A 27 años del atentado a la embajada de Israel, el ex jefe del Mossad, Shabtai Shavit, admitió que el ataque los tomó por sorpresa y aseguró tener pruebas "muy sólidas" de que los perpetradores "fueron miembros de Hezbollah".
Shavit lideró el servicio de inteligencia israelí entre 1989 y 1996, lo que lo vuelve una de las personas más autorizadas para hablar sobre los atentados a la embajada y a la AMIA.
A modo de autocrítica, Shavit comenzó por reconocer que el atentado del 17 de marzo de 1992 "fue una sorpresa". Según explicó, la prioridad para el aparato de inteligencia se su país había sido siempre "cubrir el Medio Oriente", por lo tanto "el factor distancia" jugó un rol importante en la falta de anticipación.
Asimismo, señaló que el primer ataque "fue en represalia" por el asesinato del cofundador y líder de Hezbollah, Abbas Al Moussawi, quien fue alcanzado por misiles israelíes en el sur del Líbano el 16 de febrero de 1992.
"Por supuesto que tuvimos en cuenta las posibilidades de una represalia, pero no necesariamente tan lejos en Sudamérica. La sorpresa fue que eligieron ir tan lejos y perpetrar esta represalia contra la embajada de Israel y luego contra el centro comunitario judío (AMIA), muy lejos del frente real", explicó en un reportaje realizado por el periodista Damián Pachter para el canal i24news.
Shavit reconoció que les llevó "varios años reconstruir esos dos eventos (los atentados)" pero aseguró tener pruebas "muy sólidas" de que los perpetradores fueron miembros del Hezbollah y que contaron con una "extensa colaboración" de la embajada de Irán en Argentina.
Y agregó: "Sabemos con certeza que la embajada iraní utilizó su inmunidad diplomática para introducir en el país el equipamiento, pasaportes y armas que luego sirvieron a los perpetradores para ejecutar el acto terrorista. También logramos establecer que el punto desde donde salieron los terroristas para realizar los ataques fue en Paraguay".
Por otro lado, recordó que por aquel entonces el presidente argentino "era un señor de origen sirio" y afirmó "que la lengua principal hablada dentro del palacio presidencial era el árabe, no el español".
Según su visión, esto demostraría "el profundo involucramiento de los árabes en distintos aspectos de la vida en Argentina, pero también en otros países del continente".
En el atentado a la embajada murieron 22 personas y hubo 242 heridos. Hasta el momento, la Corte Suprema, que lleva adelante la causa, no detuvo a ninguno de los responsables.