"Si pudiera anticiparles que gana la fórmula Fernández-Fernández, no estaría acá, me dedicaría a otra cosa", ironizó la ex ministra de relaciones exteriores de Cambiemos Susana Malcorra.
"En la Argentina la crisis económica y financiera tuvo impacto en la política, recurrir al FMI tuvo un fuerte impacto en la opinión pública por la historia reciente del organismo con el país. La inflación y el dólar son fundamentales y en ese contexto se inicia el proceso electoral donde la gran pregunta es si vuelve el kirchnerismo". Así comenzó la diplomática su análisis sobre la Argentina y se generó la propia encerrona de una pregunta que ni ella supo responder.
Aunque no se animó a arriesgar quién será el próximo presidente de los argentinos, Malcorra calificó a un eventual triunfo del kirchnerismo como algo "complejo porque sería ir a un cambio violento hacia otro lado". La ex canciller disertó en el encuentro anual del Grupo Santander y luego aceptó preguntas.
—¿Cuán complejo sería para la Argentina el regreso del kirchnerismo?
—Ojo, incluso Cristina (Kirchner) es consciente de esa complejidad, aunque tal vez lo verá desde las percepciones y no de las realidades. Pero no importa quién llegue al gobierno, el que lo haga va a tener que tomar decisiones muy difíciles, lo cual es una cosa positiva de maduración pero a la vez una necesidad de un llamado a la responsabilidad de quien asuma la dirección del país y una responsabilidad colectiva de la sociedad, porque en la grieta donde todo es blanco o negro la suma es cero. Los cambios estructurales requieren de un consenso lo más alto posible. Hay muchas dudas de que exista la madurez suficiente para llegar a esto.
—¿Dónde falló el gobierno de Mauricio Macri?
—Tuvieron dificultades iniciales en ver el tamaño del problema, tal vez por falta de información, y hubo un optimismo muy grande. Es decir que con el tiempo que llevó entender la gravedad de la situación heredada más el gran optimismo se generó algún descalce entre las propuestas de soluciones y lo que se necesitaba. El primer año se sacaron con minoría parlamentaria más de 100 leyes, muchas de ellas estructurales e importantes, pero en el segundo año del mandato con elecciones (legislativas) en el medio se perdió el tren. Llevaron mucho más tiempo las aproximaciones moderadas a determinadas situaciones cuando tal vez se requería de un corte más abrupto.
Malcorra entiende que las elecciones en América Latina cambiaron el color político de la región pero que estuvo vinculado con las realidades propias de cada país. "La alternancia fue la manera que encontraron los ciudadanos al cuestionamiento de lo que no están recibiendo de la democracia. Hay un distanciamiento de los ciudadanos del liderazgo político, empiezan a cuestionarse si la democracia es efectiva y eficiente y lo miden en base a los resultados y lo que ellos necesitan. Por eso surgen los modelos nacionalistas y populistas. Estamos frente a un punto de inflexión, tensiones e inestabilidades que generan efectos políticos y económicos", explicó.
La autocrítica a la región fue aún mayor: "Hemos sido incapaces de pensarnos como una unidad, de pensarnos como grandes corredores, es una región poco integrada. El Mercosur debe ser revisado porque quedó ideologizado pero no se sabe cómo y solo surge a raíz de las declaraciones de Jair Bolsonaro (presidente de Brasil) y su ministro de economía".
Para Malcorra, América Latina enfrenta una situación de baja productividad "porque es la región más desigual del planeta y la sombra de la corrupción pone bajo la lupa cualquier proyecto; es cada vez más complicado llevar adelante una inversión con participación pública y privada en este contexto".
En cuanto a Brasil y México, donde hubo cambios de gobierno, consideró que ambos por ahora están mirado más hacia adentro de ellos mismos que a la integración de la región. Al mismo tiempo consideró que "América Central es un gran problema para la región".
Respecto de la caótica situación en Venezuela, desterró de plano una intervención militar porque a su criterio otros procesos similares en el mundo "no han resultado buenos". Para Malcorra "la opción tiene que ser una salida negociada con presión, donde habrá que comerse algunos sapos".
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