En el papel de jefe de Campaña, además de serlo del Gabinete, en el quincho de la Residencia Presidencial de Olivos, Marcos Peña arengó a los precandidatos de Cambiemos que deben batallar en distritos controlados por el peronismo en la provincia de Buenos Aires: "Tenemos que ser como vietnamitas", les dijo.
Su exhortación a los candidatos se basa en las charlas TED y los ensayos de Simon Sinek, un escritor y motivador británico que aplica la teoría de los juegos a las organizaciones.
Más concretamente, lo que interesa a Sinek es lo que llama el "juego infinito", que es uno en el cual participan jugadores conocidos y desconocidos, con reglas cambiantes que pueden estabilizarse por momentos y luego volver a modificarse.
En este juego, explica, no hay ganadores o perdedores, sino que el objetivo es seguir en él, permanecer, antes que ganar. Por eso, las organizaciones -podríamos decir empresas o partidos- no miran tanto lo que hace el competidor sino que se concentran en sus propios objetivos de largo plazo -lo que Sinek llama "su visión"-, en cómo alcanzarlos, para lo cual deben mejorar continuamente. Las reglas del juego no son estables, lo estable es la visión.
Así le ganó Vietnam la guerra a los Estados Unidos, explica Sinek. Los norteamericanos jugaban a ganar, los vietnamitas a sobrevivir, para poder seguir existiendo.
Cabe preguntarse si Sinek aprobaría el carpool del presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal
Claro que, si se escucha bien a este motivador (ver el video que acompaña esta nota), se apreciará que su consejo es apegarse a valores y no cambiar permanentemente de táctica en función de lo que hace la competencia. En este contexto, cabe preguntarse si Sinek aprobaría el carpool del presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal, que se parece demasiado a las recorridas que el competidor Sergio Massa estuvo haciendo por varias provincias durante los meses de enero, febrero y marzo.
Sinek, en cambio, recomienda un trabajo con la mira puesta en los valores, es decir, en objetivos de largo plazo, sin mirar ni dejarse influir por lo que hacen los demás jugadores, porque eso lleva a distraerse, desperdiciar recursos y a un constante cambio de "parecer" y de "dirección".
"Las grandes organizaciones basan sus decisiones en valores, todo el tiempo, y luego, vienen los intereses en juego", dice.
Pero con frecuencia sucede al revés: se decide en función del corto plazo y de lo que hace la competencia. Son decisiones "en el vacío", explica Sinek. Y cuando se mira el conjunto de esas decisiones así tomadas, "nadie sabe cuáles son los ideales que persigues".
En cambio, si alguien toma decisiones basado en sus valores, por lo menos la mayor parte del tiempo, cuando se mira el conjunto, "podemos decir de ti o de tu organización: ya sé cuáles son tus ideales y principios, creo en lo mismo que crees tú, me gustaría ser parte de tu organización, contribuir a ella, en eso se basa la lealtad".
A modo de ejemplo de lo que considera la "visión" de una organización, esa meta hacia la cual siempre tiende, Sinek dice: "Creemos que todos los hombres nacen iguales". No es totalmente cierto hoy, pero "hacia allí vamos y moriremos intentando" llegar a esa meta.
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