El diablo metió la cola. Esa es la conclusión a la que llegó una destacada fuente del área económica para explicar por qué circuló en los últimos días la versión de que el ministro de la Producción y Trabajo, Dante Sica, había ofrecido su renuncia porque no estaba cumpliendo con los tiempos exigidos por el ala política de Cambiemos, los que juegan el futuro territorial de la coalición en las elecciones nacionales, pero también en las provincias.
Básicamente, hablan de los gobernadores Alfredo Cornejo, Gustavo Valdés, Gerardo Morales, María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, preocupados por los efectos entre el electorado propio de la inflación que no baja y el consumo que no se recupera.
Por empezar, "se instaló que el Gobierno busca un congelamiento de precios, que jamás estuvo en análisis. Los gobernadores pidieron medidas para mitigar la coyuntura, para hacer más llevadera la transición, mostrar con anuncios concretos para poder exhibir sensibilidad ante la opinión pública, y se acordó explorar un acuerdo de precios con los empresarios para presentar cuanto antes", explicó el funcionario de Economía a Infobae.
En Casa Rosada se cree que algunos voceros radicales y también otros vinculados a la Ciudad de Buenos Aires buscaron instalar que Sica se iba, disconformes por la posición del ministro, contrario a cargar con una política de precios en su Ministerio, cuando está convencido de que la inflación es un asunto macroeconómico o monetario, imposible de resolver con el voluntariado. "Pero Macri y Marcos lo respaldan cien por ciento, por eso ni presentó la renuncia ni la va a presentar, ya que piensan lo mismo y no hay razones para que se vaya", se aseguró.
Evidentemente, hay un choque de opiniones dentro de la coalición. Quienes tienen que lograr los votos para la reelección están menos preocupados por la teoría económica, los urge la demanda de su electorado. Y suelen referirse a Sica como "un consultor", poniendo de relieve que si Cambiemos no logra el objetivo de reelegir en sus distritos y en la Nación, volverá a su consultora. Sin embargo, el propio Presidente sabe que lograr un acuerdo de precios con los empresarios de la producción y distribución de la alimentación "no es un soplar y hacer botellas, porque tampoco ellos la están pasando bien y además, tienen que seguir pagando sueldos e impuestos, tampoco pueden hacer milagros".
Claro que, del otro lado, al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, le toca el rol de contener a los radicales, que piden guiños concretos de parte de los responsables de la gestión para -a su vez- mostrar a los díscolos del centenario partido que no son un convidado de piedra en la mesa del Gobierno.
Junto a eso, a Sica también se le pide que logre los consensos suficientes para aprobar el proyecto de blanqueo laboral, tal como Nicolás Dujovne se comprometió con el FMI. El proyecto parecía que "salía con fritas", según dijeron en Economía, pero sentar a empresarios y sindicalistas en el Senado en medio de las versiones de que había renunciado no era el mejor escenario, y la cúpula de la CGT lo dejó plantado.
Las urgencias están a la orden del día y las presiones se cruzan desde todos los ángulos. Ayer, al equipo de comunicación del Gobierno se le ocurrió que la mejor manera de desmentir las versiones de su renuncia era que Sica se presentara hoy en la conferencia de prensa posterior a Gabinete para hablar del estado del "acuerdo de precios".
Por lo que supo Infobae, el ministro ayer había dado su consentimiento pero hoy pidió que no, "que salga otro a desmentir que me voy". Los encargados de prensa pusieron una excusa, que Sica tenía una reunión con el canciller brasileño, aunque si bien es cierto que Ernesto Araújo había estado en Olivos, se fue a las 10.30 de la mañana, apenas empezada la reunión de Gabinete.
Por la tarde, Presidencia distribuyó una foto con la que esperan terminar con los rumores, mostrando la reunión que Macri mantuvo en Olivos con la mesa exportadora de PyMEs donde presentó nuevas herramientas para potenciar la actividad, y se cuidó de mostrar que a la izquierda del Presidente estaba Jorge Faurie y, a la derecha, Dante Sica.
Empresarios presentes aseguraron que Sica estuvo activo en la reunión como lo hace habitualmente, y que no vieron nada distinto a lo que sucede siempre. Tampoco el interés de parte de Macri de mostrarse especialmente amigable con él. "Vimos una reunión como las que ya tuvimos antes, nada especial", dijeron.
En cuanto a las medidas, solo se supo que será el propio Presidente el encargado de anunciarlas, y no será el viernes, como hicieron trascender desde el ala política de Cambiemos. Si será antes o después de Semana Santa es una pregunta que nadie se anima todavía a responder. Por hoy por lo menos, ningún funcionario quiere preguntarle a Sica, el encargado de lograr los acuerdos, para que no sienta presionado.
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