El juez federal Ariel Lijo procesó con prisión preventiva a Facundo García Guardia, un joven que utilizaba múltiples credenciales falsas para ir por la vida intentando sacar ventajas. Una de sus tantas identidades irreales era la de integrante de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Se hizo pasar por director de la AFI. Se hizo pasar por oficial de enlace con las Fuerzas de Seguridad de una inexistente Dirección de Captación e Intervención de las Comunicaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Se hizo pasar por senador nacional. Se hizo pasar por enlace de Inteligencia del Ministerio de Seguridad de la Nación. Se hizo pasar por jefe de Asesores y Auditor Nacional en el Congreso de la Nación.
Utilizaba múltiples credenciales hasta que fue detenido el 21 de marzo pasado en el aeropuerto de Ezeiza cuando volvía al país desde Miami. Inclusive en el momento de su detención llevaba algunas identificaciones falsas. Los organismos que figuraban en las credenciales que tenía García Guardia fueron consultados durante la investigación judicial y negaron que revistara allí.
Horas después de su detención los policías determinaron que utilizaba una camioneta Toyota Hilux 4×4. Dentro del vehículo hallaron varias credenciales más, un pase de libre tránsito y estacionamiento otorgado por el Ministerio de Seguridad de la Nación que resultó ser falso. Y además tenía conectada una sirena similar a la que usa la policía. La defensa de García Guardia señaló que la camioneta era de la madre del imputado.
La causa judicial se inició en 2017 a partir de una denuncia de la AFI porque García Guardia se había ido sin pagar de una platería de la calle Perón al 1300. Había "chapeado" al decir que era director de la AFI al momento de comprar medallas, llaveros y tarjeteros. Desde un supuesto mail de la AFI concertó el pago mediante transferencia y el dinero nunca se acreditó. Mandó por mail un carta de la secretaría Legal y Técnica de la Presidencia con el número de CUIT y un archivo PDF con la transferencia. Todo trucho.
Luego García Guardia intentó pagar su estadía en el hotel Ros Tower de Rosario con una tarjeta sin fondos. Cuando le advirtieron de la situación dijo que era de Inteligencia de la Presidencia de la Nación y estaba allí por una visita del presidente Mauricio Macri. El personal del hotel llamó a la policía y ante la llegada de la verdadera autoridad García Guardia pagó con otra tarjeta de crédito.
Aquella vez estaba con el ciudadano uruguayo Henry Kenneth Meier Oborski quien también había sido detenido e indagado como García Guardia. La dupla había llegado a Rosario en un auto alquilado que habían rentado en una agencia diciendo que era para Diego Malcorra, a quien señalaron como el hijo de la ex canciller Susana Malcorra. Tampoco pagaron aquel alquiler del Mercedes Benz. Lijo le dictó una falta de mérito al amigo uruguayo de García Guardia y ordenó su libertad.
Otra de las aventuras de García Guardia tuvo lugar en la provincia de Misiones. Se había presentado ante el por entonces jefe de la Policía de Misiones Manuel Mártires Céspedes para realizar tareas de relevamiento de seccionales y para informar en Buenos Aires del funcionamiento de la fuerza de seguridad provincial. En aquella insólita reunión García Guardia –que decía haber sido enviado por la AFI- se sacó una selfie con el jefe policial misionero.
Cuando los agentes de la policía Federal lo estaban esperando en Ezeiza para detenerlo notaron que había un remisero que estaba aguardando a García Guardia para llevarlo desde el aeropuerto hasta su casa. De esa manera determinaron que García Guardia utilizaba una remisería que tiene cuenta corriente con la Cancillería para hacer sus viajes sin pagar. Llamaba por teléfono y decía que era García Moritán, un apellido conocido en el ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina. Roberto García Moritán fue vicecanciller durante el kirchnerismo y Martín García Moritán es embajador ante las Naciones Unidas. Según determinaron los investigadores, García Guardia hizo más de 80 viajes utilizando la remisería de la Cancillería, por lo que perjudicó a las arcas públicas en unos 120 mil pesos.
Según el procesamiento firmado por Lijo al que accedió Infobae a través de fuentes judiciales, mientras le escuchaban sus teléfonos como parte de la investigación García Guardia "se comunicó con diversas personas e instituciones, identificándose como Senador Nacional, abogado, Director de la Comisión de Seguridad Interior del Senado, subrogante de la Comisión de Defensa de dicho cuerpo legislativo, Comisario Mayor de la Policía Federal Argentina, entre otros".
Lijo firmó el procesamiento de García Guardia por los delitos de falsificación de documentos, estafa y defraudación a la administración pública. Y le dictó la falta de mérito por algunos hechos en tanto no se pudo probar por ahora que hay actuado como agente de inteligencia. Tan sólo se recibieron testimonios que dan cuenta que García Guardia decía que tenía un cargo en la AFI. Luciano Ortiz Almonacid, abogado de García Guardia explicó que "Si bien es verdad que la AFI denunció el caso de la platería es una estafa simple, y burda, que demuestra claramente que no hubo ninguna actividad de inteligencia, legal o ilegal por parte de mi asistido. Ello, además surge de las escuchas que se le hicieron durante meses, y del secuestro de todo su material informático, notebook, Ipad y teléfono".
García Guardia no tiene actividad comercial registrada por la Administración Federal de Ingresos Públicos, dice ser estudiante y en su declaración indagatoria atribuyó a un problema de salud su condición de mitómano. Y dijo que su historia clínica constaba en la prepaga a la que estaba asociado. Desde el juzgado consultaron a la empresa para saber si García Guardia decía la verdad. Tampoco era cierto. La prepaga aseguró que el falso agente de inteligencia era también un falso asociado a esa firma de salud.