El ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación, Rogelio Frigerio, se ríe de sí mismo mientras me cuenta que todos los días cumple con el ritual de saludar con un "Hola, Arturo" al busto del ex presidente radical Arturo Frondizi, ubicado en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada.
La admiración por Frondizi la heredó de su abuelo, Rogelio Julio Frigerio, principal referente del desarrollismo y fugaz Secretario de Relaciones Económico-Sociales de aquel gobierno en 1958.
El actual ministro no corrió la misma suerte que su pariente y desde hace tres años y tres meses maneja uno de los presupuestos más importantes del estado nacional (70 mil millones de pesos) y es el encargado de mantener un diálogo fluido con todos los gobernadores.
Estamos en balcón de la Casa de Gobierno y le pregunto al ministro si recuerda cuáles son los saludos más emblemáticos que se hicieron desde allí. "El de Perón, el de Alfonsín y el de Mauricio, allá por diciembre de 2015", dice Frigerio, que rememora cuando Macri bailó el día de su asunción presidencial mientras la vicepresidenta Gabriela Michetti intentaba afinar cantando "No me arrepiento de este amor" de Gilda.
"¿Querés hacer el baile?", le consulto. "No. No me sale tan bien", elude el ministro. Arranquemos entonces:
—Teniendo en cuenta lo que pasó recientemente en Córdoba con la ruptura de Cambiemos, a los radicales ¿les gustan más las internas que a Nicolás Dujovne halagar a Christine Lagarde?
—(Risas) Hay un mito sobre eso ¿no? La verdad es que, salvo en Córdoba, hemos logrado cerrar el resto de las candidaturas en las 22 jurisdicciones del país sin internas. Y por supuesto nuestros socios -en este caso el radicalismo- han sido partícipes de estas negociaciones precisamente para lograr el consenso y no ir a una interna.
—Primero el pedido para ir a una PASO presidencial, después que el candidato a vicepresidente sea radical. ¿Los radicales se les están parando de manos?
—Está bien que así sea, está bueno que quieran tener cada vez más participación. No me parece un mal síntoma ese. Me parece que el querer participar de alguna manera también es querer involucrarse en la marcha del Gobierno.
—¿La irrupción de Roberto Lavagna como candidato en el escenario político los desvela como a Guillermo Barros Schelotto cuando recuerda "y va el tercero, y va el tercero, y va el tercero, y gol de River, gol de River"?
—Creo que está bueno que dirigentes con experiencia como Lavagna quieran participar, quieran tener su oportunidad. Está bueno que se construya una oposición en la Argentina con la cual uno pueda coincidir en cuestiones básicas, sobre todo en valores que tengan que ver con lo institucional.
—Estuve haciendo un análisis de cuáles son las palabras que más usás: "Gobernadores, obras públicas, agua, cloacas, la gente, kirchnerismo, corrupción, Cambiemos, expectativas, difícil y no es fácil".
—(Risas) "No es fácil", esa la uso mucho.
—¿Te animás a un "Rogelio for kids"?
—No sé qué es pero me animo.
—En una entrevista en 2015 dijiste que si Macri llegaba a la presidencia de la Nación no iban a hacer más ajuste ni devaluación. Lo hicieron, ¿cómo le explicás esto a niñitos y niñitas de seis años?
—Dejame tratar de corregir un poco la pregunta, porque nosotros no devaluamos la moneda. Hoy tenemos un tipo de cambio libre, que es una novedad en la Argentina, y es una novedad que hay que sostener. Ojalá los gobiernos que nos sucedan sostengan el tipo de cambio libre.
-Muy bien. ¿Y lo podés explicar para niñitos entonces?
-Ustedes saben chicos que a veces las cosas no vienen como uno quiere que vengan, o no pasa lo que uno quiere que pase. La Argentina, hasta abril del año pasado, venía creciendo. Pero en ese mes del año pasado vino un shock de afuera y nos obligó a que tuviéramos que hacer más rápido las cosas, aunque nuestra idea original era acomodarlas lentamente. Y bueno, por suerte pudimos sancionar, por primera vez en mucho tiempo, un presupuesto equilibrado. ¿Qué quiere decir un presupuesto equilibrado? Que lo que ingresa en el Estado alcance a pagar los gastos del Estado. Eso que parece algo muy básico, no ocurría en la Argentina prácticamente en los últimos 70 años. Pero nosotros creemos que es el camino correcto, como tiene que hacer o intentar hacer cada uno en su propia realidad.
—Menos mal que sos ministro del Interior y no maestro jardinero, ¿no?
—¿Vos decís que no entendieron nada? (Risas)
—¿Se va a suspender alguna obra pública en ejecución por el ajuste?
—No. Nosotros logramos en una difícil discusión presupuestaria del año pasado, asegurar el financiamiento de todas las obras que tenemos en marcha, que son muchas y que además tienen una distribución muy federal.
—¿Cuáles son tus contactos de Whatsapp más frecuentes?
—Mi mujer y Marcos Peña.
—¿Marcos te quema mucho la cabeza?
—(Risas) No. Trabajamos juntos, está bien que sea así.
—Vamos con la pregunta emoji. Únicamente me podés responder con emojis, no podés utilizar palabras. Hace casi dos años, Carlos Melconian, ex presidente del Banco Nación, dijo "ojo que se puede ir todo a la mierda" ¿Cuán vigente está esta advertencia?
El ministro piensa unos segundos y mientras sonríe pícaramente, me envía la siguiente respuesta a mi celular:
—¿Es un "por favor que no"?
—No, no se va a ir a la mierda, estamos trabajando para eso.
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