Los radicales no salieron a cantar loas por los canales de televisión cuando se conocieron las medidas pero, por lo menos, pusieron un tuit donde aseguran que "las medidas anunciadas por el Gobierno nacional son necesarias. Representan un alivio a corto plazo y un punto de partida para reactivar la economía". No parece mucho, pero en la Casa Rosada quedaron conformes.
Cambiemos crujió en medio del difícil contexto económico, de uno y otro lado decidieron que había que fortalecer la coalición para garantizar la gobernabilidad y que, si querían seguir juntos, tenían que ponerse de acuerdo. Con desconfianza o sin ella llegó la flexibilización y la adaptación a un escenario común, donde todos se necesitan.
"El Gobierno demostró que tiene reacción y esa es la clave, y actuó sin dogmatismos", dijo un hombre del radicalismo a Infobae, satisfecho -entre otras cosas- porque "se le quitó sustento a las opiniones de los más exaltados de la oposición que dicen que este es un gobierno de ricos para los ricos".
Muy bien impresionado, casi sorprendido porque los anuncios fueron los que se habían acordado en la mesa que se constituyó con los cinco gobernadores de Cambiemos, el dirigente agregó que "lo que propuso el radicalismo está contemplado, y puedo asegurar que se abre una nueva etapa para afrontar las dificultades económicas que son severas, pero que podrán moderarse en el corto plazo si en las provincias que gobernamos se siguen las medidas que lanzó el Gobierno nacional".
Se sabe que el Gobierno no implementó medidas que hayan figuraron en la plataforma de la Fundación Pensar o en los debates previos que la formatearon porque creyera en ellas, eso está claro. Jamás imaginaron que se encontrarían ante semejante emergencia, en parte también generada por ellos mismos o por su "exceso de optimismo".
Nunca creyeron que a ellos les iba a pasar lo que a cualquiera que se hiciera cargo del gobierno de la Argentina, es decir, que las condiciones histórico-estructurales les tocarían también a ellos, como a cualquier mortal que llegara a la Presidencia. Es que estaban convencidos de que eran muy distintos y, en parte, aún lo creen.
Pero son pragmáticos y no se van a entregar fácilmente a la derrota. Contrariando sus propios paradigmas, vieron una puerta de salida y lanzaron ese paquete que tan mal cae en el exterior y en los expertos económicos. Sin embargo, está logrando lo que Cambiemos hace meses no lograba: instalar un tema en la agenda que es evaluado en forma positiva a ambos lados de la grieta.
Es lo que comprueba la rápida encuesta que hizo la consultora D'Alessio IROL/Berensztein. El anuncio fue calificado en forma positiva por el 80% de los votantes de Cambiemos, que consideró que las medidas propuestas fueron acertadas y el 51% de los que votaron al FPV también.
Claro que difieren en cuanto a la capacidad de que sean medidas capaces de detener el proceso inflacionario. El 44% de los Cambiemos creen que serán efectivas en ese sentido, porque mejorarán las perspectivas económicas en este mismo año. En tanto el 27% de los K consideran que la posibilidad de que baje la inflación es baja o muy baja y atribuyen los anuncios a una posición electoralista, muy alejada de la búsqueda de un plan que mejore la situación económica.
El freno a los aumentos de tarifas (63% entre los que votaron a Cambiemos y 40% entre los que votaron a FPV) y el acuerdo para mantener los precios durante seis meses de 60 productos básicos esenciales (55% y 34% respectivamente) fueron las medidas mejor valoradas a ambos lados de la grieta.
Aunque lo interesante es ver opiniones bastante similares en muchos temas. El 80% de los que votaron a Cambiemos y el 72% de los que lo hicieron por el FPV consideran que recurrir impuestos serían medidas positivas para favorecer las expectativas, por ejemplo. En cuanto a tener una canasta con precios fijados por el Estado con fuertes multas en los comercios que no los cumplan o no tengan esos productos es considerado muy positivo por el 60% de los que votaron al FPV y 44% de los que lo hicieron por Cambiemos.
En cambio, las opiniones se vuelven divergentes ante la posibilidad de aprobar una ley de flexibilización laboral. Ahí, el 62 % de los que votaron a Cambiemos creen que mejoraría las expectativas económicas, contra 9% de los que votaron al FPV. Algo similar sucede en relación a la reducción del déficit del el estado con un número necesario de empleados públicos (78% contra 18%, respectivamente.
Los expertos de comunicación del Gobierno saben desde hace muchos años cuál es exactamente el sentimiento de las mayorías argentina en relación al Estado. No desconocen que, a pesar de que hayan votado por Mauricio Macri, el electorado pretende un Estado activo y proyectos, con capacidad de imponerle reglas a las empresarios que siempre son vistas como "buitres" y son solidarios con quienes se encuentran en los últimos escalones de la pirámide social. La mayoría de los argentinos son estatistas, y están -por ejemplo- orgullosos de tener una aerolínea de bandera.
Por eso en el Gobierno no tuvieron un plan privatizador ni encararon una razzia contra los que cortan las calles de la ciudad de Buenos Aires, para disgusto de los "liberalotes" de la economía, agobiados por lo que el ahora candidato a presidente José Luis Espert suele sintetizar con talento como "kirchnerismo de buenos modales".
Lo extraño es cómo actuó Macri ya en el Gobierno, cuando vio que lo que esperaba no sucedía. No solo porque la caída de la inflación se demoraba más de la cuenta, sino porque empeoraba con el paso del tiempo, en lugar de desacelerarse, como viene pronosticando Nicolás Dujovne desde noviembre del año pasado.
Semejante fallo de diagnóstico, que hizo que el Presidente se equivoque en reiteradas oportunidades asegurando que la inflación va a bajar, cuando mes a mes sube, y siempre más de lo previsto, no se explicaría si no fuera por una gran dificultad por comprender el aislamiento al que se sometió el Gobierno mientras esperaba que la realidad le de la razón, a límites exasperantes.
"Lo que hizo Mauricio es someter a la población a lo que él mismo se somete, larguísimos períodos de sacrificios y restricciones porque, finalmente, no necesita nada más que lograr sus objetivos, que siempre alcanza domesticando la paciencia y apostando al largo plazo", explica un amigo de Macri desde que eran jóvenes.
A juzgar por la restricción al consumo que domina la vida de los argentinos, es probable que así sea. En lugar de la felicidad del presente, la promesa de un futuro al que se llega después de un duro sacrificio y que queda cada vez más lejos. Nada menos peronista en el país que en pocos días conmemorará los 100 años del nacimiento de María Eva Duarte, un mito llamado Eva Perón.
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