La candidatura de Roberto Lavagna es un hecho que aún no está confirmado solo porque el ex ministro prefiere ser cauteloso en los pasos que da y mantener la incógnita hasta que muevan sus fichas los precandidatos que tiene Alternativa Federal. Aunque no está formalmente dentro del espacio, se mueve en la periferia con sentido de pertenencia y buscando ser el nexo que una ese esquema con el progresismo y el radicalismo. En definitiva, de esa unidad se trata el mayor consenso político que el ex ministro busca. Luego, y en el camino de la construcción, se suman las alianzas sindicales, el respaldo empresarial y el acuerdo con sectores de la sociedad civil. Un rompecabezas que se arma lentamente y sin parar.
En el peronismo federal no hay dudas sobre la decisión de Lavagna de lanzarse a la carrera presidencial y la voluntad de hacerlo rompiendo los límites peronistas. Es cuestión de tiempo y de gestos. Porque el ex ministro sigue abrazado a la idea de ser un candidato único y no competir en las PASO. No piensan lo mismo Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa y Juan Schiaretti, piezas fundamentales del armado federal. Por eso el discurso público y el reclamo privado tienen una misma dirección. Intentan convencerlo de que se presente a las elecciones primarias y se sume al acuerdo alcanzado por los gobernadores del espacio para que las PASO sean el sistema de definición de las candidaturas.
El miércoles Lavagna fue recibido por Schiaretti en la casa de gobierno de Córdoba. Durante los 60 minutos que duró la charla hubo, a grandes rasgos, una coincidencia y una diferencia. Ambos están de acuerdo en generar una alianza con espacios políticos distintos al peronismo, pero difieren en la forma de definir las candidaturas. El gobernador plantó sobre la mesa la decisión que tienen dentro de Alternativa Federal sobre participar de una interna. Lavagna insistió con que el mejor camino es generar una candidatura de consenso. Choque de intereses.
Las diferencias radican en la mirada estratégica y en la disputa de poder que existe dentro del peronismo federal. El argumento de Lavagna para no participar de la interna está aferrado a la necesidad de evitar un desgaste durante la primera contienda electoral y fortalecer al candidato que deba enfrentarse con Macri y Cristina. "Si queremos hacer una coalición amplia con otros sectores no peronistas, no podemos imponerles la interna de Alternativa Federal. Eso implica cerrar el espacio en vez de abrirlo", analizan cerca del ex ministro de Economía.
En el pequeño esquema que, hasta el momento, tiene montado Lavagna, advierten que ninguno de los espacios políticos que se encaminan a disputar la elección va a utilizar las PASO para definir la candidatura presidencial. En Cambiemos el candidato será el presidente Mauricio Macri; en Unidad Ciudadana, si Cristina Kirchner decide presentarse, no habrá nadie que la enfrente; en la Izquierda Nicolás Del Caño y Romina Del Pla buscan cerrar un acuerdo para evitar las primarias; las candidaturas de derecha, como la que puede representar el economista José Luis Espert o el diputado salteño Alfredo Olmedo tampoco tendrán internas. "¿Para qué seguir un camino que los demás no van a tomar?", reflexionan puertas adentro del lavagnismo.
En Alternativa Federal no conciben la posibilidad de un acuerdo de ese estilo. Hay dos motivos enquistados en el planteo. El primero es que el trabajo que implicó distanciarse del kirchnerismo y generar una nueva fuerza política tuvo como protagonistas a quienes en la actualidad tienen la vocación de competir. Los que hicieron el esfuerzo de la desvinculación y comenzaron a recorrer el país presentando candidaturas ahora quieren dirimir las diferencias en las PASO. "No se pueden evitar las primarias. El andamiaje central de esta coalición que se puede formar es Alternativa Federal. (Miguel) Lifschitz, los radicales y (Margarita) Stolbizer pueden jugar con Lavagna en las PASO y ser parte de sus listas", asumió uno de los principales armadores del espacio.
El segundo motivo está atado a la intención de voto y la imagen positiva de cada dirigente. "Los números", como se suele conocer en territorio político a los resultados de la encuestas, marcan la supremacía de un candidato sobre otro. Si en el corto plazo Roberto Lavagna logra crecer exponencialmente y sacar una importante diferencia sobre Massa, Urtubey y Pichetto, la discusión se terminará intempestivamente. Si en un mes Lavagna mide 20 puntos las diferencias se disuelven. Así lo entienden en el círculo de confianza del líder del Frente Renovador y del gobernador de Salta, los dos precandidatos más instalados dentro del esquema federal. Pero si el ex ministro no crece a ese ritmo, no hay motivo para evitar las PASO. "Si la diferencia en las encuestas es mínima, vamos a pelear hasta el final", aseguraron a Infobae desde ambos sectores.
El ex ministro apuesta a crecer como la principal opción de la tercera vía y lograr que los otros precandidatos bajen sus candidaturas. A Lavagna no le preocupa una interna con Urtubey o con Pichetto, pero sí con Massa. Tiene un aprecio personal que lo une al ex intendente de Tigre y no quiere tensar la cuerda. Destaca el armado del Frente Renovador en el 2013 y lo acompañó en la candidatura presidencial del 2015. No quiere que las decisiones políticas desemboquen en el enfriamiento de un vínculo que mantiene desde hace tiempo y que prefiere conservar.
Desde las diferentes vertientes de Alternativa Federal coinciden en que la aparición de Lavagna en el escenario electoral le generó mayor visibilidad al espacio. A su desembarco le siguió el interés de Marcelo Tinelli de participar en política y el planteo público del conductor de que debe fortalecerse una tercera vía que logre ser una opción distinta a Cambiemos y el kirchnerismo. Esa sucesión de hechos le dieron visibilidad a la alternativa, volvieron a acercar al progresismo a un acuerdo con el peronismo y le permitieron al esquema federal renovar las expectativas de triunfo en la antesala del cierre de listas.
En el proyecto Lavagna hay una pata fundamental y es el espacio progresista donde confluyen Miguel Lifschitz, Margartia Stolbizer y Ricardo Alfonsín, con quien estuvo reunido ayer.
El ex ministro repite a cada lugar donde va que quiere ser el candidato de una confluencia de sectores políticos y no solo del peronismo. El límite de la heterogeneidad es Cristina Kirchner y su círculo chico más duro. Es decir, La Cámpora y los dirigentes ultra k de paladar negro. "Sumar a esta coalición a Máximo Kirchner o al "Cuervo" Larroque es como sumar a Marcos Peña. Son el corazón de proyectos políticos que cuestionamos. Es imposible", resumió un dirigente de peso en el armado político que impulsa a Lavagna como candidato.
El progresismo y Alternativa Federal esperan en las próximas semanas una señal de Martín Lousteau. En ambos sectores se entusiasman con la posibilidad de contarlo entre sus filas y hacer pie en la ciudad de Buenos Aires con un dirgente que tiene respaldo propio dentro de la capital. Si el diputado nacional se suma, la presencia radical dentro de la coalición será más importante y el sector progresista ganará amplitud y peso en la alianza con el peronismo federal. Así lo interpretan en el triangulo que forman el socialismo, el GEN y la UCR.
Los pasos que dé Lousteau son impredecibles. En el peronismo y el progresismo especulan con el lugar que pueda llegar a ocupar. En ambos lados coinciden en que el legislador está lejos de un acuerdo con Cambiemos y que las críticas permanentes al Gobierno son señales claras de un vínculo que está roto. Lousteau se siente cómodo en las filas progresistas y poner un pie en una coalición que apoye a Lavagna sería una forma de encontrar un espacio de pertenencia con proyección nacional. Especulaciones que atraviesan al progresismo en tiempo de negociaciones y definiciones.
El proyecto político de Lavagna toma forma con rapidez. Aparte de la banca política que está gestionando en el peronismo y que ya está creada en el progresismo, el ex ministro tiene el respaldo sindical de la primera línea de la CGT, sin contar a Héctor Daer, quien se acercó al kirchnerismo y pide la unidad, y del sector industrial. Además, hay sindicatos más pequeños que mostraron voluntad de acompañarlo. A esa lista, y a medida que pasen las elecciones provinciales, podrían sumarse algunos gobernadores del PJ. Por ahora solo hacen consultas subterráneas sobre los pasos a seguir del ex ministro. Ninguno se quiere quedar afuera de una alternativa que empujan con decisión desde hace más de un año.
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