuste fiscal y el pago a los acreedores. Su postura es diametralmente opuesta. Y esa diferencia, a su entender, es determinante. No existen posibilidades de compartir un proyecto político común.
"La Argentina lleva 8 años de estancamiento. Si no tenemos una coincidencia total sobre cómo salir de esta crisis y lograr que el país crezca, no hay forma de tener un proyecto común", les explicó a sus íntimos en las últimas horas. Y les dejo en claro: "Tenemos que seguir un proceso coherente hasta el punto de llegada".
Lavagna tiene poco margen de negociación. Si no hay acuerdo con sus ideas, no hay posibilidad de confluir en un espacio común. Cree que puede haber muchas diferencias y que en su fuerza política existen. Sin embargo, los puntales del proyecto económico no son negociables.
Está convencido que, tarde o temprano, Urtubey y Schiaretti terminarán jugando cerca del gobierno de Cambiemos y que Sergio Massa hará lo propio con el kirchnerismo. No cree en la centralidad de Alternativa Federal en la escena política. Lo considera un espacio que tuvo proyección antes de que Cristina Kirchner anunciara la fórmula con Alberto Fernández. Luego, se desvaneció.
En la antesala del acto de inauguración de su nuevo local partidario, ubicado en Cerrito y Paraguay, a pocos metros de las oficinas en las que instaló su búnker de campaña, el economista le confirmó a su círculo más chico que seguirá adelante con la candidatura y que apuesta a la "coherencia" como identidad de su fuerza política. "No estoy dispuesto a transitar un camino con el que no estoy de acuerdo para llegar al punto final prescindiendo de valores que para mi son fundamentales", les explicó.
El ex ministro de Economía sabe que es muy difícil que su candidatura llegue hasta el final de la carrera electoral. No está preocupado. Prefiere fundar un espacio que siga sus preceptos sin alianzas hechas solo para ganar y no para gobernar. Una estructura que pueda sostenerse más allá de las elecciones nacionales. En el futuro podría ser un líder opositor sin cargo. Ocupar un lugar al que hoy tiene Massa, quien hace un año y medio que dejó de ser diputado y es uno de los líderes políticos que tiene la oposición.
La crisis en la vía del medio no le afectó el ánimo y su estrategia en la etapa preelectoral. Antes de bajar a encabezar su primer acto como candidato a presidente, un asistente le comentó lo que Miguel Pichetto había dicho en el Rotary Club en la tarde de este miércoles. Sus dirigentes más cercanos esperaban una definición sobre la crítica del senador, quien aseguró que el economista "no tiene visión política" y "destruyó Alternativa Federal". Lavagna fue tajante. "No me meto con lo que hacen otros espacios políticos. No es cosa mía. Que hagan lo que quiera", les dijo.
Entre tanta desconfianza y diferencias, Lavagna mantiene múltiples coincidencias con un dirigente preciado en estos días de armado de fórmulas, alianzas y listas: Martín Lousteau. Comparte la mirada sobre lo que hay que hacer con la economía a mediano plazo y la forma de generar cambios en una gestión de gobierno.
Al ex ministro le gustaría que Lousteau forme parte de su espacio. Incluso cree que podría ser el candidato a jefe de Gobierno porteño de Consenso 19. Pero, al mismo tiempo, sabe que el economista debe resolver el lugar que quiere ocupar en la escena política. Si quiere ser parte de Cambiemos o distanciarse del gobierno y ser parte de un esquema anti grieta. Cree que Lousteau, al día de hoy, no está seguro de en qué espacio político poner los dos pies.
El ex ministro de Economía lanzó esta noche su candidatura presidencial. En la intimidad intentó bajar el impacto del acto y dijo que fue sólo la apertura de su local partidario. Los sindicatos cercanos a él se movilizaron y llegaron hasta el centro porteño para respaldar su discurso. Una señal concisa de que el acto tuvo un contenido político superior y simbólico. Será candidato pese a los rumores, las frustradas negociaciones con el peronismo y su duda sobre el apoyo de un sector del radicalismo. La decisión está tomada y parece no tener vuelta atrás.
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