Macri, la fractura cordobesa y el escaso margen para el error político

El Presidente dijo que la evolución de la economía está atada a que se “despejen” dudas sobre el panorama político. Le apunta a Cristina. Pero también admite los costos potenciales de las internas. Busca minimizar esos efectos, tras el “alivio” neuquino

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En una semana con chances de que la política le ganara algo de terreno a la economía, el Gobierno apenas contiene el malestar -condimentado con preocupación real- por el desenlace de fractura interna en el frente cordobés. Mauricio Macri no es ajeno a ese clima, pero trata de bajarle intensidad y de empezar a armar un discurso que lo lastime lo menos posible políticamente y que cierre las puertas a mayores sacudones internos que sólo podrían sumar incertidumbre. Ese es el punto que realmente inquieta y explica que el Presidente haya hablado del tema, en compañía del radical Gerardo Morales.

Macri encadenó de hecho los dos puntos centrales del análisis en el círculo presidencial, además de lamentar el final de fractura entre Mario Negri –acompañado por el macrista Héctor Baldassi y el más difícil de encasillar Luis Juez- y Ramón Mestre, que irá formalmente con los colores radicales. Dijo ayer en Jujuy que la economía iría recuperando volumen en la medida que se despejen las dudas sobre el futuro político. Por supuesto, le apunta especialmente al kirchnerismo. Pero busca restarle los propios ingredientes negativos a ese cuadro, sobre todo pero no únicamente electoral: habló de la disputa doméstica que no pudo eludirse en Córdoba y que termina con dos candidatos del "mismo espacio".

La referencia cuidadosa a los dos candidatos asoma estudiada, aunque no salda el tema, según admitían en el Gobierno. No hay equidistancia cuando se habla fuera de micrófono. Macri no entraría personalmente en la pelea, pero sigue siendo clara la apuesta por Negri, valorado a pesar de los roces y posiciones críticas en la relación del bloque de diputados y de la UCR en general con el Gobierno. ¿Por qué entonces los cuidados?

Ramón Mestre y Mario Negri se enfrentarán en Córdoba
Ramón Mestre y Mario Negri se enfrentarán en Córdoba

En primer lugar, por la necesidad de exhibir una afirmación de la sociedad política entre el macrismo, el radicalismo y la Coalición Cívica. Los esfuerzos y gestiones para asegurar el frente interno anotaron varios capítulos con Elisa Carrió. También con la UCR: el último, público, fue otra vez por las tarifas como exponente de un clima interno que contempla además los tironeos con sectores críticos y otros más rupturistas.

En esa línea se anotaron las negociaciones que marcaron el inicio del año y que dejaron como resultado el cierre de acuerdos para evitar primarias en todos los distritos críticos: Santa Fe fue el más notable de esa lista. Macri se encargó de señalarlo en contraposición con el caso cordobés, para exponerlo como excepción. Claro que se trata del segundo distrito electoral del país y que, además, podría mezclarse con un pulseada mayor en la interna radical: el punto es empujar o no un candidato propio en las PASO nacionales. Eso se vería a fines de abril o principios de mayo.

El cuidado personal de Macri se traduciría, en palabras de fuentes del Gobierno, en un múltiple y nada sencillo juego: preservarse en la pelea de Córdoba, tratar de colocarse por encima y sumar como propio lo que aporte cada candidato, y evitar mayores tensiones en la UCR.

El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti

Algunos, con ideas menos sensatas, consideran que hasta se podría amortiguar el resultado que asoma en las encuestas: Juan Schiaretti marcha primero y la división de Cambiemos terminaría de allanarle el camino. Macri tiene un trabajado buen vínculo con el gobernador cordobés, pero la hipótesis del "alivio", como ocurrió en Neuquén, tendría pocos nexos con la realidad.

Las diferencias son notorias: en el caso de Neuquén –más como cortinado nacional que por la experiencia de la provincia-, se especulaba con una pelea fuerte entre el gobernador Omar Gutiérrez y Ramón Rioseco, al frente de un peronismo unificado con hegemonía kirchnerista. El error de evaluación de Cristina Fernández de Kirchner –que ha generado pase de facturas en su entorno- y su respaldo explícito a Rioseco potenciaron ese cálculo, sepultado por los resultados. El radical Horacio Pechi Quiroga salió tercero, pero la derrota kirchnerista y el vínculo del gobernador con el Presidente morigeraron el impacto de esa caída y distendieron el clima político, que había contagiado también al mundo empresarial.

El gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez
El gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez

El cuadro cordobés es otro. Es cierto que Schiaretti mantiene una buena relación con el Presidente. También, que se trata de la provincia que mejores números electorales le aportó a Macri. Pero allí, el kirchnerismo tiene escaso peso y no hay chances de unidad con el sello de la ex presidente: el gobernador es quizá el referente más sólido en el armado del PJ federal.

En las filas de Negri señalan que está por verse cómo reaccionan los votantes de la provincia frente a la división de Cambiemos. Se basan en encuestas coincidentes previas a la fractura: muestran a Negri por encima de Mestre, detrás de Schiaretti. ¿El voto se mantendrá dividido entre el jefe del bloque de diputados y el intendente corodobés? ¿O se irá inclinando por el candidato mejor posicionado para darle pelea al peronismo, en un final más polarizado? La idea del "voto útil" no es patrimonio neuquino.

En el Gobierno esperan ahora ver cómo impacta realmente la división en la provincia. Descartan que el caso cordobés haya desteñido rápidamente el efecto de la elección neuquina en términos de "alivio" para la política y el empresariado. Son hechos diferentes, sin dudas. Con todo, los márgenes para los errores o costos propios son mínimos: esos márgenes, precisamente, son impuestos por una economía que ya tiene de sobra con lo suyo. No necesita nada extra que la complique.

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