En su última visita a Córdoba, el 27 de marzo, Mauricio Macri se declaró prescindente. "Me voy a mantener al margen. Dos dirigentes radicales importantes de la provincia no se pusieron de acuerdo. Será el electorado cordobés el que elija entre ellos y el gobernador", avisó el Presidente en declaraciones radiales.
Mientras acentuaba su cuidado y estudiado bajo perfil, y Mario Negri y Ramón Mestre se trenzaban en una áspera disputa interna que agitó la tensión entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica, Juan Schiaretti festejaba en silencio. Hasta Cristina Kirchner tomó nota del escenario provincial cuando ordenó bajar a su candidato y mandó, por lo bajo, a cerrar filas con el gobernador. "Deseo con el alma que gane 'El gringo'", imploró durante la semana Aníbal Fernández, el ex jefe de Gabinete que en la presentación de la ex Presidenta de La Rural de este jueves sobresalió en las primeras filas.
Con un fuerte impacto nacional, y con el foco puesto en el quiebre o no de la hegemonía radical de los últimos tiempos en la capital, la segunda ciudad más relevante del país en términos electorales detrás de la ciudad de Buenos Aires, el gobernador se encamina hoy hacia una segura reelección que sacude al escenario político. ¿Por cuántos puntos va a aventajar a sus competidores?
Socio fundador de Alternativa Federal, el PJ no K lanzado oficialmente en septiembre del año pasado junto a Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto, Schiaretti jugó al misterio en estos últimos tiempos en torno a su futuro.
Se escabulló de la discusión nacional, provincializó su campaña al máximo y siguió a la distancia los chispazos intensos en el PJ alternativo, que sumó en el verano a Roberto Lavagna.
El gobernador, que mantiene un estrecho vínculo con Macri -en las propias filas de Cambiemos todavía se sulfuraban en la capital cordobesa ayer por esa relación que le dio aire a la gestión provincial-, ni siquiera se detuvo a contestar los 10 puntos básicos divulgados por la Casa Rosada con los que el Presidente buscó retomar la agenda y que sí fueron respondidos por una buena cantidad de mandatarios.
Schiaretti les pidió a los cofundadores del PJ no K que hoy no pisen Córdoba con la excusa de su estrategia local. Acrecentó el misterio en relación al futuro rol que podría cobrar tras esta elección, que incluso según los últimos números de la Casa Rosada se encaminaba en torno al 50%, en ese nicho peronista que todavía no pudo filtrar el fenómeno de la polarización entre Macri y Cristina Kirchner.
Lavagna, por caso, se ubica en los sondeos actuales con una baja popularidad, en una provincia que castigó al Presidente como en el resto del país pero en la que todavía mantiene una popularidad un poco más considerable.
El tiempo pasó para todos. Córdoba fue para Macri el primer distrito que lo acogió como figura nacional. En el 2015 fue el escenario del cierre de campaña de las primarias. Para Lavagna fue la única provincia que le dio un triunfo en las presidenciales del 2007, hace 12 años, en las elecciones en las que salió en un cómodo tercer lugar, acompañado por Gerardo Morales.
"Schiaretti puede ser el ordenador del PJ", es la frase más escuchada por estas horas en Buenos Aires. El misterio, resaltan en su entorno, podría seguir un tiempo más. No está previsto, al menos por ahora, que el gobernador tome definiciones en el corto plazo tras el resultado de este domingo. "Por ahora, nada", repiten en su entorno.
El clamor alrededor del gobernador acumula más adeptos en el interior del PJ porque Hacemos por Córdoba, el frente con el que acaricia la reelección, también araña la intendencia de la capital, que concentra casi el 40% del padrón y que goza de la hegemonía radical desde hace años. El diputado Martín Llaryora se la disputa a Luis Juez. Rodrigo de Loredo, el yerno del ministro Oscar Aguad, el candidato de Mestre, asoma tercero.
Un eventual triunfo de Llaryora, que también adoptó el mismo bajo perfil que el gobernador, no solo entusiasma al PJ y agiganta la figura de Schiaretti en el peronismo: también implosiona a la UCR y sacude las entrañas de Cambiemos.
Mestre fue reelecto en la capital en noviembre del 2015, días antes del ballotage que consagró a Macri.
Esta vez, el radical no desdobló el calendario: juntó las elecciones municipales con las provinciales cuando todavía sobrevolaba algo de armonía en la alianza interna y con el PRO en el distrito.
Hubo un intercambio telefónico entre Mestre y Marcos Peña que en el entorno del radical recuerdan furioso, en vísperas de la ruptura de Cambiemos que terminó con Negri y el intendente en dos frentes distintos.
Elisa Carrió, amiga de Negri desde hace años pero enemigo confesa de la UCR, tuvo un rol activo.
En las últimas semanas se cargó al hombro la campaña de Negri, que buscó polarizar con Schiaretti con hincapié en temas como narcotráfico y seguridad. El objetivo de Negri es doblar en votos a Mestre. En la previa, el jefe del interbloque de Cambiemos en uso de licencia recibió a Gerardo Morales, a Horacio Rodríguez Larreta y a María Eugenia Vidal. El único que no apareció fue Macri.
Carrió tiene previsto aterrizar hoy en esta provincia en el vuelo de Aerolíneas Argentinas de media mañana, acompañado por Maricel Etchecoin y un custodio: otros dos la esperaban desde antes, igual que Maximiliano Ferraro y Mariana Zuvic. Al mediodía compartirán un cabrito.
La tensión provincial entre los diferentes sectores radicales se potencia con el avance del PJ en la capital, azuzado con la preocupación por el sistema de votación que ocupó hasta última hora de ayer a los candidatos y fiscales partidarios, en especial del sector de Negri y Juez.
Nadie oculta que un triunfo de Llaryora incide directamente en la convención de Parque Norte de fin de mes, en la puja entre los diferentes bandos de la UCR por la ratificación a la pertenencia en Cambiemos y a la candidatura presidencial de Macri.
¿Mestre puede potenciar la ira del radicalismo desencantado con la Casa Rosada si su performance provincial y municipal de este domingo es peor a la esperada? La incertidumbre alrededor del encuentro de Parque Norte del 27 de mayo inquieta cada vez más a Cambiemos.
La única ventaja del Gobierno es que los pedidos de ampliación de la coalición oficialista no tiene correlato en la oposición. La figura de Martín Lousteau es, en ese sentido, la que más incertidumbre genera.
¿La elección de hoy impacta de lleno en la convención radical? ¿Acomoda al PJ no K? ¿Qué va a hacer Schiaretti? ¿Quién capitaliza en agosto y octubre esos votos? ¿La segura derrota de la Casa Rosada se aliviana con la suma de los votos entre Negri y Mestre? Aún así, ¿por cuánto va a triunfar el gobernador? ¿Cómo queda parado Macri de cara a las elecciones presidenciales en la provincia que mejor lo trató en todos estos años, además de la ciudad de Buenos Aires?
Demasiadas incógnitas para una elección con fuerte incidencia en el escenario nacional.