Tres secretarios del tribunal oral leyeron intercaladamente la acusación de la Fiscalía en la segunda audiencia del juicio oral a la ex presidenta y candidata a vicepresidenta Cristina Kirchner por las presuntas irregularidades en la obra pública. Fueron cuatro horas de un silencioso aburrimiento que quienes estuvieron presentes combatieron de distinta manera: la ex mandataria leyó una revista, un defensor el libro Sinceramente de ella y otros charlaron y utilizaban sus celulares.
Cristina Kirchner, como en la primera audiencia, se sentó en la última fila secundada a sus costados por sus abogados Alberto Beraldi y Ary Llernovoy. Las ubicaciones se mantuvieron: el ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido, el ex funcionario de esa área y primo del ex presidente Néstor Kirchner, Carlos Kirchner, y el empresario Lázaro Báez -los tres presos- en la primera fila, el ex secretario de Obras Públicas José López aislado de los acusados sentado junto a las querellas.
Cerca de las 10 comenzó la lectura de la acusación. Y Federico Paruolo, abogado del ex titular de la Dirección Nacional de Vialidad Nelson Periotti, inició su propia lectura. Comenzó a leer el libro Sinceramente, de Cristina Kirchner, que tuvo durante toda la audiencia en su mesa. Inclusive, por momentos Periotti le señalaba fragmentos y los comentaban.
Cristina Kirchner también leyó. Durante un tramo del juicio se la vio con la última edición de la revista Contraeditorial que lleva como título de tapa "Cambio de ciclo" con un análisis de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner , la situación económica y la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
A Cristina Kirchner se la vio concentrada leyendo la revista. También charló con sus abogados, utilizó su celular e hizo anotaciones durante las cuatro largas horas de la audiencia. Cuando llegó a la sala la saludó Abel Fatala, ex subsecretario de Obras Públicas y acusado. También habló con Periotti. El ex funcionario le dio un papel. La ex mandataria lo leyó y luego conversaron. Fue en el cuarto intermedio de 15 minutos que hizo el tribunal en el que también habló con Maximiliano Rusconi, abogado de De Vido, y con un asistente. La ex mandataria se mantuvo distante de De Vido y Báez.
Cristina fue acompañada por dirigentes de su espacio político. Estuvieron Oscar Parrilli, Axel Kicillof, Rodolfo Tailhade, Hugo Yasky, Martín Sabatella, Nilda Garré y Mariano Recalde, entre otros. También estuvieron las artistas Teresa Parodi, Luisa Kuliok y Paola Barrientos. Las tres estuvieron detrás de Cristina Kirchner con el blindex de por medio que separaba al público de los acusados. Fue el mismo lugar que la semana pasada ocuparon Estela de Carlotto y Taty Almeida.
En el juicio por la obra publica y detras de Lazaro Baez, el libro “Sinceramente” de CFK. pic.twitter.com/hbWpLgMQwy
— Martín Angulo (@AnguloMartin) May 27, 2019
Pero fue menos gente que la semana pasada. "Todo fue más distendido", le dijo a Infobae un funcionario judicial que trabajó en la audiencia. Se notó menos presencia policial y controles más relajados.
Durante la audiencia hubo uno de los acusados que se movió por la sala más que otros. Fue Fatala. Uno de los últimos en ingresar a la sala, Fatala saludó a Cristina Kirchner y luego se acercó a saludar a los detenidos. Se abrazó con De Vido -con quien se quedó hablando- y Carlos Kirchner y le dio la mano con un apretón a Báez. Siempre sonriente, saludó a todos con los que se cruzó y se mostró predispuesto al diálogo.
En el cuarto intermedio Fatala se volvió a acercar a los detenidos. Habló con Báez y con Periotti. Luego lo hizo con Carlos Kirchner. Abogados y acusados se entremezclaron en el recinto. Se saludaban y charlaban. Fue el momento de mayor distensión. Algunos salieron de la sala y otros se quedaron, como Cristina Kirchner y José López. Pero con dos actitudes distintas. La ex presidenta conversó con otras personas. López se quedó todo el tiempo sentado en su silla, no se saludó con nadie y solo conversó con los custodios del programa de protección de testigos. López es arrepentido en la causa de los cuadernos de la corrupción e involucró con sus dichos a De Vido y Cristina. Todas las audiencias serán igual para López.
Durante buena parte del cuarto intermedio y mientras reinaba un ambiente de pura distensión y charla, De Vido conversó amablemente con un hombre que se sentó a su lado. No era ni imputado ni abogado. Menos un querellante. No tenía ninguna relación con el desarrollo del juicio, sin embargo allí estaba, al lado de uno de los detenidos más conocidos del país. Cuando terminó el cuarto intermedio Martín García-ex presidente de la agencia Telam durante el kirchnerismo- saludó a De Vido, se levantó y se fue de la sala. Habían departido por un largo rato.
Los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso volvieron a la sala y continuó la lectura. Monótona, aburrida, intrascendente para la gran mayoría. Y la escena se repitió: Cristina Kirchner dialogó con su abogado, hacía anotaciones y consultaba el celular. Lo mismo el resto de los acusados y sus defensas. Así hasta las 14:06 cuando el tribunal la dio por terminada hasta el próximo lunes cuando se continuará leyendo. La ex presidenta fue la primera en salir de la sala.