Internet y elecciones: cómo las redes sociales irrumpen en la comunicación política

El consultor español Antoni Gutiérrez Rubí expuso en el seminario de estrategia de campañas electorales de la George Washington University

Antoni Gutiérrez Rubí, asesor español de comunicación que trabajó con Cristina Kirchner en 2017 y que ahora ayuda a Sergio Massa, expuso en la primera jornada del Seminario de Estrategia de Campañas Electorales que se lleva a cabo en la George Washington University. La charla estuvo centrada en la irrupción de las redes sociales en la comunicación política y la conformación de los partidos políticos.

Al comienzo, brindó datos sobre la cantidad de gente que usa dispositivos con acceso a internet y la cantidad de tráfico que se genera. Por ejemplo, explicó que cada segundo se comparten 37.669 GB y que, según Cisco, en 2022 se creará más tráfico que en los últimos 32 años ya que el 60% de la población mundial usará internet, habrá más de 28 mil millones de dispositivos conectados y un tráfico IP de 396 exabytes mensuales.

Luego analizó el caso de las grandes empresas sobre tecnología y a su crecimiento en los últimos años que, acorde a su visión, se debe a "su gratuidad y a la oferta de servicios sin barreras económicas". Un dato que destaca es que la vida media de las grandes empresas ha pasado de 65 a 15 años.

Asimismo, enumeró los cinco elementos para entender el éxito de plataformas como Facebook o Google: necesidades destacadas, simplificación, centralización, escalables y que venden experiencias.

"Nuestros comportamientos digitales van dejando un rastro, una huella digital, en forma de datos que son la principal fuente de ingresos de las grandes tecnológicas. Google, por ejemplo, sabe qué buscamos, a qué hora lo buscamos, desde dónde lo buscamos, etc. Y solo buscamos algo cuando nos interesa", sostuvo.

Y agregó: "La actividad en las redes (publicaciones, conversaciones, comunidades…) genera una enorme masa de información sobre quiénes somos, qué pensamos, con quiénes nos relacionamos y más".

A raíz de esto, aborda la importancia de que los políticos exploten su comunicación a través de internet explicando que "la gente se ha ido a vivir a las redes" y que "hemos pasado de la sociedad del código postal a la sociedad del código IP, de los followers, de los contactos; de la comunidad de vecinos a la comunidad de cosas y temas de interés".

"El poder está cambiando de manos y de forma. La democracia de los cuatro años sucumbe a la demanda de los cuatro segundos. La lucha por la atención (y no por la información) destroza la política basada en argumentos y conocimientos. Líderes que ya no se reúnen, sino que hablan ―y gobiernan― por WhatsApp", resumió.

Luego, hizo una diferenciación entre el poder cívico y los partidos políticos: "En un contexto en el que los partidos políticos tienen una muy mala imagen y los ciudadanos confían poco o nada en política, el debate sobre qué modelo de partido, para qué tipo de política y qué tipo de compromiso político está en auge. Los movimientos cívicos son útiles para movilizar, para hacer activismo. Como ciudadanos, no como partidos. Por eso funcionan. La diferencia fundamental es que un partido tiene la finalidad de obtener representación en el poder político. En cambio, la meta de un movimiento es luchar por determinados objetivos sociales, tratando de convencer a los ciudadanos".

Y lo relacionó con internet: "Se ha convertido en un ecosistema dinámico y fértil para la participación ciudadana; y no únicamente porque aporta nuevas posibilidades a las metodologías tradicionales, sino porque genera dinámicas propias a través de sus participantes. El concepto tecnopolítica alude al uso táctico y estratégico de las herramientas digitales en la organización, comunicación y acción colectivas".

Sobre esto, completó: "Es el paradigma que permite a la política formal renovar su relación con la ciudadanía y establecer lazos de conexión directa, sin intermediarios, y adaptar la comunicación institucional ortodoxa a nuevos lenguajes y canales".

Otro punto importante fue el rol de las emociones. Aquí, afirmó que "la política de las emociones es entender que nuestro cerebro piensa lo que siente" y que "el mundo rico de las emociones, de las sensaciones, de las percepciones aporta mucha información cognitiva, aunque no lo sepamos, aunque no seamos conscientes".

Antoni Gutiérrez-Rubí

"El político debe construir un relato capaz de movilizar a los ciudadanos y de vincularlos emocionalmente con el proyecto que lidera. Las emociones juegan un papel primordial. Es por ello que, en la arena política, estas están empezando a ser valoradas y concebidas como un vehículo decisivo a la hora de generar sentimientos de mayor impacto en la transmisión de mensajes", sentenció Rubí.

Al final de la charla, ser refirió al rol de los consultores: "Tenemos que ayudar a comprender el entorno a los candidatos, candidatas u organizaciones para las que trabajamos. Asesorar es entender, comprender. Es la enorme distancia que hay entre ver y mirar, entre oír y escuchar".

Y concluyó: "La comunicación política y electoral se enfrenta a un desafío creciente. El humor social y la inflamación emocional de nuestras sociedades introducen serios retos para entender a nuestros electores. Estamos en un momento altamente voluble e incierto. Entender las emociones profundas, comprender los miedos, atender las sensibilidades. No hay otro camino si se quiere que la política democrática pueda canalizar los humores sociales en objetivos políticos".