Mañana será domingo de votaciones en tres provincias: San Juan y Misiones eligen gobernador, y Corrientes va por comicios legislativos vitales para su jefe local. Otras nueve provincias le seguirán los pasos en dos entregas. No es todo: junio también impone la definición de frentes electorales y la inscripción oficial de los candidatos, es decir, el fin de los misterios sobre alianzas y fórmulas nacionales. Será entonces un mes intenso para la política, casi de saturación.
Todos los pronósticos indican que mañana Sergio Uñac ratificará con comodidad el dominio del PJ en San Juan. También, que en Misiones se impondrá sin problemas el original y exitoso frente local –con peso peronista y aporte radical- que maneja la provincia desde hace más de una década. Y del mismo modo, que en las legislativas de Corrientes –desfasada de la disputa de gobernadores- volverá a ganar la coalición que mantiene el poder local desde hace catorce años: el radical Gustavo Valdés será el primero de los cinco mandatarios de Cambiemos que pone en juego su distrito.
En rigor, el año de comicios en continuado había arrancado en enero con una elección cuestionada que generó escaso interés y finalmente no tuvo sentido: La Rioja realizó una consulta popular para reformar su Constitución, pero la movida re-reeleccionista fue abortada por la Corte Suprema. Después, sí, empezó la secuencia de adelantos electorales, que expusieron triunfos de los oficialismos -peronistas o de fuerzas provinciales-, derrotas de Cambiemos en toda esa tanda y dos fracasos del kirchnerismo en los únicos distritos donde compitió abiertamente y no detrás de la unidad peronista.
Ese sería un balance de lo ocurrido hasta ahora, en trazos realmente gruesos, después de cuatro primarias (San Juan, Santa Fe, Chubut y Entre Ríos) y otras tantas elecciones directas de gobernador (Córdoba, La Pampa, Río Negro y Neuquén). Como se verá, algunas de las historias escritas en las PASO locales tienen aún final abierto. Pero el primer punto es si lo que ocurrió y lo que viene marcan una tendencia nacional definida. Ese asoma como un interrogante sin respuesta segura, porque ningún común denominador es lo suficientemente determinante. Pero hay, sin dudas, señales de peso.
De un lado, por ejemplo, el juego de los gobernadores peronistas, que invierte la lógica nacional en la que se impone Cristina Fernández de Kirchner: la unidad peronista en cada provincia exhibe a los gobernadores como jefes y al kirchnerismo en papel subordinado. Y del otro lado, los resultados negativos para Cambiemos, pero hasta ahora sin defender sus territorios. Recién en este mes los tres mandatarios de la UCR enfrentan desafíos en las urnas. En cambio, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta compartirán fecha con Mauricio Macri.
Lo que sigue en este mes también dejará mucha lectura. El domingo 9 habrá tres elecciones con color peronista dominante: Entre Ríos, donde se descuenta el triunfo de Gustavo Bordet después de arrasar en las primarias; Tucumán, con la disputa entre el gobernador Juan Manzur y su antecesor José Alperovich, los dos de viejo o repuesto kirchnerismo, y Chubut, donde el peronista más bien federal Mariano Arcioni defiende la gobernación contra el kirchnerista duro Carlos Linares. Ese mismo día habrá dos comicios con radicales exponiendo sus provincias: las primarias en Mendoza, donde gobierna el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, y la apuesta por la reelección de Gerardo Morales en Jujuy.
La última escala, el domingo 16, agrega elecciones de muy diferente interés. La principal, en Santa Fe: Antonio Bonfatti tratará de retener la provincia en manos del socialismo frente al peronista Omar Perotti. En San Luis, habrá batalla familiar entre los Rodríguez Saá con Cambiemos tratando de aprovechar una brecha que siempre deja sospechas. En Tierra del Fuego, Rosana Bertone tratará de ser reelecta tratando de hilvanar un muy fragmentado tejido electoral. Y en Formosa, Gildo Insfrán seguirá jugando como partido y Estado en un solo formato.
Entre los interrogantres centrales, se ha dicho, se anota el alineamiento de los gobernadores del PJ. El cordobés Juan Schiaretti emergió hace apenas unas semanas como "ordenador" y convocante del peronismo federal luego del fuerte triunfo que aseguró su reelección. Los desencuentros de ese espacio con Roberto Lavagna y las señales de Sergio Massa hacia el kirchnerismo fueron en sentido contrario. Y varios jefes provinciales mantuvieron o agrandaron distancias.
Por esa razón, por ejemplo, son especialmente esperadas las dedicatorias políticas que podrían hacer algunos gobernadores con pronóstico de triunfo. El sanjuanino Uñac, que algún a vez llegó a proponerse como vice de Lavagna, saludó la designación de Alberto Fernández por parte de la ex presidente. ¿Apostará a fondo en la misma noche del domingo? Algo parecido se espera del entrerriano Bordet. Es una incógnita cómo se expondrán los misioneros, que habían enviado mensajes al PJ federal pero sin descuidar la relación con el oficialismo nacional. Y también sumaría una incógnita el chubutense Arcioni, en caso de ganar.
Además, el caso de Chubut y más aún el de Santa Fe -tercer distrito electoral del país- generan atracción extra por el posible comportamiento de los votantes de la tercera fuerza local: Cambiemos en los dos distritos. ¿Se mantendrá con similar porcentaje o se diluirá para favorecer una opción no kirchnerista o no peronista? La alternativa del voto migrante o "útil" resurge con el telón de fondo de las experiencias de Río Negro y Neuquén: en las dos provincias, buena parte del voto de Cambiemos pareció fugar hacia los partidos provinciales que, como se sabe, retuvieron las gobernaciones frente a candidatos kirchneristas que según se día asomaban como rivales con capacidad de éxito.
Con todo, son fenómenos que hasta ahora tuvieron impacto relativo en la competencia nacional. Una pelea con lógica de polarización y con algunas definiciones en densa espera: la fórmula de Macri, la relación del kirchnerismo y Massa y una tercera fuerza aún indefinida. Junio también irá apurando esos tiempos. En diez días, habrá que anotar las marcas para las primarias de agosto. Y en tres semanas, los candidatos. Sin respiro, al menos para la política.
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