Raúl Alfonsín, el hombre que casi no festejaba su cumpleaños y por quien hoy los radicales celebran el Día del Militante

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El ex presidente Alfonsín durante
El ex presidente Alfonsín durante el acto por los 20 años de la restauración de la democracia (NA)

Raúl Alfonsín era un hombre pragmático que no siempre festejaba su cumpleaños. La política mantiene a quienes la ejercen lejos de su casa. Cuando no estaba en alguna actividad recibía a comer a sus hijos, a los que pudieran estar, en su departamento. En ocasiones iban a un restaurante que ya no existe, "El Placita", sobre la calle Rodríguez Peña entre Santa Fe y Marcelo T. de Alvear, a la vuelta de su departamento. Casi siempre pedía un plato simple (le encantaba el pastel de papas, por ejemplo), o su favorito: tallarines a la parisienne. Si eran muchos elegía por el resto de la mesa: "Tallarines a la parisienne para todos", pedía. Y listo.

Uno de sus últimos cumpleaños lo pasó en España, invitado por el Club de Madrid donde compartía un espacio de debate con otros ex presidentes como el chileno Ricardo Lagos. Coincidió en ese viaje con su ex ministro de Economía, del grupo de jóvenes que contribuyeron a su triunfo en el 83, Jesús Rodríguez. Becado por la Fundación Carolina, el ex diputado visitaba el Instituto Complutense de Estudios Internacionales y fue a escuchar la disertación del ex presidente argentino justo un 12 de marzo. Después se fueron a comer acompañados por uno de los hijos de Alfonsín.

1983. Asunción Presidencial de Raúl
1983. Asunción Presidencial de Raúl Alfonsín (NA)

A casi diez años de su muerte, ocurrida el 31 de marzo del 2009, los radicales celebran el Día de la Militancia en el que hubiera sido el 92 aniversario del 'padre de la Democracia'. Precisamente el año pasado, en diciembre, recibió decenas de homenajes al cumplirse 35 años de la vuelta de la democracia. Y ahora la Fundación Alem, bajo la presidencia de Lilita Puig y con el impuso de Jesús Rodríguez, después de mucho trabajo de investigación, pone online una web con fotos inéditas, afiches, tapas de diarios, discursos completos, artículos periodísticos escritos por Alfonsín y los libros que sobre él se han publicado. "Fue un gran esfuerzo de mucha gente", anticipa Rodríguez.

Si viviera Alfonsín, ¿qué se le regalaría? Camisas, remeras, cintos y libros, recuerda su hijo Ricardo. Pero aclara: "Ropa sin marcas". Y cuenta a Infobae una anécdota sobre el primer cumpleaños de Alfonsín como presidente, en 1984. Su esposa, Cecilia, compró una remera para su suegro que en el pecho tenía una pequeña marca de industria nacional. Nunca la usó en público. Cuando Ricardo le entregó el obsequio su padre lo reprendió: "Hijo, no puedo andar con marcas, imaginate si me sacan una foto…".

La Biblioteca de Alfonsín que
La Biblioteca de Alfonsín que donó su familia (Prensa: BNMM)

Con los libros no había problemas. Alfonsín eran un gran lector. Los tenía clasificados y divididos. La literatura estaba en su casa de Chascomús y en cambio los libros de política, ensayos, filosofía, economía, en el quinto piso del departamento de la Avenida Santa Fe donde tenía su oficina.

En ese piso durante el año pasado trabajó un equipo de la Biblioteca Nacional liderado por Andrés Boiero, jefe del Departamento de Desarrollo. Aunque todo estaba muy bien clasificado se trabajó mucho en el lugar para llevar 3.500 volúmenes donados por la familia del ex presidente ya ordenados, en cajas, a la Biblioteca de la calle Agüero. Allí, en el primer piso, próximamente se exhibirá el escritorio y algunos objetos personales junto con sus libros que luego quedarán como material de consulta en el archivo. El resto del material donado, documentos de la gestión de Alfonsín, fueron enviados al Museo de la Casa Rosada y a la Secretaría General. Una parte de esa donación ya fue exhibida en diciembre en la muestra que inauguró el presidente Mauricio Macri. Otra parte está por ser entregada por la familia que la dejará en custodia del Estado nacional.

El escritorio de Alfonsín será
El escritorio de Alfonsín será exhibido próximamente en la Biblioteca Nacional (Prensa: BNMM)

Después de que retiraron todos los libros, documentos y objetos de Alfonsín el departamento, que no era suyo, fue vendido. Y donde vivía junto a su esposa María Lorenza, el contrafrente del octavo piso donde falleció en el 2009, hoy vive una de sus hijas.

En la casa de Chascomús, donde formó su familia y tuvo a sus seis hijos, donde se quedó durante la dictadura ejerciendo el derecho, todo sigue tal cual como estaba cuando él vivía aunque sólo iba ocasionalmente. Desde que murió nadie entra a la casa excepto el cuidador. Allí hay otra biblioteca con libros, casi todo literatura.

Alfonsín era tan caballero y cálido como implacable. Cuando sus tres hijos y sus tres hijas eran chicos les estimulaba la lectura y les proponía todos esos ejemplares de literatura. Si los veía leyendo historietas se las quitaba y las rompía. "La macana es que muchas veces eran prestadas", se ríe Ricardo Alfonsín cuando lo revela. Su padre sólo les permitía leer las revistas de Vidas Ejemplares; todas las demás historietas las rompía o se los cambiaba por Chesterton, Miguel de Unamuno, Pérez Galdós, José Ingenieros, clásicos argentinos o hasta las obras completas de Shakespeare, libros que siguen en los mismos estantes de la ciudad donde nació en 1927 y donde la Asociación Amigos de Raúl Alfonsín planea abrir algún día un museo.

El ex presidente Alfonsín dejó el gobierno antes de tiempo. El manejo de la economía y las leyes de Obediencia y Punto Final fueron algunos de los temas que más críticas le merecieron. También el Pacto de Olivos con Carlos Menem. "Sólo si estuviéramos locos los argentinos le daríamos la reelección a Menem", había dicho un año antes de acordar el Núcleo Básico de Coincidencias para convocar a  una Convención Nacional Constituyente de la que participó.

Sin embargo a 35 años de haber sido electo presidente, tras tres décadas y media de democracia ininterrumpida, es tal vez el único que permanece por sobre la grieta. Antes de morir lo homenajeó en la Casa Rosada Cristina Kirchner. Y el año pasado lo hizo Mauricio Macri que dijo sobre él: "Es fuente de inspiración para construir una Argentina más justa".

El 1° de diciembre de 1985, en un discurso que dio ante el plenario de delegados del Comité Nacional, convocó a una convergencia democrática: "La construcción de una sociedad requiere escapar de las pujas salvajes y de la lucha de todos contra todos, a través de un pacto social entre los actores. Pero ese pacto sólo puede lograrse de verdad cuando un gran objetivo nacional lo exige y legitima".

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