Roberto Lavagna suele ser cauto en las declaraciones públicas que brinda. Las piensa y las mide. Evita caer en la trampa de las frases inconexas que pueden ver la luz ante las múltiples declaraciones periodísticas. Por eso no es casualidad el mensaje que dejó en una entrevista radial el jueves por la mañana. Se diferenció de Sergio Massa, el dirigente al que acompañó en el proyecto presidencial de 2015 y en las elecciones legislativas de 2017.
"Massa está en un proyecto de una interna de un sector del justicialismo. Yo formo parte de un proyecto que busca generar consensos para gobernar. Son dos cosas totalmente distintas. Yo estoy buscando un gobierno de partidos y de sociedad civil", aseguró el ex ministro de Economía. Luego, agregó: "Massa está tomando un camino particularmente partidista, que no es el de buscar alianzas más allá del partido. Ese no es mi proyecto".
La decisión de Lavagna de marcar distancia de Massa tiene un por qué. El motivo central es el contacto que el ex diputado mantiene con el kirchnerismo, y que se intensificó en las últimas semanas como consecuencia de las conversaciones entre el massismo, Unidad Ciudadana y los intendentes con el fin de lograr la unidad en Buenos Aires.
Los múltiples contactos que existen entre los tres sectores tienen como fin obtener una lista unificada en la provincia que lleve un solo candidato a gobernador y que, eventualmente, pueda acoplarse a dos candidaturas presidenciales. Esa alianza, según entienden en los tres sectores, les permitiría vencer a María Eugenia Vidal y volver a gobernar la provincia más grande del país.
La estrategia tiene sustento legal pero, por el momento, no avanza. Atraviesa todo el peronismo bonaerense, se mantiene en el tiempo pero no se consolida como una opción.
En el massismo no descartan que se pueda cerrar la unidad con el kirchnerismo en la provincia y aceptan que el diálogo está abierto. El kirchnerismo,desde hace tiempo, busca convencer a Massa de acordar y competir en el mismo espacio. Los intendentes ven en esa estrategia una solución a la incertidumbre sobre el futuro político de Cristina Kichner. Calmarían la ansiedad que les despierta no saber a qué candidato nacional ponerle sus fichas.
Esa negociación bonaerense, sumada a gestos discursivos que Massa ha realizado en referencia a la unidad del espacio opositor, terminaron de convencer a Lavagna de que el camino que sigue su proyecto político es diferente al que tomó, actualmente, el líder del Frente Renovador.
"Lavagna sigue por el mismo camino. No ha dicho nada nuevo. El que cambió fue Massa. Está claro que sus acciones tomaron una dirección distinta para lograr un reencuentro con el kirchnerismo", aseguraron a Infobae desde el pequeño círculo que rodea al ex ministro de Economía. "Sergio tiene la vocación de hablar con ese espacio y negociar con ellos. Nosotros elegimos otro camino", advirtieron.
En el massismo evitaron darle entidad real a las declaraciones de Lavagna. Creen que las diferencias están ancladas en la forma de resolver las candidaturas y que eso lo motivó al economista a marcar la cancha. Sobre todo después del último martes, cuando Massa presentó 10 políticas de Estado que llevaría adelante un posible gobierno suyo y le envió un mensaje concreto al ex ministro: "La gente debe elegir en las PASO quienes deben ser los candidatos". En primera fila lo miraba Marco Lavagna, diputado nacional del Frente Renovador e hijo del ex funcionario de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
En el massismo creen que las diferencias con Lavagna se pueden resolver sin inconvenientes. Destacan la buena relación que existe entre el ex intendente de Tigre y el ex ministro de Economía. En el lavagnismo sucede lo mismo. Reconocen que el vínculo "es bueno" y "seguirá siéndolo". En esa confirmación existe la convicción de no elevar la tensión y mantener los buenos modales ante las diferencias políticas.
El planteo de Massa sobre la competencia en las Primarias es respaldado por todos los dirigentes que integran Alternativa Federal. Juan Schiaretti, Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey se han expresado en la misma línea. Similar fue el mensaje de todos los legisladores que están en espacio. El camino para resolver las candidaturas deben ser las PASO. Por eso lo invitaron al ex ministro a competir. El último en hacerlo fue el gobernador de Córdoba, cuando lo recibió en la casa de gobierno provincial.
Frente a ese pedido se abren dos realidades. La primera está pintada por el pragmatismo. En los círculos de confianza de Massa y Urtubey, los principales precandidatos presidenciales que tiene Alternativa Federal, aceptan que la discusión se termina si Lavagna crece en las encuestas. Los números acomodan la negociación. Suele suceder así en las definiciones políticas y, en especial, en el peronismo. Es decir, que cualquier diferencia, como la que quedó expuesta esta semana, puede resolverse con cierta velocidad. Pero, hasta el momento, los números que tiene el ex ministro en los trabajos de consultoría son similares a los del tigrense y el salteño. No hay diferencias sustanciales.
La segunda realidad es que Lavagna no está dentro de Alternativa Federal, ni está dispuesto a competir en esa interna. No quiere quedar preso de una disputa peronista. Por eso no tiene en sus planes presentarse a competir frente a Massa, Urtubey o Pichetto. Su objetivo concreto es lograr un frente que contenga a partidos provinciales, radicales, socialistas y peronistas. En esa sumatoria está Alternativa Federal como un parte importante del armado. Así la ecuación es diferente.
El vínculo más afianzado que tiene Lavagna hasta el momento es el que comparte con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifchitz. El socialista es el canal para sumar a otros sectores del progresismo como el que representa Margarita Stolbizer. Por otra vía arriban al proyecto los radicales. Ricardo Alfonsín, Jorge Sappia, Juan Manuel Casella y Federico Stonari mantienen charlas cada vez más frecuentes con el lavagnismo. Son la pata radical más real que existe hasta el momento.
La principal diferencia que existe entre Lavagna y Massa es el kirchnerismo. Cómo actuar frente a la fuerza política que lidera Cristina Kirchner. Qué camino seguir en la construcción de una alternativa electoral frente a un gobierno que está debilitado y que no tiene asegurada la victoria en octubre.
Un candidato a gobernador competitivo y con intenciones de jugar en el peronismo podría terminar acercando posiciones. La estrategia de la lista única en la provincia se caería automáticamente y la posibilidad de lograr un consenso en un territorio donde Lavagna no tiene un referente sería más factible. El nombre de las hipótesis es Marcelo Tinelli.
El tiempo, el volumen de las candidaturas, la decisión de los principales dirigentes y la dinámica de las negociaciones definirán el escenario antes de junio. Hasta ese entonces la realidad tomará mil formas diferentes.
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