Cristina Fernández de Kirchner anunció la inminente salida de su libro. Y en simultáneo -habitual recurso de venta- fueron difundidos diecisiete pequeños fragmentos. Hay consideraciones políticas y algunas anécdotas. Un puñado de textos breves que precisamente por tratarse de una selección –personal, se sobrentiende- pone en foco algunos temas centrales para la ex presidente: se afirma como dura opositora, juega de hecho con su candidatura y busca desacreditar las causas que seguramente más la inquietan.
El libro –"Sinceramente" es el título elegido- estará a la venta el próximo fin de semana, según informó la editorial. Será presentado formalmente por ella misma el 9 de mayo, en la Feria del Libro. Y más allá del entretenimiento tuitero sobre la similitud entre su portada y la tapa de una conocida marca de cuadernos, resulta una pieza política en el ya iniciado año electoral. El tiempo dirá si es además un lanzamiento de campaña.
La ex presidente aclara que no se trata de un trabajo autobiográfico aunque, resulta claro, gira en torno de su gobierno y de sus propias historias. Busca el tono coloquial y no ahorra adjetivos. En los primeros fragmentos, los utiliza para apuntar sin matices contra Mauricio Macri.
Hace una consideración que deja entrever lo que sugiere un reproche. Dice que Macri "podría haber sido un capitalista exitoso" en la gestión presidencial. Y de inmediato va más allá: agrega que no lo fue por error o por falta de guía, sino por decisión: "Eligió ser carancho del sistema financiero". La consideración más global sobre la gestión presidencial la reserva para una solo palabra: "Caos", escribe.
El término para descalificar a Macri parece elegido como muestra de dureza blindada contra el Presidente, pero resulta además un giro destinado a darle sentido a la tarea que quedaría reservada para la oposición y, podría decirse, para su proyecto: "Macri es el caos –repite la calificación- y por eso creo firmemente que hay que volver a ordenar la Argentina".
No está explícito qué lugar se asigna ella misma en la reconstrucción que plantea, aunque sí se insinúa como factor central, por el peso de votos propios, para el armado electoral. Una pista, en el escaso material adelantado, la da con un recurso retrospectivo. Escribe sobre un encuentro con Daniel Scioli, poco antes de cerrar las listas para las elecciones de 2015. Dice que en esa charla, en Olivos, rechazó la idea de ser candidata a diputada para no facilitarle argumentos a la oposición de entonces. Pero agrega que es algo que repiensa a la distancia.
Lo expone así: "Mientras escribo esto y veo los números de aquella elección en primera y segunda vuelta, me pregunto: ¿hubiera ayudado a cubrir la escasa diferencia de votos que tuvimos en el balotaje si iba como diputada?". Esa valoración sobre los niveles de adhesión, que mantiene como virtual candidata, explica también decisiones prácticas de estos días para fortalecer su proyecto: un dato saliente es el trabajo orientado a asegurarse candidatos propios en cada provincia para fortalecer sus bloques de senadores y diputados nacionales.
Son mensajes. Con todo, más renglones están dedicados a los casos judiciales, de manera directa o indirecta. Primero expresa la línea más amplia de defensa, la que alude a una persecución política contra ella y su familia. "Néstor me lo dijo: 'Te van a perseguir a vos y a tus hijos'", señala. Y luego también como respuesta a varias de las investigaciones, pero en particular sobre su patrimonio, agrega: "Nunca llegamos pobres a ningún cargo en la función pública. Y menos a la Presidencia de la Nación".
Mayor precisión se advierte en la referencia al caso más sonoro a cargo del juez Claudio Bonadio. "La causa de las fotocopias de los cuadernos", vuelve a decir para desacreditar el tema. Apunta especialmente contra las declaraciones de empresarios sobre un sistema extendido de acuerdos ilegales y coimas. Y sostiene que las empresas involucradas tienen décadas de historia en el rubro de la obra pública y que no podría ser adjudicado a Julio De Vido haberles enseñado a cartelizarse. "Ridículo", concluye ese tramo que de hecho descarga responsabilidades de ex funcionarios e intenta colocar el foco sobre los privados. No es una defensa nueva.
Hay además una referencia a otro hecho sensible. Se trata de la causa por el memorándum con Irán, que ya fue enviada a juicio oral. La ex presidente presenta aquel acuerdo como fruto de un mal cálculo de política exterior. Lo define como "una verdadera ingenuidad de nuestra parte, que nos hizo olvidar de los intereses geopolíticos en pugna". Un giro con trasfondo conocido: apunta a sostener que es una cuestión restringida al plano de las decisiones políticas, mal tomadas si se quiere, pero sin elementos para juzgar en los tribunales.
Una mención aparte es la relación con el Papa –no es la única en que utiliza el trato en confianza-, tramo en el que buscaría diluir el nivel de mala relación inicial con Bergoglio y sus capítulos más duros. Habla de un primer almuerzo con Francisco. "Recuerdo que conversamos sobre Néstor y yo le dije: 'Sabe que creo que pasó entre ustedes, Jorge?' Porque le digo Jorge cuando hablamos y no Su Santidad y él, obviamente, me dice Cristina", escribe, y remata: "En el fondo creo que la Argentina era un país demasiado chico para ustedes dos juntos".
Es parte de los textos difundidos. En conjunto, dureza con Macri, anécdotas con mensaje político y personal, líneas de valoración propia y descargos, apuntes para un año de batalla electoral. El libro dirá si supera el trazo grueso de los fragmentos.
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