Faltan dos días para la elección a gobernador en La Pampa y Sergio Ziliotto siente la satisfacción de haber recorrido las 79 localidades que tiene la provincia. En las últimas semanas tuvo dolores de espalda y de cintura. Lleva cinco meses transitando las rutas pampeanas llevando la bandera de lo que denominan el "Proyecto Verna", en alusión al actual gobernador peronista, que decidió no buscar la reelección para dedicarse de lleno a la lucha contra un cáncer que lo aqueja desde el año pasado.
Ziliotto tiene el desafío de lograr la continuidad del peronismo en el gobierno pampeano. Llevan 36 años gobernando la provincia y este domingo buscarán iniciar el camino hacia la cuarta década. En diálogo con Infobae, el diputado nacional revindicó la permanencia en el poder de su espacio político, aseguró que Mauricio Macri "castigó a la provincia" por ser parte de una oposición dura y valoró la presencia del Estado dentro del proyecto político de Verna.
-Tiene buenas chances de ganar la elección del próximo domingo. ¿En cuánto lo beneficia la debilidad que tiene el gobierno nacional en este momento debido a la crisis económica?
–Tuve dos grandes jefes de campaña que son (Carlos) Verna y (Mauricio) Macri. En La Pampa Verna tiene un 80% de imagen positiva y Macri un 80% de imagen negativa. Las políticas de Macri afectaron muchísimo a la provincia. La Pampa no tiene ninguna obra de magnitud que haya sido ejecutada por el gobierno nacional. Macri nos castigó por la posición que ha tomado Verna frente a determinadas leyes que buscaba el Gobierno. Nosotros, por ejemplo, no firmamos el consenso fiscal.
-¿Cree que Macri los castigó por su posición política?
-El Presidente no ha cumplido con los acuerdos políticos que hicimos con el gobierno nacional. En el 2016 acordamos una serie de obras que nunca se ejecutaron y se habían incluido dentro del acuerdo. Nosotros dimos gobernabilidad. Pero la gobernabilidad es una avenida de ida y vuelta. Y en este caso no hubo vuelta. Quedamos en el medio de la grieta que divide al ala política del gobierno y a la conducción del ejecutivo. Hicimos acuerdos con Emilio Monzó y Rogelio Frigerio que después no se cumplieron.
-El peronismo gobierna La Pampa desde 1983. ¿No le haría bien la alternancia al gobierno provincial?
-Siempre los gobiernos de La Pampa fueron justicialistas. Desde 1952. La alternancia no la pregonan los dirigentes, sino la gente. Tenemos un apoyo importante de los pampeanos. Logramos internalizar en la gente un modelo de provincia.
¿Qué hecho destaca de la gestión que genere adhesión?
La Pampa está segunda a nivel educativo, detrás de la ciudad de Buenos Aires. Lo han mostrado los resultados de las pruebas APRENDER. El 25% del presupuesto de la provincia de invierte en Educación. Tenemos un buen sistema de salud. Ante el abandono de las obras sociales que genera la crisis, los hospitales públicos atienden a todos. La presencia del Estado es muy importante.
-El Estado esta muy presente dentro de la política que pregonan. ¿Esa es la clave del respaldo de la gente durante tantos años?
-Exactamente. El Estado tiene capacidad y soberanía política para intervenir en la economía. Tenemos una enorme cantidad de créditos subsidiados, una planta láctea que provee a comedores comunitarios y pone en góndola un litro de leche a $25. Y el Estado garantiza que el precio se mantenga.
-¿La fortaleza del estado y el orden de la Economía que resalta son el argumento por el que mantienen autonomía del gobierno y no están atados a la relación política?
-Claramente. Tenemos históricamente un superávit fiscal. No tomamos deuda. Por eso tenemos independencia económica y soberanía política. Por eso no firmamos el consenso fiscal. Mantenemos nuestra soberanía fiscal y tributaria. Nos hace fuerte eso. La gente internalizó una forma de gobierno provincial. Un estado presente. No un estado gordo. De cada 4 empleados, hay 3 que están destinados a servicios públicos: educación, seguridad y justicia. El resto es administración pública. Nosotros podemos vivir con lo nuestro.
-¿Qué cantidad de empleados son estatales?
-El 22% de los empleados son estatales. De 147.000 ciudadanos que forman parte de la población económicamente activa, 34000 son empleados públicos. La actividad económica es muy fuerte. Hoy estamos transitando de una matriz productiva agrícola ganadera a una industrial. Estamos agregando más valor a la producción primaria.
-Carlos Verna fue uno de los gobernadores más duros con el gobierno de Macri. ¿Si usted es gobernador y Macri sigue como presidente, tendrá la misma relación?
-Nosotros tenemos un límite y es la defensa a los pampeanos. No voy a cerrar ningún acuerdo con el gobierno que pueda perjudicar a los pampeanos. Así lo hizo Verna durante sus mandatos. No miramos la ideología política o el sector partidario del presidente de turno, sino que no se perjudique a los habitantes de la provincia.
-Es parte del interbloque de diputados de Argentina Federal. ¿Se siente parte de Alternativa Federal, donde están la mayoría de los gobernadores del PJ, aunque Verna no esté ahí?
-Me siento parte de Alternativa Federal en su concepción legislativa. Me siento parte de un acuerdo del peronismo y de la necesidad de hacer un frente amplio. No es una novedad. El peronismo es frentista. Es necesario que el eje de la discusión pase por el Partido Justicialista (PJ). En estas elecciones está en juego el futuro del país.
-Usted pregonó la unidad en La Pampa con una lista única…
-Sí. Fuimos todos juntos. En la lista coincidimos todos los sectores del justicialismo. Está Unidad Ciudadana y el Frente Renovador. Nosotros creemos que lo que se hizo en La Pampa debe replicarse a nivel nacional. Tenemos que ponernos de acuerdo en 8 o 9 puntos para conformar una plataforma electoral. Y después que en las PASO la gente elija quién es el dirigente que representa el espacio.
-¿Realmente cree que eso es viable? Está claro que el kirchnerismo y el peronismo federal transitan andariveles distintos.
-Es lo que está pidiendo la gente. La gente pide que nos unamos todos para que el 9 de diciembre sea el último día de Mauricio Macri en la Casa Rosada. Los dirigentes tienen que estar a la altura. El gran desafió de la política es saber leer lo que pide la gente.
-Insisto. Hay diferencias expuestas. Gobernadores que han marcado un límite claro en la construcción política. No están dispuestos a armar un frente electoral con el kirchnerismo.
-Yo sé que se charla permanentemente. Tengo mucha expectativa en que se pueda lograr un acuerdo. Cada dirigente está buscando como se posiciona mejor. Siempre nos hemos puesto de acuerdo. En la Cámara de diputados, por ejemplo, hemos votado muchas cosas en conjunto como el freno al aumento de tarifas o la ley antidespidos.
¿Entonces?
En términos estructurales siempre estuvimos de acuerdo. Hay cuestiones que tienen que ver más con las formas que con el diagnóstico. El objetivo es compartido. No creo que haya diferencias. No podemos denostar al que piensa distinto. Es una cuestión de los dirigentes.
-¿Se puede pensar al peronismo sin Cristina Kirchner?
–Los únicos imprescindibles fueron Juan y Eva Perón. Los otros dirigentes son circunstanciales y tienen que ver con cada momento de la historia. Así sucedió con (Carlos) Menem, (Néstor) Kirchner y Cristina (Kirchner). El día de mañana serán otros. Nadie es imprescindible. Por su puesto que hay dirigentes de mucha importancia en la historia como es el caso de Cristina. Pero tenemos que valorar la ideología y el espacio político por sobre los dirigentes.
-¿Cristina Kirchner es, en muchos casos, el argumento que traba la unidad?
-¿Es una realidad o una excusa? Si no se comulga en estas elecciones, después que cada uno esté tranquilo con la decisión que tomó. Los dirigentes tienen que dejar de lado los enconos personales, pensar lo que la gente está exigiendo y dejar que la sociedad sea la que elija el mejor candidato. Tenemos que buscar mantener viva una ideología más allá de los nombres.
-¿Por qué le cuesta tanto al peronismo ponerse de acuerdo?
-Porque estamos luchando por el poder. Todo dirigente cree que es el que está mejor preparado para afrontar esto. Lo que sobra en el peronismo es vocación de poder. Por algo cuando gobernamos, gobernamos en serio. Cuando la gente vota a un gobierno quiere que tome decisiones. En La Pampa la gente reconoce la vocación de poder que tiene el gobierno.
-¿Qué importancia van a tener los gobernadores del PJ en los próximos meses de elecciones?
-Dependerá de cada gobernador. De la posición que tenga. Si enfrenta la elección mirando la provincia o si tiene algún interés nacional. A los peronistas nos gusta gobernar de cara a la gente. El rol de los gobernadores es lograr tener uniformidad, como pocas veces se pudo, para fortalecer el federalismo y los reclamos del interior del país. Que no todas las decisiones pasen por la ciudad de Buenos Aires. Fortalecer el federalismo es una de las grandes luchas que tenemos por delante.
-Dentro de Alternativa Federal aparecen cuatro precandidatos. Urtubey, Massa, Pichetto y Lavagna. ¿Tiene mayor empatía por alguno en cuánto a sus ideales políticos?
-Tengo una gran relación personal con todos ellos. Con Lavagna no tanto porque no comparto generación y no le he visto tantas veces. Todos tenemos el mismo diagnóstico. Más allá de que puedo tener más cercanía con alguno de los proyectos de ellos, hace mucho que decidí no hablar de nombres propios y proyectos.
-¿Si no hay unidad opositora van a perder con Mauricio Macri?
-El camino de la unidad es el que hay que seguir. En La Pampa nos pusimos de acuerdo y lo hicimos. Después se sumaron San Juan y Entre Ríos. Primero hay que ponerse de acuerdo y, si hay más de un candidato, que la gente decida. Faltan 45 días para las definiciones. En Argentina, ese tiempo, es una eternidad. Está en juego la grandeza de los dirigentes. Cada uno debe darse cuenta del rol que cumple. La oposición dividida es funcional a un triunfo del gobierno.
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