Si algo no pareció preocuparle al Gobierno fue la presencia de Cristina Fernández de Kirchner en la sede del PJ de la calle Matheu, un mensaje que la ex presidenta envió directamente hacia adentro del peronismo, para evitar que la contundente victoria de Juan Schiaretti en la provincia de Córdoba se transformara en un imán para los peronistas que se sienten representados por la conducción del diputado José Luis Gioja. Es que esa foto es sobre todo importante en la provincia de Buenos Aires pero, en lo referido a la Nación, los que acudieron a la cita son los gobernadores considerados "marginales" dentro del peronismo, como la catamarqueña Lucía Corpacci o la fueguina Roxana Bertone.
Por el contrario, el Gobierno se siente más inquieto por el encuentro que se está preparando en Córdoba para el miércoles de la semana próxima donde, además del anfitrión Juan Schiaretti, ya habrían confirmado su presencia Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa, Sergio Uñac, Gustavo Bordet, Domingo Peppo, Miguel Angel Pichetto y -probablemente, aunque aún no dieron el sí- Juan Manzur y Daniel Scioli.
Es que ese grupo disputa un electorado que en el 2017 respaldó a los candidatos de Cambiemos, cuando el oficialismo creyó que era posible ganar un mínimo de cinco provincias más en el país, además de por lo menos cinco intendencias más en el conurbano que hoy están en manos del peronismo. Hoy, Cambiemos lucha por mantener las cinco provincias que tiene y las 69 intendencias de la provincia de Buenos Aires, entre las que se incluyen plazas claves como Lanús, Tres de Febrero, Quilmes, Pilar, Mar del Plata y Bahía Blanca, donde el peronismo le muestra los dientes.
En Córdoba, se sabe, no solo volvió a perder la provincia en manos de Schiaretti que hizo una elección histórica, sino también Córdoba capital, donde la elección demostró que si Luis Juez (que respaldó a Mario Negri) y Rodrigo de Laredo (que acompañó a Ramón Mestre) iban juntos, Cambiemos hubiera ganado.
Las razones por las que el Gobierno no logró ampliarse al peronismo son parte de la discusión que cruza la coalición en estos tiempos de extremo desgaste, cuando hasta el presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, pide que sean incluidos Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa, Roberto Lavagna o Miguel Angel Pichetto como aliados electorales.
Es curioso porque, durante años, el radicalismo miró con desconfianza a dirigentes como Emilio Monzó, que promovían ese tipo de inclusión, lo que llevó a ser marginado desde las más altas esferas del poder, que no querían darle al presidente de la Cámara de Diputados una línea que pudiera terminar con el cuestionamiento a Macri dentro mismo de la coalición. Ahora es la máxima autoridad radical la que lo impulsa, aún a sabiendas de que es imposible que pueda concretarse en estos tiempos electorales.
El peronismo, sin embargo, siempre formó parte del PRO. No sólo en el caso de Monzó y su mano derecha, Nicolás Massot. También Diego Santilli, Cristian Ritondo y hasta Horacio Rodríguez Larreta vienen del peronismo. También María Eugenia Vidal tiene facilidad de diálogo con los peronistas, ni qué decir su jefe de gabinete, Federico Salvai, que suele recibir a los peronistas que lo visitan con un amigable "compañero".
Aunque en general fueron invisibilizados, hay peronistas en todos los ministerios nacionales, provinciales y porteños. También en el Congreso de la Nación y las legislaturas de la Ciudad y la provincia. Muchos candidatos a intendente lo son, empezando por Carlos Regazzoni en Almirante Brown, o Santiago López Medrano en San Martín.
Como es imaginable, los peronistas del PRO le echan la culpa a Marcos Peña por el poco respaldo que tuvieron sus reclamos por una ampliación de la coalición y la instalación de una agenda más empática con los problemas cotidianos de la gestión. "A veces parecemos antiperonistas cuando no lo somos, ni tampoco gorilas, pero quizás nos cuidamos demasiado en expresarlo", dijo a Infobae un hombre que forma parte del PRO hace muchos años.
Agregó que, de todos modos, "haber incorporado peronistas no era fácil, porque la verdad es que el peronismo nunca se planteó desaparecer, más bien pretendía tener una actitud colaborativa con Cambiemos pero sin perder identidad porque, si es peronista, siempre quiere volver al poder".
En otra línea, un peronista del PRO se lamentó de que en los últimos tiempos "el Gobierno tuvo una habilidad fenomenal para estar peleados con todos al mismo tiempo, incluso hacia adentro mismo, parece que los que no estamos en la mesa chica nunca damos la talla de lo que espera de nosotros y siempre estamos defraudando".
Y un funcionario porteño señaló que el Presidente llegó a la Casa Rosada con el respaldo de gran cantidad de personas de referentes de todos los partidos, también del peronismo, y los fue alejando a todos. "Desde Nicky (Caputo) hasta "Coti" (Nosiglia), desde (Hugo) Moyano hasta Gerardo (Martínez), desde Emilio (Monzó) hasta Jorge (Macri), todos ayudaron, y los fue corriendo a todos de a uno, mejor no pudo haberlo hecho". "Es un kirchnerismo ilustrado", redondeó.
Un hombre del Congreso aseguró que "no conozco a nadie en el Gobierno que no esté a favor de ampliar la coalición, por supuesto que queremos hacerlo, pero tampoco se puede hacer en medio de una campaña electoral y por los diarios, sin hablar con los que pretendés sumar".
Y explicó que "en el Congreso hicimos infinitos acuerdos, tal vez no un Pacto de la Moncloa ni un acuerdo de gobernabilidad, pero también es comprensible que en la Casa Rosada se creyera que bajo un título así se estaban pegando un tiro en los pies. Tanto los que argumentaban para un lado como para el otro tienen sus razones y, finalmente, hay que decidir".
Un amigo del Presidente dice que su padre Franco lo alertaba de que nunca podría llegar al gobierno en la Argentina sin el peronismo, por eso cuando lo logró, por lo menos institucionalmente, reforzó sus prejuicios contra el movimiento fundado por Juan Domingo Perón en 1945, como una forma de hacerle ver a su propio padre que también ahí se había equivocado.
Como sea, hay que reconocerle al Presidente la voluntad de volver a analizar cualquier nueva posibilidad frente a una segundo mandato, desde la inclusión de grandes figuras peronistas en el Gobierno hasta el armado de una coalición más amplia. Pero, claro, "una vez terminada la elección. Ahora en medio de la campaña todo es verdaderamente inviable".
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