El teléfono celular de Alberto Fernández no descansa. Los médicos del Sanatorio Otamendi ya le llamaron la atención: el lunes intercambió audios y mensajes de WhatsApp hasta cerca de las once de la noche y en la mañana de este martes, después del desayuno, otra vez habló con dirigentes y hasta con algunos periodistas para tranquilizar a todos. A varios les dijo que no puede creer el "bodrio" que se armó y con más o menos humor se molestó y se rió con las distintas versiones que circularon sobre su salud. "Estoy muy bien, muy bien", repitió a cada persona con la que habló.
En el pasillo del cuarto piso de Azcuénaga 870, personal de la clínica no permite el paso a ninguna persona. En la habitación 410 acompañan a Fernández su mujer, Fabiola, y su hijo. Cerca del mediodía de ayer recibió cinco minutos a su amigo y hombre de su más estrecha confianza Claudio Ferregno y charló otros cinco minutos con su vocero Juan Pablo Biondi para combinar la comunicación mientras móviles de varios canales de TV mantenían la guardia en la vereda de enfrente. ¿Cristina Kirchner? "Con Cristina, está en contacto permanente, como siempre", dicen en su entorno. Fernández no quiso video ni fotos desde la habitación pero prometió escribir en las redes sociales.
El precandidato presidencial que lleva a CFK como compañera de fórmula visitó a su médico de cabecera el lunes después de almorzar con Felipe Solá en su departamento de Puerto Madero. El precandidato a presidente tosía en forma recurrente. Y Solá comentó haber dormido poco por un cuadro de alergia. A pesar de las molestias, Fernández no le había prestado mayor atención a la tos que empezó a sentir con más fuerza el sábado, el día siguiente al viaje de ida y vuelta al Uruguay. Pero un viejo antecedente pulmonar y la inminencia de una campaña que lo exigirá físicamente le hicieron pensar que era el momento de un chequeo general y de rutina.
Excepto por la tos, que le provocó una inflamación del diafragma, Fernández le dijo a su médico que se sentía muy bien. Para el profesional se trata de un presidenciable sin tiempo para ir y venir con análisis clínicos, electrocardiogramas y eco doppler, todos exámenes de rutina, por lo que le pidió que se quedara 48 horas, hasta hoy miércoles.
Fernández está atento a las noticias que llegan sobre María Eugenia Vidal y Sergio Massa, mientras se suceden también distintas reuniones y gestiones con el frente que comparte con CFK. Desde su habitación sigue además las conversaciones en Capital donde Mariano Recalde presentó un libro en el Teatro San Martín rodeado de gran parte de los peronistas porteños y aliados. Casualmente en el mismo nosocomio está internada la mamá de María Rosa Muiños, diputada porteña; es decir, la suegra de Juan Manuel Olmos, otro peronista cercano a Fernández. Ni Muiños ni Olmos pasaron por el cuarto piso aunque se mostraron tranquilos después de haber recibido información sobre el cuadro del precandidato. Los rumores siguen: se habla de un anuncio inminente en la Ciudad, de una PASO entre varios candidatos o de lista única. Los protagonistas, con quienes venía hablando Fernández y también Víctor Santa María, presidente del partido, son tres: Recalde, Matías Lammens y Victoria Donda.
Además de haber cancelado su visita a Escobar, donde el intendente Ariel Sujarchuk inauguró un hogar de niños y tenía prevista una recorrida con el precandidato por Garín, en el equipo que rodea a Fernández desistieron de la posibilidad de viajar a Rosario. Estaban pensando acompañar a los candidatos del justicialismo antes del fin de semana pero reorganizarán la agenda una vez que sea dado de alta. De todos modos, hay tiempo porque en Santa Fe se vota el domingo 16.