Sergio Massa se enteró por un periodista de que Cristina Fernández había decidido avanzar otro paso para consolidar su candidatura presidencial representando al peronismo tradicional. Llegó a su bunker de la Avenida Libertador, encendió su televisor gigante y vio como CFK sonreía junto a sus compañeros de incontables batallas políticas. Massa ya no tenía dudas de que Cristina se lanzará a recuperar la Casa Rosada y fatigó sus dos teléfonos celulares para ratificar sus convicciones políticas: "No me bajo, soy candidato, no cierro con ella", eran las tres frases que repetía el líder de Alternativa Federal para reducir la ofensiva del kirchnerismo que lo colocaba como un simple alfil de la expresidente.
El juego de Lavagna
Roberto Lavagna insiste con jugar como primus inter pares en la construcción política de Alternativa Federal. El ex ministro de Néstor Kirchner exige que Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto acepten todas sus condiciones, y en caso contrario se vuelve a la casa. "Hay que entenderlo a Roberto –explicó un asesor de Lavagna a Infobae-, es como un estadista europeo. Si no respetan su estrategia, vuelve a sus libros y asunto terminado".
Massa conoce este pensamiento de Lavagna y reprime su ADN italiano para evitar que implosione Alternativa Federal. Este candidato presidencial necesita el volumen de su alter ego y ya conversó largo con Juan Schiaretti para encontrar una salida al dilema político. El gobernador peronista de Córdoba, reelecto en un comicio que rompió los cánones provinciales, se comprometió a "ordenar" a Lavagna y fortalecer un espacio político que pretende derrotar a Mauricio Macri y competir con CFK en el balotaje.
Sin embargo, ese objetivo enfrenta muchísimas dificultades. Hasta ayer a la tarde, la gobernadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, coqueteaba con Alternativa Federal. Massa sonrió con maldad cuando observó que en la foto "Cristina candidata", Bertone aparecía en un lugar privilegiado y exhibiendo un ajustado maquillaje electoral.
Si se cuentan los gobernadores leales a la candidatura del exintendente de Tigre, solo se puede mencionar a Mariano Arcioni (Chubut), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Schiaretti y Urtubey (Salta). El resto de los mandatarios provinciales juegan al truco político mirando las encuestas y midiendo los pasos electorales de Cristina.
Interna chica, interna grande
La estrategia de Cristina es incorporar a Massa y derrotar a Macri en primera vuelta. Massa conoce esta estrategia y la plantea al revés: sumar al peronismo no K detrás suyo e ir por Macri para desalojarlo del balotaje. A esta altura de mayo, las pretensiones de Massa chocan de frente con su intención de voto, la interna que mantiene con Lavagna y las expectativas electorales de Macri. Si las PASO fueran este domingo, CFK triunfa y Macri sale segundo.
Cristina propone a Massa una interna abierta y amplia con todos los precandidatos adentro. Massa rechaza ese convite y jura que no hará acuerdos con la expresidente. Tampoco se sentará a negociar con el gobierno; exhibe un odio visceral a Macri y tiene una estrategia con dos caminos alternativos: o es candidato con Lavagna adentro de Alternativa Federal o no descarta abandonar la carrera presidencial.
"Massa le puede ganar a Macri en primera vuelta y después ir por Cristina. Ese es el plan. Pero necesita que Lavagna no se baje. Si lo hace, nos hace un daño enorme", confió a Infobae un estratega de Alternativa Federal que respira a la sombra de Massa.
En este contexto, Massa le propuso a Schiaretti convocar a una interna chica que incluya a Urtubey y Lavagna. Desde su perspectiva, esa interna le daría suficiente volumen para hacer campaña con el único objetivo de desplazar a Macri del balotaje. Un objetivo político que, por ahora, tiene la consistencia de un sueño de poder y de gloria.