La designación de Alberto Fernández como candidato presidencial del kirchnerismo, una movida sorpresiva que Cristina Fernández ejecutó en soledad, fue caracterizada en Balcarce 50 como la aparición de un cisne negro que embistió el tablero político y trastocó los planes electorales de Cambiemos y las dos variables programáticas del peronismo.
Hasta la designación de la formula Fernandez-Fernandez, el Gobierno buscaba polarizar con Cristina y tomaba a Alternativa Federal como un jugador menor que supuestamente terminaba su carrera en primera vuelta.
Ahora, la propuesta que lideran Juan Schiaretti, Sergio Massa y Roberto Lavagna se transformó en una pieza clave para evitar que el kirchnerismo maquillado regrese al poder, acorde a los argumentos políticos que ya se debaten en el primer piso de la Casa Rosada.
Cambio de planes en Cambiemos
Mauricio Macri explica en la Casa Rosada que las acusaciones por corrupción contra CFK no tienen capacidad de aumentar su electorado, y que la caída de su intención de voto sólo mejorará si hay previsibilidad económica. Entonces, la foto de Cristina en los tribunales de Py consolida al voto Cambiemos y no sirve para recuperar a los descontentos y defraudados.
Este análisis de campaña electoral –con los informes técnicos aportados desde el laboratorio de Jaime Durán Barba–, ahora debe ser reformulado con una nueva estrategia proselitista. Ya no será posible polarizar con Cristina, porque ella no hará campaña, y su imagen sólo estará vinculada a los casos de corrupción, que en términos de votos propios implicará un aporte marginal.
Esa foto de CFK al lado de Julio de Vido y Lázaro Báez, cuando comience el juicio de Vialidad en Comodoro Py, será icónica y dará la vuelta al mundo. Pero no tendrá peso suficiente para engrosar la intención de votos de Macri. El electorado de Cambiemos está firme, y lo único que espera es que el presidente defina cómo será su formula electoral y su estrategia final contra el ticket Fernández-Fernández.
Macri conversa con sus asesores acerca de la estrategia electoral que le permita derrotar a Cristina y a su candidato a presidente. Aún no termina de avalar una específica línea de acción política, y en tanto se convirtió en una extraño coleccionista de audios y vídeos antiguos: el jefe de estado ya tiene un formidable inventario de declaraciones de Alberto Fernández cuestionando a Cristina Fernández y sus decisiones políticas.
Macri aún no sabe qué hará con su archivo AF, pero a lo largo del día escucha a su adversario y se pregunta cómo pudo haber aceptado acompañar a una persona que cuestionó con rutilante acidez en los medios de comunicación. El presidente ya se había preparado para embestir a CFK, y ahora ella se transformó en la sombra de Alberto Fernández, que aparece medido, locuaz y con un discurso que es la antítesis programática que Cristina exhibió en sus ocho años de gobierno.
Alberto Fernández visitó la embajada de los Estados Unidos, se reunió con banqueros y en Río Gallegos admitió que negociará con el Fondo Monetario Internacional (FMI), si finalmente llega a la Casa Rosada. Fernández tiene la misma agenda política que Macri, pero con una diferencia singular: el Presidente aún no designó a su compañero/compañera de fórmula, y los votos son suyos y de sus aliados de Cambiemos.
Alternativa Federal busca su destino
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, se entrevistará hoy con Macri en su despacho del primer piso de Balcarce 50. Son amigos desde hace años, se tienen confianza mutua y no quieren –bajo ningún concepto– que Cristina regrese al poder en la Argentina. Ambos sufrieron a la ex presidente y no quieren repetir la experiencia política.
A diferencia de sus dudas electorales respecto a como enfrentar a CFK y AF, Macri ya asumió que es indispensable cerrar un acuerdo tácito con Alternativa Federal. Este sector moderado del peronismo, integrado por Schiaretti, Sergio Massa, Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto, tienen la oportunidad de evitar que la formula Fernández y Fernández aglutine a todo el justicialismo y se encamine al triunfo sin escalas.
Todos los referentes de Alternativa Federal coinciden en fortalecer su propio protagonismo electoral, la única diferencia se da cuando se analiza qué hacer con este instrumento político. Massa sostiene que hay que cerrar adentro y luego competir afuera –en unas PASO organizadas con Fernández y Fernández–, mientras que Schiaretti, Lavagna, Urtubey y Pichetto consideran que hay que cerrar adentro y competir en las PASO contra el kirchnerismo y Cambiemos para lograr un fuerte posicionamiento y llegar al balotaje.
Macri cree que Alternativa Federal no llega a esa instancia electoral, pero necesita que esta sociedad peronista se mantenga unida hasta el final de los comicios. En Casa Rosada sostienen que si Massa acepta competir contra Fernández, o Lavagna decide volver a sus libros y a su casa en la playa, Cristina tiene muchas posibilidades de suceder a Gabriela Michetti en la Cámara de Senadores.
Schiaretti tiene la complicada tarea de contener a sus socios políticos y buscar la posibilidad de cerrar un eventual acuerdo con Macri. Se trata de evitar que CFK regrese al poder: un objetivo común del presidente y el gobernador de Córdoba. La negociación empezará hoy, cerca de la hora del té, en Balcarce 50.
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